Dieciséis

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POV Pablo

Un largo mes ha pasado, uno en el que se me repiten las dudas que he tenido. He encontrado parte de paz aquí y también entendí que necesito estar con mi familia para estar completo. He hablado un poco más con Salva y me ha confirmado que las niñas me están echando de menos; decido planear algo para que pueda hablar con ellas, aunque es muy complicado.

Otro día más en esta ciudad y decido irme a Taj Mahal, es curioso que llevo cuatro semanas aquí y no he visitado esta maravilla del mundo. Claro... es que no está en Nueva Delhi.

Empiezo a recodar un poco de la película Comer, rezar, amar al ver los escenarios de esta ciudad, ver los diferentes rostros de la gente, ver ambas caras de la moneda —que hasta punto, puede llegar a ser extremista— y ver la forma en que el presente abraza al pasado y caminan hacia el futuro.

Taj Mahal, imponente, cuya inspiración y razón de existir es en honor a la esposa favorita de un emperador musulmán, quien había fallecido al tener a una hija. Me siento totalmente pequeño a medida que me acerco a este lugar y la magnitud del amor que él le profesaba. Creo que componer una canción para esa persona se queda muy corto al ver lo que grandes reyes hacían por las personas que amaban. Y mientras pienso en ello... una imagen se asoma en mi mente... Aimeé. Recuerdo específicamente un momento, es en el que ella estuvo sobre mi pecho, en aquella playa de Barcelona, embriagándome de su perfume, perdiéndome en los hilos de su cabello. Traer a mi mente aquello, hace que mi corazón lata con más fuerza.

La verdad, es que durante mi estancia en América, estuve con muchas mujeres, busqué en otros cuerpos la forma de olvidarla... sin embargo, no pude. Sin siquiera rozarnos la piel, ha dejado una marca permanente en mi ser. Desearía saber dónde está, me encantaría volver a verla... me gustaría... llevármela a mi casa. Quisiera volver ya... pero aún no es el momento.

Sólo un mes más... uno más y regresaré a donde siempre pertenecí, a Málaga.

POV Aimeé

Srta. Aimeé Álvarez.

Hemos recibido una carta de recomendación de parte de uno de nuestros mejores chefs de Málaga halagando sus talentos culinarios, afirmando que es una excelente cocinera y que sus recetas son innovadoras.

Por lo tanto, consideramos que debe venir a Madrid para hacernos una muestra de su trabajo y, dependiendo del resultado, tendremos el honor de tenerla en nuestro exclusivo restaurante.

Atentamente.

Alonso Sainz.

Miro por segunda vez aquella nota que me ha pasado mi jefe ¡No lo puedo creer! Al fin siento que cumpliré lo que tanto decía Nicolás... poco a poco me estoy curando, aunque aún no puedo soportar que me toquen y me siento paranoica pues percibo que me miran demasiado y no me gusta. Tanto daño me ha dejado Daniel que ni siquiera puedo mirar a los ojos a un hombre y menos permitir que alguien me toque.

Si las cosas salen bien, entonces me iré pronto de casa de los Moreno. Seguramente querrán verme de nuevo pero hay algo que no puedo permitir y es que él me vea. No quiero que nadie de mi pasado me vea. Ni siquiera mi familia. Tengo que irme pronto a Madrid, debo hablar lo más pronto posible con mi jefe para concertar la cita.

—Pues... podremos verlo la semana entrante, por lo que veo, estás muy emocionada con esto y estoy seguro que tendrás el trabajo. Lo mereces Aimeé.

—Gracias... ¿Sabremos en el momento la resolución?

—Sí... creo que no necesitarán tanto tiempo en deliberar su decisión.

—Eso espero... necesito cambiar de aires —me mira confundido— no hay nada que me aferre a este lugar —pienso en los niños y sonrío débilmente, ni eso es suficiente motivo para quedarme aquí—. No hay nada lo suficientemente fuerte que me ancle.

Llego a casa de los Moreno y se sorprenden con la noticia... Salva y Salvador me felicitan desde lejos y Casilda se acerca a abrazarme.

—Ya me ha contado mamá sobre la relación que tenías con Pablo... ¿Podemos hablar de ello luego?

—Yo...

—Te lo pido por favor... sé que ya no te comunicas con él, que este infierno que viviste te alejó demasiado, pero me gustaría saber si algo cambió... si siente ganas de vernos.

—La respuesta es sí... quiere verlos, pero tenía mucho miedo. Estoy segura que Salva sabe más que yo sobre esto. Pero... les pido que sean comprensivos con él. Yo en algún momento retomaré mi vida sola y me iré de aquí, por ello les pido que no le cierren las puertas a Pablo —se suelta y me mira extrañada—. No volveré a Málaga si me aceptan en el restaurante de Madrid.

—Pero...

—Les agradezco todo lo que me han hecho, pero no quiero que nadie de mi pasado se acerque a mí, no puedo ponerlos en riesgo. Y con ello me refiero a tu hermano; estoy casi segura que le diría a mi prima sobre mí y... no quiero volver a contar mi infierno... y...

—Lo sé pero entre todos podríamos ayudarte —intento negarme, pero ella hace ademán de silenciarme—. Al menos déjame que te alquile mi departamento en Madrid... no queremos perderte de vista.

—Es que no quiero verle... —no deseo ver lo que pude tener y por estúpida perdí.

—Si es su destino volver a verse, es porque éste les tiene preparado algo. Aquí tienes a una familia que te querrá mucho y que no puede agradecerte con palabras por habernos hecho cambiar de opinión con respecto a nuestro pequeño Pablo. Déjanos saber de ti, al menos dándote alojo en Madrid —resoplo, se han convertido en estos días personas muy importantes en mí, me ayudaron en salir adelante, en continuar con mi vida a pesar del infierno que he vivido. Lo mínimo que puedo hacer es eso...

—Está bien... pero no me insistan sobre Pablo...

—Yo sé que algún día podrás verle si tener miedos —me mira profundamente— creo que le has ayudado en algo... quizás él pueda devolverte...

—Yo no hice nada.

—Creo que... sí, hasta donde sé, Pablo se llevaba a la chica que le gustase a la cama, pero contigo no fue así, por lo que veo —asiento y la imagen de su cuerpo bajo el mío me asalta y una sensación de tranquilidad me invade—. Entonces... ¿Cuándo te irás a Madrid?

—Pues... no lo sé. Quizás la semana entrante, en cuanto tenga más información les diré.

De pronto, Salva se acerca a nosotras... viene con una sonrisa.

—Casilda... nuestro hermano quiere volver a casa —una sonrisa quiere dibujarse, pero me paralizo—. Dice que nos echa demasiado de menos y que hará hasta lo imposible para que nosotros lo aceptemos de nuevo.

—¿Cuándo vuelve?

—En un mes...

Mi mente deja de funcionar... un mes... tengo que irme de aquí ya. 

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora