Cuatro

537 47 7
                                    

POV Pablo

Después de que apareciera el idiota de su novio, Aimeé no ha vuelto a hablar en todo el tiempo que estuvimos cenando. Noto su semblante triste, ella no se merece a un estúpido como él.

Vas a decir que ella merece un hombre como tú ¿Verdad? No me hagas reír, Pablo

Callo mi estúpido subconsciente. Ya sé que no puedo tener a una mujer y que ella se enamore de mí, pero al menos que me deje ilusionar con una chica que entienda lo que soy.

—Pablo ¿Estás bien? —pregunta preocupado Porty, que está sentado a mi lado derecho.

—Más o menos... luego te cuento —mira hacia otro lado para ver a Aimeé y sonríe pícaramente.

—Sé por dónde vas. Y no te preocupes, luego lo hablamos.

Pasa una hora más entre conversaciones y risas, hasta que Nicolás decide cerrar. Salimos del restaurante alegres; Lolo tenía razón, ha sido una noche magnífica.

—¿Y si vamos a un bar? —propone Cecilia— hay uno cerca de aquí y podemos seguir charlando.

—Por mí, perfecto —los demás asienten, pero Aimeé no responde.

—Debo... irme ya —dice tímida.

—Linda, no dejes manipularte por ese estúpido.

—No hables así de él, Pablo.

—Aimeé, no lo justifiques. Sal con nosotros, despéjate.

—No quiero, además, me debe estar esperando en casa.

—No lo creo. No tengas miedo.

—Yo...

—Anda... si no quieres ir... te llevo a casa. No pienso dejarte ir sola a estas horas de la noche.

—Eres muy caballeroso. Gracias —agradece bajando la mirada. No puede ser. No han pasado ni doce horas y me fascina todo de ella. Tengo miedo a que sea sólo un calentón, con ella no puedo ser así. Algo me lo prohíbe. No debo dejarme llevar.

—No... es nada —respondo tímido— ¿Vamos?

—Claro.

Subimos al coche que alquilaron los chicos, espero a que ella suba para cerrar la puerta y luego hago lo mismo, arranco y espero que me de las indicaciones para ir a su casa. Por un momento se detiene y respira.

—Detente —me pide suplicante, dándome un susto.

—¿Qué pasa?

—Quiero... quiero ir a la playa —sonrío y sigo sus órdenes, llegamos a la Barceloneta, que es la que estaba más cercana a nuestra ubicación. Al llegar, baja y se quita sus zapatos, empieza a caminar hasta llegar a la orilla. Voy detrás de ella.

—¿Te gusta, Pablo? —me encanta como suena mi nombre en sus labios.

—Ehmm... ¿Qué? —ríe.

—La playa ¿En qué estás pensando, Pablo? —de nuevo siento un escalofrío en mi cuerpo. Pensaba en lo hermosa que eres.

—Pensaba en mi futuro, en lo que haré después de que cierre la gira mañana.

—Pues... soy honesta contigo, nunca te he escuchado. Pero... —la miro sorprendido

—¿Nunca? —ríe.

—No había tenido tiempo para estas cosas, apenas llevo un año trabajando profesionalmente y no había tenido tiempo de escuchar... Pero Ceci es fan tuya —suelto una risa floja.

Pasos De CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora