Treinta y seis

254 25 4
                                    

Varios días después.

México.

POV Pablo

—¡Por fin! ¡La última parada de la agenda! —exclamo dejando mi maleta a un costado de la cama y mi cuerpo cayendo en ella.

Casi dos semanas en América, visitando cada país que agendaron, yendo a las estaciones de radio, a los shows de televisión. Confirmaciones, compromisos, ha sido mucho el estrés que hemos tenido que pasar. Pero al final del camino, las cosas se resuelven y además nos damos un tiempo para conocer las ciudades que vamos.

A pesar de todo ese ajetreo, no dejo de pensar en Aimeé. Me habla de vez en cuando pues, según sus palabras, no quiere molestarle si tengo algún evento ya que es mala para los cambios de horario, pero esa es mi parte favorita del día. Aun estando enmedio del caos, escuchar su voz me devuelve a la tierra, me calma.

Y así es como me di cuenta qué tan locamente enamorado estoy de ella. Tan así, que aceptaré ser su alguien. Al menos tendré el privilegio de besarla.

Las ganas de descansar son tantas que poco a poco mis ojos se van cerrando y el cuerpo se relaja.

El sonido incesante del móvil taladra mis oídos. Francamente, no quiero despertar pero sigue sonando por lo que, a regañadientes, me levanto y tomo el teléfono. Todo mal humor desaparece cuando veo que es Aimeé quien me está llamando.

—¿Diga?

—Pablo... seguro estás ocupado y yo hablándote a esta hora...

—No te preocupes, acabo de llegar al hotel.

—Vaya... —murmura— que bueno que hayas llegado bien a México.

—¿Mi hermana te mantiene al tanto? —pregunto pícaro. Puedo imaginarme que se ha apenado y sus mejillas se sonrojan. 

—Es que.... bueno, me preocupo por ti, ya sabes... como una gran amiga. 

—O... saber si aún sigo pensando en tu propuesta ¿No es así? —no escucho su voz—, verás, lo he estado pensando... 

Y me muero por decirte que sí, pero mi hermana tiene razón en que debo dejarte con la intriga hasta que regresé a España.

—No... yo... lo hablamos cuando regreses al país. Sólo te hablé porque quería saber cómo estabas y... bueno deseaba escuchar tu voz —dice esto último en un susurro. Uno que casi me quita el aire, una enorme sonrisa se forma en mi rostro y en mi mente estoy bailando "la Macarena".

Maldita sea, no me enamores más.

—A mí también me gusta escuchar tu voz. 

A pesar del cansancio de mi cuerpo debido al viaje, hablé con ella por casi veinte minutos. Me alegra que las cosas entre nosotros hayan mejorado, además me comentó que las terapias con su psicóloga van avanzando.  

Sólo unos días más, Aimeé, y haré todo lo posible para enamorarte. 

España

POV Aimeé

Nunca antes había sentido una ausencia tan fríamente como con Pablo. Sé que es parte de su trabajo pero me cuesta aceptarlo, aun cuando ni siquiera es mi deber o es algo que me concierne. Podía escuchar su voz cansada y seguramente lo he interrumpido en su siesta y a pesar de ello, se quedó hablando conmigo.

¿Es normal que sienta eso por él? Incluso estoy pensando en que ha sido descabellada la idea de ser algo más que amigos. Tal vez... deba arrepentirme.

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora