"Thinking out loud"

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He recorrido más de veinte veces este lugar buscando recordar todo aquello que me unió a él, y la respuesta de por qué el destino me depositó en el lugar adecuado para conocerlo.

Todo empezó en invierno a las afueras de un gimnasio en Sevilla cuando me encontraba tocando los primeros acordes de "Look after you". Un chico que vestía con unos pantalones ajustados, una sudadera verde y un gorro sobre su cabeza se acercó hasta el lugar, era claro que iba a inscribirse al gimnasio porque de haber sido de otra forma sería una locura intentar hacer ejercicio con toda esa ropa encima. Ropa que yo hubiera estado dispuesto a quitarle.

Estaba inmerso en mis pensamientos que ni siquiera note cuando se marchó, fue el momento en que lo vi salir cuando me di cuenta de que había estado dentro.

Canté la última estrofa de otra canción y él se marchó no sin antes regalarme una sonrisa, una sonrisa llena de alegría y sinceridad. Aquella que iba a matarme en algún momento.

También recuerdo cuánto me costó que accediera a tomar un café conmigo, nunca se lo había pedido a nadie. Le había insistido que me diera su nombre, él solo me sonreía y negaba divertido, a él, le hacía ilusión todo aquello del misterio. Decía que era una virtud que muy pocas personas poseían.

- Mi nombre es Carlos - me dijo la primera vez que desayunamos juntos -. El tuyo debe ser ¿Álvaro?

- Blas - sonreí y entonces él se echó a reír.

- ¿Cómo el conejo Blas?

Yo asentí y molesto me levanté de mi asiento y me dirigí hasta la puerta de cristal, me detuve justo enfrente de ella y me pensé por un momento si estaba haciendo lo correcto. Sin embargo la mejor decisión que pude haber tomado fue marcharme.

Días después había pescado una fuerte gripe y me era imposible acudir como siempre a trabajar fuera del gimnasio, estuve en cama y cuando pude regresar lo vi sentado ahí, en mi lugar, me acerqué, no me cambiaría de lugar sólo por él.

- Esto es para ti - me dijo con la cabeza gacha mientras me daba una caja envuelta con papel periódico.

- Gracias - le sonreí, me había tomado por sorpresa.

Me senté justo en el banco con la caja sobre mis piernas, Carlos me miró por segundos, minutos y hasta hora. Cuando no pude con el misterio la abrí encontrándome con un libro.

Después de dos meses en el que seguimos tratandonos algo entre nosotros comenzó a crecer, algo especial, algo que nunca había imaginado en mi vida.

Una tarde a inicios de marzo decidí invitarlo a mi departamento, no era un lugar lujoso pero para una sola persona era un buen lugar para vivir.

- Pasa - le dije cuando llegamos.

Carlos asintió, me besó en el cachete y se adentró en el lugar. Se sentó un poco tímido en el sillón y se giró para mirarme.

- ¿Te quedarás ahí toda la tarde? - negué con la cabeza y me aproximé hasta él.

- Te tengo un regalo, tú sabes para compensar que no pude estar en tu cumpleaños.

Sin permitirle hablar me dirigí hasta una de las mesitas tomé su regalo y se lo entregué.

- Espero que te guste.

Abrió el paquete y sonrió con los ojos llenos de lágrimas.

- No son todas las canciones que he interpretado pero si las más importantes.

Carlos se lanzó sobre mí y me abrazó, ahora estaba seguro de que el regalo le había gustado.

- Debemos escuchar juntos el disco. ¡Vamos! Ponlo.

¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora