Was in the right to do

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Esta es la parte en que me matan. Dejaré esto por aquí y me iré.
Espero sus comentarios con respecto a todo. *^O^*

Una
Sombrerita.
...

La noche había caído sobre Alicante, el frío calaba hasta los huesos de una manera casi infernal.
Carlos caminaba a paso lento arrastrando tras de sí una maleta. Su cabello rubio se encontraba escondido bajo un gorro, su mirada perdida en el concreto de la calle y sus dedos hechos hielo.

Después de caminar por un par de minutos más, sus ojos amielados se aguaron, se encontraba frente a la casa donde había crecido y permanecido gran parte de su adolescencia, su hogar.

Dejó la maleta a un lado con el propósito de limpiar sus ojos con las mangas de su suéter amarillo cuando una mujer salió por la puerta principal de la casa y lo miró con tanto cariño como cuando una madre ve a su pequeño volver a casa derrotado, y de eso se trataba, era la madre de Carlos y él estaba derrotado, destrozado y herido.

El abrazo de su madre no se hizo esperar, ella corrió hasta él y en cuestión de segundos lo rodeó con sus brazos de lado a lado, haciéndolo sentir lleno de calidez y protección.

— Ahora todo está bien mi pequeño — dijo su madre proporcionando lentas y suaves caricias sobre su nuca —. Aquí nadie te podrá hacer daño cariño.

Carlos sorbió la nariz, su madre era la mejor persona que podía existir en toda la galaxia, la amaba tanto o más que a la comida.

Más tarde cuando se encontraba en su alcoba, se recostó sobre su viejo colchón y suspiró lleno de cansancio y tristeza. No podía entender cómo había llegado a tanto, creía haber hecho lo correcto. Con un poco de temblor en sus manos se armó de valor y tomó su celular, tenía cinco llamadas perdidas de David y otras cinco de Dani. Lo matarían si les regresaba la llamada.

Estaba por levantarse de la cama cuando su celular comenzó a vibrar, tenía una llamada entrante. En la pantalla marcaba el nombre de Blas. Estaba frito, no hablaría con él, le había hecho mucho daño. Una vez más lo apagó, se dirigió hasta su valija, sacó un pijama y mientras remplazaba su ropa en el baño no pudo evitar que las lágrimas cayeran por su rostro, era un tonto, lo había arruinado todo.

Después del momento de flaqueza que había vivido en el baño, fue hasta su colchón y se dejó caer, cerró los ojos y en cuestión de segundos durmió. La presión a la que había sometido a las mantas con sus manos desapareció.

Te quiero — susurró el castaño con miedo, Carlos le miraba expectante sin decir una sola palabra —.Me gustas.

Blas no podía parar de tamborilear los dedos contra la mesa, se encontraban en un café de Murcia,— lugar de dónde era provenienteeran unas breves vacaciones que había tomado el grupo antes de empezar con su gira "Ghost Town". Carlos con el ritmo de su corazón acelerado lo tomó por las mejillas dedicándole apenas un roce de labios.

Poco más de dos horas pasaron cuando Carlos despertó, su pulso estaba acelerado, gotas de sudor recorrían su rostro confundiéndose con lágrimas, las mantas estaban revueltas bajo sus pies, si no buscaba una pronta solución a sus problemas terminaría por volverse completamente loco. Un gato que arañaba la ventana le hizo levantarse de la cama, parecía tener frío y no se le notaban muchas ganas de marcharse. Después de meter al gato con él entre la cobijas le acarició la cabecita y en silencio mientras cerraba sus ojos lo escuchó ronronear.

Para el desayuno, el rubio se despertó temprano y fue hasta la cocina, nadie se había levantado. Tras la puerta de la habitación de su madre y de su abuela apenas se podían escuchar sus respiraciones profundas.

¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora