Capítulo 10.

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El aroma en el lugar era delicioso, una mezcla de pizza hawaiana y peperroni invadía cada rincón de este pero ni siquiera eso lograba poner de buen humor a Carlos que había pasado la noche entera sin dormir incluso contaba una...dos... y tres ovejas pero aquel chico de ojos azulados junto con Celia rodaban en su cabeza. Aquello fue la gota que colmó el vaso si la relación con Blas no pintaba bien solo mucho menos con Celia que se estaba volviendo un dolor de cabeza apenas horas después de conocerla.

Carlos tenía un plan, tal vez no era uno completamente elaborado pero ayudaría a no tener enemistades y a acercarse a Blas sin que este le pusiera barrera alguna. ¡Claro! Celia estaba incluida.

La campanilla que se encontraba a un lado de la puerta de cristal de la pizzería sonó con un tin tin.....dando paso a un grupo de personas donde había dos chicos con chamarras de cuero y unas pañoletas en sus cabezas y entre ellos Cristina Celia y Blas.

Los ojos de Carlos se centraron en la espalda de Blas, este igual que los otros llevaba una chamarra de cuero a excepción de que no llevaba nada sobre su cabeza.

— Carlos — dijo David pero este sólo le ignoró.

Era tan extraño para David ver tan perdido en sus pensamientos a su amigo pues normalmente lo que se podía apreciar en los ojos de Carlos es felicidad o eso al menos después de que Nathaniel desapareciera de su vida.

— Vengo en un momento — anunció Carlos que ya caminaba cerca del mostrador.

Al parecer después de todo el rubio no era el único perdido en sus pensamientos ya que David no se había dado cuenta cuando su amigo se había apartado de su lado.

Las risas se oían con fuerza en los oídos de Carlos pero la única que podía importarle era la de Blas.

— ¡Ey rubio! — gritó Celia quien atrajo la atención de Carlos —. Ven y siéntate con nosotros.

Carlos sonrió y un tanto tímido se acercó hasta la mesa donde ahora se podían escuchar murmullos por parte de los hombres con aspecto de matones.

— Chicos él es Carlos — presentó Celia.

Al parecer no le sería tan difícil acercarse a Blas como él pensó. Algo le decía que ya se había echado a Celia a la bolsa.

— Mucho gusto chicos, me temo que debo dejarlos solos. He venido con un amigo y lo he dejado solo.

— Tráele aquí — dijo una voz dulce y amable. Era de esperarse era de la hermana de Dan.

— En un momento regreso — respondió Carlos con una sonrisa.

A los pocos segundos Carlos y David ya estaban nuevamente frente a la mesa de Blas.

— ¿Y cuál es tu nombre? — preguntó Cristina a David ya que las risas habían regresado al lugar.

— David Martín LaFuente — respondió David envuelto por los nervios.

— Un gusto yo soy Cristina a secas — dijo la chica y le estrechó la mano a David.

El cuerpo de David dejó de reaccionar por un momento, impidiéndole hacer movimiento alguno. Sólo sentir la suavidad de la piel de Cristina causó una extraña conmoción en él.

Esa situación pasó en uno de los extremos de la mesa, mientras que en el otro Carlos que había sido situado frente a Blas se sintió completamente intimidado ante la mirada del joven.

Los ojos de Blas eran como una pistola que solo esperaba el momento indicado para que sus balas fueran disparadas contra Carlos. Blas sabía muy bien frente a quién se encontraba, no le diría nada eso sólo arruinaría su venganza contra su ex mejor amigo.

¿Por qué se fue? ¿Por qué no me llevó con él a México? ¿A qué ha venido?...Esas y más preguntas rondaban por su cabeza, estaba por estallar ante la mirada de Carlos cuando la puerta de la pizzería se abrió dando paso a Dani que una vez más llegaba tarde. Sin pensarlo dos veces salió del lugar y ni siquiera se detuvo un momento a saludar a su amigo aunque con esto dejaba algo más que claro. Necesitaba pensar.

¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora