Capítulo 7.

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Carlos se encontraba emocionado, David le había prometido que ese preciso día buscarían la aventura. Con un gorro de lana en sus cabezas y unos guantes sobre sus manos, ambos salieron del hotel.

Hacía un día extrañamente perfecto para Carlos a pesar de que las nubes venían acompañadas por un frío que calaba hasta los huesos, este era especial para él, como pocos.

Unas horas más tarde Carlos y David asaltaron las tiendas de dulces y luego por petición del rubio se dirigieron al parque donde al parecer había menos familias que unos días atrás cuando ellos llegaron de México.

- ¿Te comerás todo eso? - preguntó David impresionado al mirar las dos bolsas llenas de frituras.

Carlos se encogió de hombros quitándole importancia al tema y se llevó la lombriz de dulce a sus labios.

- Serás un rubio teñido y obeso - volvió a hablar David con una sonrisa larga de esas muchas que le mostraba al rubio sólo para molestarle.

- ¡Panda! - gritó Carlos logrando que el rostro de David se desfigurara del miedo.

- ¿Qué? - preguntó David exaltado.

- ¡Seré un panda, no un obeso!

Carlos molesto ante el comentario de David se alejó haciendo pucheros para mostrar lo mal que se había sentido aunque no fuera del todo cierto.

- Claro - respondió el moreno con burla -. Obeso.

Después de que Carlos regresara sumiso al lado de David pudo darse cuenta de que la mirada de su amigo se encontraba perdida en algún lado, pero no en cualquier lado, su mirada se encontraba fija en una chica, la misma por la que se había interrumpido el acto de Blas .

A Carlos le apareció una dulce sonrisa en el rostro al ver en la mirada del moreno aquel destello de esperanza, ya que por una infidelidad por parte de la ex novia del moreno, este había cerrado su corazón.

Los ojos de David comenzaron a llenarse de lágrimas algo de lo que Carlos logró darse cuenta antes de que empeorara. El rubio cayó de sorpresa sobre la espalda de David obligándolo a soltar una suave risa.

- ¡David vallamos allí! - señaló Carlos ilusionado una pista de hielo que se encontraba a varios metros de ellos.

- No sabes patinar - replicó David ya que le era divertido ver los pucheros de su amigo.

- ¿Tú qué sabes? - respondió Carlos jugando a hacerse el ofendido.

David caminó tras su amigo, sabía que cuando este se empeñaba en hacer una actividad deportiva la mayoría de las veces terminaba por hacerse daño.

- ¡Sal de ahí! - gritó - .Te harás daño.

- ¡NO! - exclamó Carlos antes de enseñarle la lengua para después seguir en el intento de patinar agarrado de la barda.

Idiota. Pensó David.

- ¡Bien matate si quieres!...

David molesto metió sus manos en los bolsillos de su abrigo y se marchó.

Me mataré...Claro que sí. Pensó Carlos un poco molesto y un tanto burlón.

Treinta minutos después Carlos se sentía desesperado, no lograba deslizarse sin antes resbalar y abrirse de piernas, acto que comenzaba a odiar con todo su ser.

Estaba dispuesto a buscar a David hasta por debajo de las piedras para que cuidara de él y le enseñara a patinar pero en un descuido deslizó primero el pie derecho hacia atrás, así perdiendo el equilibrio y haciendo chocar su rostro contra el hielo.Los ojos de Carlos se cristalizaron por completo impidiendo que lograra ver al chico que le tendía la mano.

- ¿Necesitas ayuda?

¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora