Capítulo 24.

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Blas estaba molesto, desde que Carlos regresó, todo se había vuelto un completo desastre, desde sus sentimientos por Celia hasta su mundo. Claro no culpaba de todo al menor, él llevaba años queriendo verle, ser parte de su vida pero ahora que este estaba ahí no sabía si aventarse desde el último piso de un edificio o correr abrazarle y pedirle que nunca se fuera.

Los pensamientos de Blas la mayoría de veces eran inexplicables, por momentos buscaba venganza y por otros sólo quería sentir el cuerpo y el calor de Carlos cerca erizándole la piel por completo.

La tensión se podía palpar en el ambiente, el frío recorría con agresividad el cuerpo de Carlos. Blas minutos atrás había intentado prender la moto pero no obtuvo respuesta, echó a correr junto con el rubio a algún callejón donde nadie les viera, donde nadie los encontrase.

— Blas no pue... puedo más — dijo Carlos con la respiración entrecortada.

El de ojos azul se giró para mirarle, a decir verdad Carlos se veía en muy mala condición física sin contar que se podía apreciar como su cuerpo temblaba y sus dientes castañeaban continuamente. El menor decepcionado de todo lo que había sucedido momentos atrás cuando se besaban no pudo sostenerle la mirada a Blas que le ofrecería su chaqueta.

— ¿Estarás bien? — preguntó Blas, mientras con sus manos proporcionaba caricias en los hombros de Carlos.

Carlos dejó esparcir una ladeada sonrisa en su rostro y se puso la chaqueta.

— Descuida no dejaré que nada te pase — susurró Blas con sus labios contra su frente, este rodeó el cuerpo del castaño con sus brazos proporcionándole un abrazo lleno de necesidad.

Era increíble como dos jóvenes con distintos pensamientos poco a poco se volvían a unir sin saber lo que les depararía el destino, la vida o la suerte.

— Gracias por salvarme el día en que Rubén intentó abusar de mí — confesó Blas dejando congelado al chico ante aquella confesión.

Era claro que Blas sabía de la identidad de Carlos, ni el cabello rubio, ni su nueva forma de ser ocultarían eso que había sido él para el chico de ojos azules.

Carlos estaba por responderle cuando una bala rozó su hombro provocándole un fuerte gemido de dolor. Blas preocupado tomó al menor de la mano y le hizo correr, tal vez serían minutos de dolor pero era llevarlo así hasta el edificio o arriesgarse a que alguno de los dos saliera nuevamente herido.

Más tarde cuando todos se encontraban reunidos en el departamento del rubio, Álvaro aprovechó para curar las heridas de su hermano, eso era lo único que podía importarle en ese momento.

Después de que Carlos cayera en un profundo sueño en una de las habitaciones, Blas se hizo cargo de explicar lo acontecido horas antes, claro omitiendo la sesión de besos.

Cuando el castaño se sintió cansado decidió marcharse, sería lo mejor para Carlos, para todos y por sobre todo para él. Aunque se volvía a equivocar estaba tomando la decisión incorrecta. El rubio lo necesitaría cerca de él para el resto de su vida.


¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora