Cuarenta y siete

261 23 3
                                    

Déjame ser tu refugio, déjame que yo te ayudo

Aguantémonos la vida, te recuerdo si lo olvidas

Ciudad de México

POV Pablo

Los grandes ventanales del hotel dan vista a la maravillosa ciudad que tengo frente a mis ojos. Es la primera parada y ya siento ganas de volver a casa. Extraño a mis amigos, a mi familia y a mi... novia.

Despedirme de ella fue difícil. Aún cuando ya habíamos resuelto lo de Marco, mis impulsos de avanzar un poco más, a pesar de que ella lo quería, estaban tomando control de mí, pero mi voluntad de hacer las cosas bien, predominó. Ojalá todo sea diferente a mi regreso.

La echo de menos. Necesito abrazarla, besarla, sentirla cerca de mí; está ansiedad por adorarla cada milímetro de su piel me está matando. Sé que quizás falte mucho por enfrentar antes de entregarse a mí y yo estoy más que dispuesto a esperarla.

La gira sería un martirio.

Son las tres de la tarde, las diez de la noche en España, quizás sea un buen momento para hablarle. Me siento muy solo entre estas paredes y anhelo escuchar su voz.

—¿Hola? —pregunta somnolienta. Sonrío por la ternura que me causa.

—Lo siento ¿Estabas durmiendo, preciosa?

—¡Pablo! —exclama—, no te preocupes por eso. Qué bueno que llamas... te extraño mucho.

—Yo también —respondo apenado—, quería escucharte. Apenas llevamos unos días separados y no sé si lo soportaré.

Estoy hablando como un auténtico loco enamorado, y quizás esté muy cursi, pero no me importa. Además ella también me extraña, así que el resto del mundo se puede ir al carajo.

—No exageres, sé que podrás. La prensa aquí este diciendo cosas muy buenas de Terral, ya he comprado mi disco en físico.

—¿Tú puedes? —ignoro el resto del comentario.

—Me cuesta, porque... me he acostumbrado a tus besos y abrazos, pero pienso en que la próxima vez que nos veamos estaré segura de entregarme a ti.

—De todas maneras, puedas o no, yo te esperaré.

—Lo sé y por eso estoy segura contigo. Gracias por siempre ser tan comprensivo.

Hablamos un poco más sobre las entrevistas que he tenido, cómo he podido aguantar los cambios de horario y clima. Ella me cuenta sobre su día y también sobre las sesiones que tiene con su psicóloga.

Se siente tan bien que, a pesar de los miles de kilómetros de distancia, esté en paz con tan solo escuchar su voz.

Tengo tantas esperanzas como ella, sí. Superaremos nuestros obstáculos y seremos mucho mejores que aquel Pablo y aquella Aimeé que se conocieron en Barcelona.

Madrid

POV Aimeé

—Tienen comunicación, eso me agrada mucho —comenta Gaby—, además es importante que tengas esa confianza con él, te hace más fácil la idea de tener sexo.

Aún cuando no es mi terapeuta, me da consejos sobre mi relación con Pablo. Me siento bien contándole cosas más intimas a ella, supongo que es por el tiempo que estuvo trabajando conmigo o porque fue recomendación de Casi.

—Lo sé, pero es mucho más que confianza, Gaby. Es que lo extraño ¿Sabes? Quiero estar con él, aunque sea abrazados.

—Pero Pablo es un hombre activo, tienen que llegar a ese punto, amiga. Te tienes que hacer a la idea, porque un mes pasa rápido y cuando él regrese a España, va a ser un momento decisivo.

—Y tengo miedo —replico— ya sé que he dicho esto hasta el cansancio pero es que...

—Te importa lo que él opine al respecto —sentencia, toma un sorbo de su café y luego me mira intensamente— ¿Recuerdas cuando Marco te besó?

—Sí... ¿Qué tiene que ver eso?

—Fácil ¿Qué fué lo que sentiste con él? —meneo la cabeza, negativamente— ¿Te imaginas ir a la cama con él?

—¡No! Para mí es solo un amigo más, al que quiero mucho y... bueno, no me sentiría cómoda con él. No en ese modo.

—Negaste, pero no dijiste palabra ¿Acaso crees que besa mejor que tu novio?

—Por supuesto que no, Pablo besa mejor, además con él si me siento cómoda. No sé si es por el pasado que tenemos en común o por el hecho de que quizás, sentía algo por él antes.

—Tal vez, hay veces que no podemos reconocer nuestras propios sentimientos, por eso te voy a pedir que hagas un ejercicio, quiero que cierres los ojos y recuerdes al Pablo del pasado; cómparalo con el Pablo actual y encuentra las semejanzas. Cuando lo hagas, te darás cuenta del porqué te sientes cómoda. Luego te diré que hagas otra cosa —la miro escéptica— anda, confía en mí.

Cierro los ojos; recuerdo nuestro primer encuentro, en lo amable que fue conmigo, sobre la manera en la que me defendió de Daniel, en las conversaciones que tuvimos esa vez en la playa y que fui testigo de su fragilidad. En lo cálido que era su cuerpo al abrazarme, los latidos de su corazón. Y de pronto, recuerdo al Pablo de ahora, en que sigue siendo dulce conmigo, en que me ha apoyado desde que supo lo que pasó y al que le duele mi pasado. Seguimos hablando tan cómodamente y sus abrazos...

Cuando abro los ojos, veo a Gabriela con una gran sonrisa.

—A veces primero tienen que pasar los ogros, para valorar más al príncipe, creo que sólo habían dos personas que no se daban cuenta de que tú no podrías querer a nadie más.... Además, la cara que tenías cuando estabas recordando es demasiado linda ¿Quieres decirlo tú o tendré que hacerlo yo?

—No, para nada... es que yo lo sospechaba, pero no creí que fuera desde el principio.

—Has pasado por tanto... y ahora mereces ser feliz. En la noche, quiero que te hagas la misma pregunta que yo te hice con Marco, o bueno... la replanteo ¿Cómo sería hacer el amor con él? —me sonrojo— no, no me la respondas. Que quede eso en ti. Pero... cuando hay sentimientos, las cosas se hacen más fáciles.

Después pasamos a otros temas, se nos pasaron los minutos hasta que me di cuenta de que mi descanso había terminado y tuve que regresar corriendo a las cocinas. El corazón ahora me late diferente, es como si me hubieran quitado la venda de los ojos.

—¿Aimeé? —me llama José— no te distraigas. Estás muy sonriente el día de hoy.

—Lo siento, es que... me enteré de algo muy bueno.

—Vaya, felicidades —le agradezco y regreso a mi trabajo, sí, es algo muy bueno.

Cuando no creía necesitarlo, estuvo, cuando más me empezaba a hacer falta, me acompañó. Decidió ayudarme a curarme de mis heridas a costa de sus sentimientos y por fin puedo corresponderle, no... por fin lo pude sentir. Se convirtió en mi refugio sin saberlo, lo sigue siendo solo que ahora, mis sentimientos han cambiado y ya no tengo más miedo. Lo amo.

Cuántas cosas han pasado y ya no hay miedo de decir
Te amo





N/A: Es cortito, lo sé... pero es para darle paso al mini drama (?) siguiente y después... hace mucho tiempo que no vomitaba arcoiris.

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora