Capítulo 18.

231 35 5
                                    

Muchas cosas habían pasado en una semana, Blas se encontraba un poco más pálido de lo normal, en sus ojos ya no había más ese brillo especial que había vuelto lentamente con el pasar de los años.

Tras la puerta de la habitación de Blas, Dani no lograba escuchar nada, desde hace dos días Will había fallecido y gracias a ello su amigo se había encerrado en su habitación y había pedido que no le molestaran.

Dani, decidió entrar a la habitación de Blas con un plato de comida y rápidamente se vio invadido por la oscuridad del lugar, nublando su vista en cuestión de segundos.

— ¡Largo de aquí! — gritó Blas —. He dicho que no quiero ver a nadie.


Carlos, se había mudado junto con David al piso de abajo no había podido dormir desde que había visto a Blas por última vez. Sus párpados estaban por cerrarse cuando un grito irrumpió en el piso de arriba. Corrió alarmado al piso de arriba, sabía de dónde provenía aquél grito, tocó la puerta y Cristina angustiada con el cabello enmarañado apareció por la puerta.

— Escuché unos gritos, ¿están bien?

— Sí...Em.

— ¡Cristina tráeme el botiquín de primeros auxilios! — llamó Dani, sonaba preocupado —. ¡Blas está sangrando!

El corazón de Carlos se alarmó del sólo pensar que Blas se encontraba lastimado, peor aún que alguien le hubiese hecho daño. Le quitó el botiquín a Cristina y caminó por el pasillo hasta que vio una puerta abierta, y ahí estaba Blas golpeando la pared con sus nudillos, rojos y con sangre manchándoles.

Dani trataba de evitar que Blas se siguiera haciendo más daño pero no podía evitarlo, su amigo sólo decía murmullos mientras seguía pegando con fuerza a la pared que se encontraba frente a él. De pronto sus puños ya no impactaron contra la pared sino con una superficie cálida y suave.

Los ojos de Blas volvieron a su bello color azulado, en su rostro como en el de Dani se pudo ver asombro. Rápidamente la mirada de Blas se dirigió a la pared pero solo logró ver un cabello rubio totalmente despeinado y unos brazos que le rodearon el torso.

Ese aroma tan peculiar sólo lo había tenido cerca pocas veces, de pequeño y cuando besó a Carlos. La cabeza de Blas se posó sobre la del rubio por varios minutos como si intentara darle consuelo al menor.

Sollozos comenzaron a invadir la habitación mientras lágrimas caían desde las mejillas de Blas hasta el hombro de Carlos que le abrazaba con mucha más fuerza tras cada sollozo que escuchaba.

Pasó media hora y ambos jóvenes se separaron. Blas deslizó lentamente su palma por la mejilla de Carlos, sus labios comenzaron a acercarse creando un torbellino en la pequeña barriga del menor cuando Blas le tomó por el hombro y le dirigió hacia afuera del cuarto para después cerrar de un portazo.

— Ha estado así desde hace unos días — dijo Dani sentado en el sillón.

Carlos se giró asustado hacia Dani y este le miró sorprendido.

— Carlos tu mejilla...

Carlos no se sorprendió había comenzado a dolerle minutos atrás.

—No te preocupes yo me encargo — citó Carlos sin darle importancia.


Horas después se encontraba con David.

— ¡Valla que ha sido un buen golpe! — exclamó David con una sonrisa burlona.

— Imbécil — respondió Carlos.

—Carlos diciendo palabrotas ¿quién lo diría?

— ¡Gillipollas!

— Aprendiendo el idioma eh....

Al final del día David siempre le sacaba una sonrisa. Carlos recostó su cabeza sobre su nuevo sofá y se echó pensativo, esta vez no podía reír.


¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora