Capítulo 7

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Tom: pero no te vayas. Perdóname vale? Ahora hagamos lo que deberíamos haber hecho hace una semana.
Yo: me has llamado guarra.
¿Quería jugar? Jugaríamos.
Tom: no he dicho eso, además a las guarras no les hago esto.
Me dio la vuelta y me besó. Al principio yo no abrí la boca, hasta que él consiguió abrírmela y metió su lengua. Eran unos labios expertos. Sus manos seguían posadas en mi cintura pero las mías estaban colgadas en el aire. Tom cogió mis manos y las puso en su cuello, sin dejar de besarme.
Me intenté separar, pero en cuanto me separé medio milímetro de sus labios puso sus manos en mi cabeza, haciendo presión hacia él. El beso se convirtió en uno más violento.
Giramos y empezó a llevarme hacia la cama. Me empujó y aproveché ese momento de separación de nuestros labios para hablar.
Yo: ¿sabes qué abajo está tu madre, tu hermano, tu familia...?
Tom: mi madre no es tonta. Sabe de qué voy.
Se tumbo encima de mí, puso sus manos a ambos lados de mi cara y volvió a acercar nuestros labios, pero yo aparté la cara y Tom se lo tomó como un juego, así que me empezó a besar el cuello.
Yo: Tom, no sé si es el momento.
Tom ronroneó.
Yo: Tom coño.
Se separó y puso los ojos en blanco.
Tom: mira, sé que quieres, pasa de los de abajo, no serán tan entrometidos como para subir.
Se puede decir que me convenció, o que sentir su aliento tan cerca y ver sus carnosos labios fue superior a cualquier sentimiento de preocupación.
Le sonreí. Él tomó este gesto como un asentimiento y volvió a mi boca.
Puse mis manos donde la espalda pierde su nombre.
Tom: aquí no puedo hacer mucho-susurró.
Yo: ¿qué?
Se levantó y me tendió la mano, sin entender nada se la cedí y me levantó.
Tom: ven aquí anda-puso su sonrisa pervertida y cogiendo mi barbilla me acercó a sus labios.
Fue un beso tranquilo, sin prisas. Yo puse mis manos alrededor de su cuello y ahora fue él el que puso sus manos con fuerza sobre mi culo, aupándome. Estaba de puntillas y él me sostenía.
Le empotré contra la pared. Metió sus manos por dentro de mi camiseta y empezó a hacerme cosquillas por la tripa, para terminar subiendo por las costillas y más arriba. Nuestras respiraciones empezaron a dejar de ser normales. Me dio la vuelta y me despojó de mi camiseta. Me estaba dando besos por el hombro y el cuello y de un simple movimiento me desabrochó el sujetador y lo tiró al suelo. Sus manos pasaron de atrás a adelante. Seguía dándome besos por el cuello haciéndome cosquillas. Yo soltaba algún que otro jadeo.
Me di la vuelta y busqué sus labios. Apreté su espalda contra mí, juntando mi pecho desnudo y su camiseta. Me di cuenta de que la seguía llevando puesta y se la quité. Me eché para atrás y vi ese cuerpecín en que había proyecto de chocolate y pectorales. Él aprovechó esa ocasión para mirarme a mí también de arriba abajo. Se mordió el labio. Me sonrió. En sus ojos había una chispa de excitación y supuse que en los míos también.
Tom: Acércate.
Seguí su orden y me acerqué a él lentamente. Puse sus manos en mi cintura desnuda, ya que llevaba un pantalón bajo y coloqué las mías en el mismo sitio.
Busqué sus labios, pero se hacía de rogar, y giraba la cabeza.
Al final me harté y le cogí la barbilla, acercando sus labios a los míos. Fue el típico momento de película en el que los segundos antes del beso se te hacen eternos para acabar en uno apasionado.
Puso mis piernas alrededor de su pequeña cintura y me aupó. Fue andando conmigo cual pluma hasta la cama y nos caímos a la vez. Nos dimos un pequeño cosco que me hizo reír.
Entonces empezó a sonar como que alguien subía las escaleras.
****: ¿Tom? Estás por ahí?
Tom: estoy en mi cuarto Bill.
Bill: ahh vale-Entonces vi como giraba el pomo de la puerta y mi primer reflejo fue taparme con un cojín.
Tom se acercó a mi oído.
Tom: está cerrado el pestillo-me susurró.
Bill: ¿qué cojones? ¿Estás con Alcris verdad? No pasa nada. Es que te han llamado tus padres.
Tom: ahora va, coño que está ocupada-dijo Tom muy serio.
Bill: jajaja. ¿Pero hablar puede no? ¿O tiene la boca ocupada?
Yo: por quién me tomas Bill? Jajaja. Ahora bajo.
Tom: no , no, tú te quedas aquí.-me dijo pasando su nariz por mi cara.
Bill: bueno, pues les digo que ahora les llamas. Georg ya se fue y volvimos a sonar en la radio y..
Tom: Bill coño, ya me lo contarás, ahora me dejas?
Bill: aish qué borde eres hermanito . Adiós. Pasároslo bien.
Tom sonrió y bajó su boca hasta la mía, no sin antes susurras "y tan bien"
Nos fundimos en otro beso bastante más apurado que los anteriores.
Tom bajó su mano por mi escote, la barriga, mi ombligo hasta llegar al botón de mi pantalón. Intentaba desabrochármelo.
Yo: ¿A dónde vas?-me separé de él.
Tom: ¿eres virgen?
Yo: eso no te importa.
Tom: vamos que lo eres.
Yo: no Tom, no soy virgen.
Tom: ¿entonces?
Yo: pues que no me voy a acostar contigo teniendo a tu madre abajo.
Tom: mi madre está curada de espanto.
Yo: que no que no.
Me deslicé a un lado y me levanté. Empecé a buscar por el suelo el sujetador y la camiseta, pero ya era de noche y no veía nada. Estaba buscando a tientas a cuatro patas cuando Tom encendió la luz.
Yo: gracias .
Encontré mi sujetador y me lo puse.
Tom se acercó a mí y puso sus manos en mis hombros. Me dio la vuelta.
Tom: anda, quédate un pelín más.
Puse los ojos en blanco y busqué mi camiseta con la mirada.
Tom: no la vas a encontrar.
Yo: ¿qué has hecho con ella?
Tom: búscala.
Empecé a buscarla por la habitación y cada vez que me acercaba a él me decía "caliente" y cuanto más lejos estaba mayor era el grado de frío.
Me acerqué a el, juntando nuestros pechos.
Tom: ardiendo-susurró.
Yo: ¿mi camiseta está en tus labios?
Tom: ahí está la llave.
Le sonreí. Me puse de puntillas y le di un mini-beso.
Yo: mi camiseta.
Tom: eso no es un beso.
Yo: mi camiseta coño.
Suspiró abatido y fue debajo del armario, la sacó llena de polvo.
Yo: joder Tom, que por debajo de los muebles también se limpia.
La sacudí y salió muchísimo polvo y empecé a toser. Cuando estuvo decente me la puse. Miré el reloj.
Vale, habíamos estado hora y media ahí...
Yo: ¿bajas?
Tom asintió. Se puso su camiseta y cuando fui a abrir la puerta me cogió por la cintura y me pegó contra la puerta.
Tom: uno de despedida-sonrió.
Empezó a jugar con su nariz sobre mi piel, dejando ver una pequeña sonrisa de niño pillo. Buscaba sus labios con urgencia, pero no paraba de jugar. Al final, la nariz chocó con la mía y nuestros labios se encontraron. Puso sus manos a ambos lados de mi cabeza, apoyados en la puerta.
Me separé.
Yo: ale, ya está.
Me giré y abrí la puerta. Hasta llegar a las escaleras Tom y yo íbamos andando de forma patosa ya que él me tenía cogida por la cintura y me iba dando besos por el cuello y el lóbulo de la oreja.
Abajo había mucha juerga. Por suerte las madres estaban en la cocina, porque no me habría atrevido a mirar a Simone.
Tom: ¡anda Andreas! Estás aquí. Pensaba que estabas de comida familiar.
Andreas: nah, ya terminó.
Todos se me quedaron mirando, miré a Gus y este me guiñó un ojo. Vale, menos mal que este era bastante más tolerante que Tom.
Bill se acercó a mí.
Bill: anda ve al baño. 

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora