Capítulo 17.

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El viento soplaba con fuerza entre las ramas de los arboles provocando que estas hicieran una dulce melodía. Mientras que en una habitación de hotel los ojos de Carlos y Blas se encontraron en la oscuridad, ya toda la adrenalina había pasado, habían encontrado un lugar tranquilo donde quedarse.

Había muy mala recepción, Carlos había intentado contactar con David por lo menos unas seis veces pero nada pasaba.

Blas que acababa de salir del cuarto de baño sacudió su cabello atrayendo la atención de su acompañante. Rápidamente los ojos de Carlos viajaron por el cuerpo del mayor provocando una mirada de desconcierto por su parte.

— ¿Me has escuchado? — interrumpió Blas a Carlos que se sonrojó al encontrarse con su mirada.

— Sí — asintió Carlos sin siquiera imaginar a lo que Blas se refería.

— Entonces no te importará que haga esto...

Los suaves dedos de Blas comenzaron a rozar con una lentitud de muerte los brazos de Carlos quien comenzaba a sentir cada vello de su piel erizarse.

Pequeños, tortuosos y lentos besos por parte de Blas comenzaron a invadir el cuello de Carlos volviéndolo loco. Sus labios se acercaron peligrosamente a los de él que había mantenido su rostro escondido en su cuello aspirando su varonil aroma.

— Podría besarte en este mismo momento — susurró Blas sobre los labios de Carlos —.Pero creo que te haré sufrir un poco más.

Carlos apretó sus labios para no soltar un gemido que delatara su sentir aunque Blas se imaginaba el placer del menor.

Las curiosas manos de Carlos comenzaron a recorrer el fibroso cuerpo de Blas mientras este dejaba pequeñas marcas en su cuello.

Sin más los labios de Blas atraparon los de Carlos creando una conexión increíble, jamás ninguno de los chicos había sentido algo igual por otra persona, eso era algo llamado MAGIA.

Nada más inoportuno como el sonido de un celular en la habitación pudo haber arruinado ese momento tan especial que había esperado Carlos por tanto tiempo.

Blas tomó su móvil un tanto molesto y contestó.

— ¿Qué?...

Carlos no logró escuchar más ya que exactamente después del beso su cabeza se sumió en pensamientos. Cuando Carlos regresó en sí, Blas ya estaba completamente vestido.

— Te llevo a casa — dijo Blas serio y Carlos asintió.

El camino de regreso fue totalmente extraño, ninguno se había atrevido hablar. En cuanto llegaron al hotel Carlos bajó en silencio de la motocicleta.

— No vuelvas a acercarte a mí — habló Blas y el menor solo logró escuchar como su corazón rompía.

Carlos molesto entró en el hotel y sin mirar atrás escuchó el escape de la motocicleta, no había duda Blas le había dejado...


¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora