Capítulo 6.

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Al llegar a casa los ojos de Blas se inundaron completamente por las lágrimas y el sentimiento de nostalgia que le invadía al ver a Will tan decaído, hace años que no veía a Carlos y eso le estaba matando. Era como una droga acabando con su salud lentamente. Estaba dispuesto a buscarlo por todo México de ser necesario sólo para ver feliz a Will, por lo menos los últimos días que le quedaran de vida.

Blas había dejado de estar en contacto con Carlos tres meses después de que él se fue, algo que le molestó y por muy extraño que llegara a sonar, no había dejado de pensar en él durante esas últimas semanas.Se tiró pensativo sobre su cama, había sido un día pesado y eso sólo indicaba que tenía que ser fuerte para lo que se venía.

Will se encontraba en un estado crítico de salud, habían asistido a distintos doctores durante la última mitad del año y lo único que los médicos habían logrado diagnosticar era una tos mal cuidada. La realidad era que no sabían de qué enfermedad se trataba.

David había estado sentado en una de las esquinas de la cama mirando como Carlos, en total silencio observaba por el balcón las calles que estaban transitadas por muchos autos de todos los colores contaminando más a Madird.

El rubio se sentía un completo idiota por haberse olvidado de Blas por tanto tiempo y también por haber roto la promesa que le había hecho a una persona tan importante como el chico de ojos azulados.

— Es una bonita vista — expresó David, ya que Carlos le había confiado aquél secreto de que gustaba de los chicos —. Igual que el chico del parque.

— Solo me recordó a un viejo amigo — murmuró Carlos.

— ¡Vamos viejo! — el moreno sacudió el cabello de Carlos —.Tomemos un chocolate caliente, a unas calles de aquí vi una cafetería.

Carlos automáticamente sonrió, si había algo que lograba hacerlo sentir mejor era una taza de chocolate caliente.

Al entrar en la cafetería David reía divertido al ver como Carlos corría a buscar una mesa desocupada, era extraño como el rubio podía cambiar de humor con tanta facilidad pero eso era lo que le hacía ser realmente especial.

— ¿Puedo tomar su orden? — era la voz de un chico.

— Dos tazas de chocolate caliente por favor — dijo David con una sonrisa ya que notó a Carlos distraído observando algo en su móvil.

El chico se retiró para pedir su orden.

David estaba un poco preocupado, habían viajado porque Carlos había estado muy insistente en pasar las vacaciones en donde había pasado su niñez y a David le parecía una idea asombrosa pero todo había cambiado ese día por la tarde.

— Dos tazas de chocolate listas — dijo el mismo chico que había interrumpido a Blas esa misma tarde. Poseía tenía ojos azules como el cielo, labios delgados, cabello rubio y portaba un delantal rojo con el nombre de la cafetería en el centro.

— Gracias — murmuró Carlos ya que aunque la primera impresión que le dio el chico no había sido la mejor debía ser educado ya que lo había aprendido a base de maltratos de Nathaniel que por suerte ya se encontraba en la cárcel.

Dani no dudó en darle una amplia sonrisa y se marchó.

Carlos no pudo apartar la mirada de Dani durante su estancia en el café, era difícil aceptar que él ya no era indispensable en la vida de Blas.


¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora