Capítulo 42.

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La cortina de estrellas caía sobre la ciudad de Madrid, Blas miraba desde el balcón con un cigarrillo enterrado entre sus labios a un punto perdido. Las cosas nunca le salían del todo bien como él deseaba y menos en el amor, ese era una riesgo que tenía que correr algún día. En una de las esquinas del balcón yacía descansando su piano eléctrico, lo había sacado de su estuche con intención de tocar alguna melodía y desempolvarlo un poco.

Blas cerró por un momento los ojos, se sentía bien aún después de la escena del día, tener a Carlos era saber que su vida ya estaba completa.

El chirrido de una puerta se hizo presente, quizá era Álvaro saliendo de la habitación de Dani, los había encontrado dormidos y no había querido molestar. Blas se sentó en un viejo banquillo de tapiz vino con la espalda dando a la puerta y comenzó a tocar una melodía cualquiera. Estaba tan concentrado sintiendo el tacto de sus dedos contra las teclas que jamás se dio cuenta de que alguien le miraba. Alguien que lo había amado desde que lo vio por primera vez.

Carlos que llevaba unos minutos parado detrás de él, se acercó y con lentitud dejó un beso en su hombro desnudo, provocando que el cuerpo de Blas se tensara y la piel se le erizara.

— ¿Puedo sentarme? — susurró Carlos.

Blas sonrió, tomó la mano de Carlos y le guió hasta en frente del banquillo.

— ¿Quieres aprender a tocar? — preguntó perdido en los ojos de Carlos. El rubio asintió, nunca había intentado tocar el piano, se caracterizaba por dejar las cosas a la mitad, a excepción de la fotografía, esa sí que era su pasión.

Antes de comenzar a tocar el rubio se escondió entre los brazos del castaño, había tenido una pesadilla nuevamente, esta vez le había aterrado más de lo natural porque podía sentir a ese hombre cerca - Un hombre viejo y sucio en el aspecto físico, sexual y psicológico - Carlos absorbió todo el olor de Blas que pudo y se separó para depositar un beso en el cuello de su novio.

Mientras Blas mostraba empeño en enseñarle a Carlos las notas en el piano, él solo podía pensar en que Will también había sido parte de su sueño y el hecho de no decirle nada a su novio lo estaba matando.

— Blas — dijo el menor —. Tengo algo que decirte. Yo vi a Will el día que...

Carlos se vio interrumpido por los labios de Blas que lo callaron por completo, el sentimiento de tristeza le inundó.

— Le agradezco por haberte puesto en mi vida — dijo Blas, contra los labios de Carlos, estos temblaban.

Carlos se quedó inmóvil, no era tan valiente para perder una vez más a Blas, así que solo sonrió y se abalanzó a sus brazos.

Pocos minutos después los labios de Blas se acercaron al oído de Carlos susurrando una canción, provocando que los vellos de la nuca del rubio se erizaran.

Me encanta tenerte aquí rebuscándome la piel

Hace días te esperé y ya estás conmigo

Aún me sorprende encontrar

Algo tuyo en el salón

Me provocas algo más, no se definirlo.

Entre tú y yo algo raro sucede

Pude confiar en ti nada más conocerte.

Bajé la guardia y subí mis apuestas

Quise arriesgarme a ti sin pedir cuentas.

Me gusta llegar y verte concentrado entre tus cosas

Matar el tiempo repasando nuestra historia

No te quiero perder

Me gusta poder decirte simplemente en nuestra cama

Abrir un vino y no quedarme con las ganas

De verte un rato más quédate hasta el final...

Por primera vez dejé

Todo mí pasado atrás

No siempre se sabe dar

Un paso adelante

Me cansé de pelear

Te juro que no quiero más

No apagues la luz aún

Me quedan besos que darte.

Entre tú y yo algo raro sucede

Pude confiar en ti nada más conocerte.

Me gusta

Llegar y verte concentrada entre tus cosas

Matar el tiempo repasando nuestra historia

No te quiero perder,

Me gusta poder decirte simplemente en nuestra cama

Abrir un vino y no quedarme con las ganas

De verte un rato más quédate hasta el final...


¡My Angel! //Blarlos//CANCELADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora