Capítulo 30.

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La tarde caía sobre la ciudad, el cielo oscurecía con cierta lentitud, el viento chocaba contra la copa de los árboles, mientras que las ardillas castañeaban los dientes.
Carlos caminaba con rapidez por sobre la banqueta, con sus manos protegidas por guantes, su cabeza era cubierta con un gorro y su torso por un abrigo.
El miedo comenzaba a invadir cada una de sus venas, había un hombre con un pasamontañas cubriéndole el rostro, este lo siguió las últimas dos cuadras hacia un edificio que no conocía pero estaba seguro que ahí vivía.
Este no paraba de seguirle, había tenido que dar más de cuatro vueltas sobre la manzana. Estaba por volverse loco cuando ya no lo vio. Carlos volvió a su camino, por el cual tuvo que pasar por un callejón, sin darse cuenta de que este estaba sin salida y tras su espalda se encontraba nuevamente aquel hombre.
Con lentitud el hombre se acercaba dejándole sin salida, sus ojos se conectaron, aquellos ojos los había visto en algún lado.
En un abrir y cerrar de ojos se encontró con él más cerca de su cuerpo.
— Llevo años queriendo hacer esto — dijo con voz grave.
El miedo de Carlos comenzaba a hacerse presente.
— Me encantas desde el primer momento en que te vi — susurró sobre el oído de Carlos —. Es hora de iniciar con esto.
El hombre bajó sus pantalones dejándolos caer hasta el suelo para después comenzar a pegar su erección contra el rubio.
— ¡¡No me hagas daño!! — gritó Carlos con lágrimas en los ojos.
Rápidamente la puerta de la habitación donde estaba durmiendo se abrió dejando ver a Álvaro y a Dani preocupados.
— Está tras de mi otra vez Álvaro — dijo Carlos en voz baja, sabía que su voz se rompería en cualquier momento.
— Tranquilo aquí estoy para ti. Solo fue una pesadilla.
Los ojos de Carlos se encontraron con los de Álvaro haciendo que una extraña electricidad recorriera su cuerpo sin piedad.
Dos semanas después...
Paredes pintadas de un color crema hacían del lugar más tranquilo.
Carlos había decidido asistir con una psicóloga. A aquella mujer la conocía de algún lado.
— Bien Carlos puedes iniciar por contarme qué es lo qué te trajo aquí.
La voz de Sonia le transmitió cierta tranquilidad aún a pesar de la firmeza con que esta le habló.
— He tenido sue... — Carlos nervioso tomó su rostro contra las palmas de sus manos —.No puedo hacer esto.
— Tú puedes... estoy segura que eres un joven fuerte. ¿Te suena el nombre de Blas?— Sonia posó su mano sobre la rodilla de Carlos.
— No — murmuró Carlos de manera nerviosa poniendo sus piernas contra su pecho y su rostro contra éstas.
— Él padece de pesadillas — insistió Sonia.
— No puedo hacer esto.
Las palabras de Carlos fueron firmes. Directamente tomó su chaqueta y se dirigió a la puerta.
— Sé quién eres...

¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora