Capítulo 11.

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Carlos.

Hacía un frío espantoso mis dedos se congelaban bajo la suave tela de los guantes, esto se podría evitar si no tuviera que ir a mi inscripción pero David me había convencido de inscribirme a un curso de fotografía que por suerte él se había ofrecido a pagar. Me encontraba sentado en un muro de concreto con mis pies colgando y pegando contra este. De mis labios salía una especie de pequeñas ráfagas de aliento que con el frío se volvían pequeñas nubes de humo.

— Debiste dejar que estuviera acurrucado un rato más — le digo a David antes de que en mis labios se forme un puchero.

— Claro y dejar que mi dinero se vaya a la basura — niega David de brazos cruzados y con un toque de sarcasmos en su tono.

Asiento con la cabeza mientras le doy una sonrisa que intento sea tierna.

— A veces eres muy infantil Carlos — comenta David que me sonríe con los ojos cerrados.

— ¡Zopenco! — le revuelvo el cabello dejándolo realmente desordenado.

David con su mano hecha puño me da en el hombro.

— ¡Idiota! — estoy por pegarle cuando se distrae. ¡No vale! Siempre hace lo mismo cuando es mi turno de pegarle y eso sólo me hace ver malvado.

Dirijo mi mirada hacia donde David mira y me encuentro con Blas y Cristina bajando de una moto y claro a mi amigo se le cae la baba literalmente.

— Vamos — David toma mi mano y a grandes zancadas llegamos hasta donde están Cris y Blas.

No quiero siquiera saludar a Blas después de cómo se comportó la última vez que le vi, así que cuando llegamos les sonrió falsamente aunque la chica no tiene culpa alguna.

Miro completamente a Blas de pies a cabeza, sus ojos siguen siendo azules pero esta vez hay algo diferente, algo como... Un brillo que jamás había visto, sus labios son gruesos y carnosos. Esto es un poco de lo que puedo apreciar antes que él se aleja hacía la entrada del lugar.

Veo alejarse a Cristina y Blas para después dirigirme nuevamente al lugar de la fila donde nos encontrábamos.

— ¡Hey! mariposa al final de la fila — me grita un hombre de mal aspecto.

Mato a David, por su culpa hemos tenido que formarnos de nuevo y para mala suerte hasta la cola.

— Carlos yo...

— No me dirijas la palabra porque tú te formarás aquí, harás fila y yo me iré a tener una siesta de panda por allá — le señaló con mi dedo una banca para después dirigirme a ella.

Al parecer Blas parecía enojado o al menos así sentía ya que Carlos no se había dignado a buscarlo para hablar con él aun después de saber dónde podía ser encontrado. Claro, Carlos tendría que darle justo en el clavo para saber lo que quería el joven.

Las cosas iban empeorando cada vez más para Blas, no sólo le tenía mal el tema de Carlos, sino que los médicos ya habían logrado encontrar la enfermedad que su abuelo Will poseía. Cáncer le solían llamar.


¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora