Catorce

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Dos semanas después

Nueva Delhi, India

POV Pablo

El atardecer está cayendo poco a poco. Miro a la gente pasar despreocupados. No piensan en nada, o quizás es forma de huir por unos momentos de ellos, a diferencia mía.

Por más que estoy a cientos, quizás miles, de kilómetros lejos de mi hogar, no dejo de pensar en Aimeé, aquella mujer que se llevó al Pablo que le importaba un bledo todo. Aquel hombre que se la pasaba de mujer en mujer, de cama en cama. La que me hizo pensar en que todo es pasajero y que no podemos regresar el tiempo atrás para recuperar lo perdido. Por eso estoy aquí.

Camino por unos jardines que me muestran su máximo esplendor, llenándome de paz y calma. Sí, debo regresar a Málaga a hablar con mi familia, debo dar el primer paso... necesito conectarme.

—Señor... —me interrumpe un hombre— lo lamento por interrumpir, pero tenemos que cerrar.

Me encanta estar aquí, andando al anochecer. Sin paparazis que me hagan enloquecer pues tratan de buscar cualquier cosa para ponerme en los titulares de las revistas y programas de chismes. Se siente tan bien estar con mis audífonos puestos y escuchando Coldplay, Imagine Dragons, Joaquín Sabina u otros artistas que me han fascinado. A pesar de que me siento solo, estoy viendo como aquellos pedazos que estaban regados por todo mi ser se unen. Mi corazón se está reconstruyendo y me hace estar bien conmigo.

Cuando le dije a Salvador que iba a estar una temporada en India casi pega el grito en el cielo. Decía que estaba loco por ello, que no mido las consecuencias de mis actos al arriesgarme a ir a un país donde nadie o muy pocas personas me conocen, pero después de decirle que estoy aquí con el propósito de encontrar paz para regresar con mi familia, me felicitó por ello.

Me contó de una mujer que Casilda encontró en una carretera a las afueras de Málaga. Dice que se ve muy frágil. Eso sí, no sabe que está acogida por la familia Moreno de Alborán. Han ocultado sus apellidos además casi no hablan de mí. Y, aunque por una parte me entristece, estoy aliviado de que no sepa de mi existencia, quizás eso la pueda incomodar. Quedé de hablar con él dentro de un mes.

De pronto recordé esa noche que estuve hablando con ella frente al mar. La sensación que tenía mientras estaba tumbado en la arena es la misma que siento ahora. Estoy en paz. Recuerdo sentir su cuerpo contra el mío, mis brazos rodeando su cintura y su cabeza en mi pecho.

No puedo dejar de pensar en ella.

Me muero por volver a verla.

Es mejor que vaya a descansar, mañana será un largo día.

Málaga

POV Aimeé

—¡Wow! —exclama Helena al tomar un bocado de pasta— ¡Está exquisito!

—Muchas gracias —respondo con una sonrisa.

Dos semanas... he estado este tiempo con aquella familia. Casilda se ha desahogado conmigo sobre su relación con su hermano, del que aún no logro conocer su nombre. Le he aconsejado que vaya hacia donde esté y que hablen, lo necesitan ambos, en realidad, todos.

Las niñas me tratan como si fuese una más de la familia, al igual que todos, pero de cierta forma es como si aliviase el dolor de que su tío no esté.

He empezado a trabajar como cocinera en un exclusivo restaurante italiano. La paga es muy buena, además de que me sirve de experiencia para ampliar mis conocimientos. El chef ejecutivo está muy contento con mi trabajo y dedicación, dice que me recomendará a un restaurante en Madrid, a lo mejor aspire a ascender.

He querido compensar lo que me han dado la familia Moreno con parte de mi paga. Pero Helena ha dicho que no, que es mejor que lo ahorre para que cuando decida irme.

—No cabe duda que serás la mejor del restaurante.

—Pues de momento estoy así, como cocinera pero el chef a cargo está muy feliz de lo que hago.

—Me alegro mucho —me abraza y siento la calidez de una madre... mi madre, la que tanta falta me hace. Una lágrima ronda por mis mejillas. Me aparta de ella y me mira a los ojos— ¿Qué pasa chiquilla?

—Es que... recordé a mi madre... ella... Discutí con ella hace tiempo y desde ese entonces no hemos vuelto a hablar.

—¿Y no deberías hacer algo para acercarte a ella?

—Lo he hecho, en realidad, desde que estaba en Barcelona he tratado pero no se ha podido y bueno...

—Entiendo. Creo que soy la menos indicada para aconsejar esto pero... deberías volver a intentarlo.

—Entonces permítame decirle lo mismo. Helena, sus nietas están muy tristes por no poder ver a su tío. Debes considerar hablar con él, Casilda ha decidido a hablar con él.

—Es que...

—A pesar de sus diferencias, tienen que resolverlas... por el bien de sus sobrinas, se lo pido.

—Gracias por decirlo. De todas formas, hasta donde sé, mi hijo no está en España.

La miro completamente sorprendida. Pero también noto la tristeza en su voz. Otra vez mi mente regresa a los recuerdos de... Pablo... no... ellos no pueden serlo ¿O sí?

—Helena... yo... quiero hacerte una pregunta y... me gustaría que fuese sincera.

—Está bien dime lo que quieras.

—Su hijo.... ¿Se llama Pablo?

—Sí.

—¿Pablo Moreno de Alborán Ferrándiz?

Ella se queda callada, pero no hace falta decir palabra alguna. Es claro que estoy conviviendo con su familia, sus sobrinas, sus hermanos, sus padres. Él... ¿Entonces sabe sobre mí? Nerviosa, empiezo a caminar por la cocina, me siento desesperada.

—Necesito hablar con Salvador. No puede decirle que fue a mí a quien salvaron.

—Hija... ¿De qué hablas? ¿Qué tiene que ver mi hijo con todo esto?

—Soy prima de Lolo, estuve con ellos en el final de gira. Conozco a Pablo.

—¿Qué?

—Y está mal, no soporta el estar lejos de ustedes, por más que se diga lo contrario. Él los extraña a todos.... Quiere reconciliarse con ustedes, pero no sabe cómo.

—Entonces... ¿Por qué no ha vuelto?

—Porque necesita paz, estabilidad emocional. Él dejó de amar a una persona y es claro que las cosas debieron ser tan fuertes que perdió esas ganas de volver a vivir ese sentimiento —me mira dolida, como si tocase un tema tabú, pero esto tiene que dejar de serlo—. No sé qué más haya sucedido pero les puedo decir que él desea volver a verlos y yo les suplico una cosa.

—Le preguntaré a Salva de esto... ¿Qué es lo que necesitas?

—Que él no sepa de que soy yo a quien salvaron. No puede enterarse por ningún motivo.

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