Capítulo 8

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¿Al baño?
Bill dejó escapar una sonrisa.
Me dirigí confusa, abrí la puerta del baño.
Yo: ¿Y AHORA?-grité.
Bill: mírate en el espejo.
Le hice caso.
Guay. Genial. De putísiiima madre.
Tom apareció por la puerta comiendo un bollo.
Yo: Tom estuvo aquí-puse uno de mis dedos en mi cuello-me has dejado marcada un mes chaval.
Tom: así tienes un recuerdo mío.
Yo: preferiría un souvenir o algo así. Mis padres piensan que me dedico a jugar al parchís , vale?
Tom: mira, te echas así el pelo por delante-se puso atrás mía, con el bollo en la boca y empezó a echarme el pelo para adelante-y muy mona ella.
Yo: sí claro, mis padres que ahora su hija tiene el pelo por la cara. Porque no ha sido sólo aquí, también aquí , aquí, aquí-empecé a señalarme sitios.
Me di la vuelta.
Yo: y aquí y aquí.
Tom: y aquí-señaló mis labios, y se acercó lentamente.
Justo antes de que nos besáramos bajó la mano a mi pecho y la puso encima de mi corazón.
Tom: y aquí-susurró.
Su aliento me envolvía y me estaba volviendo loca. Atravesé los milímetros que separaban nuestras bocas y nos besamos.
Cerró la puerta del baño con el pie y me aupó encima del lavabo. Nos separamos y me sonrió.
Tom: ¿puedo hacerte otra marquita? Es que es muy apetecible.
Me mordí el labio. Tom me besó, deslizó sus labios por mi mejilla, la oreja y el cuello. Donde me dejó otra.
****: Siento volver a interrumpir, pero Alkjjjis tus padres se están impacientando.
Tom: ¡coño Bill! Pues que les peten.
Me reí y me bajé del lavabo.
Tom: quédate-me rodeó la cintura con las manos.
Abrí la puerta y ahora sí que estaban todas las madres en el salón mirando para nosotros.
Tom las miró y sonrió, pero no se separó. Apoyó su cabeza en mi hombro. Cogí sus manos y las quité rápidamente. Todas se empezaron a reír.
"Tierra trágame, tierra trágame". No paraba de rezar para que eso ocurriera.
Yo: Ehm... Bill, el teléfono?
Se acercó a mí y me dio un inalámbrico.
Marqué el número de mi casa y esperé 3 pitidos.
Mamá: ¿Alcris? POR FIN!.
Yo: hola mamá.
Todos me miraban para ver lo interesante que podía ser el español.
Mamá: hija, que tu hermana se ha puesto mala y la vamos a llevar al hospital.
Yo: ¿Qué? ¿Pero está bien?
Mamá: sí, suponemos que sí. Es solo que nos vamos los dos, que te vinieras para quedarte con Marcos. Se va a ir ya a dormir, pero vente por favor.
Yo: ahora voy.
Colgué.
Yo: em.. me tengo que ir, mi hermana está mala y tengo que cuidar de mi otro hermano.
Simone: ¿pero está bien tu hermana?
Yo: sí sí, está bien. Creo. Se la llevan al hospital los dos, estarán toda la noche, por eso tengo que quedarme allí.
Bill: vale vale. Vete, olvídanos.
Le miré levantando una ceja.
Yo: adiós, muchas gracias por todo... chao!
Fui corriendo hasta mi casa. Mi hermana había estado muchas veces mala en poco tiempo.
Abrí la puerta.
Yo: ho—la.-cogía aire.
Mamá: nos vamos. Adiós. Marcos ya está durmiendo.
Yo: llamadme cuando sepáis algo.
Oí como el coche aceleraba y las luces se perdían en la oscuridad de la noche.
Subí a ver a mi hermano.
Yo: ¿pero tú no estabas durmiendo? Anda acuéstate.
Le quité la Ds y le llevé a la cama.
Yo: y por si acaso me la llevo.
Se limitó a mirarme con su peor cara y cerré la puerta.
Bajé a la cocina con la consola en mano y abrí la nevera. Me preparé una pizza.
Mientras se preparaba estuve en el salón viendo la tele y jugando a la maquinita. Después me comí la pizza y estuve viendo más la tele.
Me había quedado sopa en el sofá cuando el timbre sonó. Miré la hora, las 11.
Fui a tientas hasta la puerta. Abrí la llave y después la puerta.
Yo: ¿tú?
*****: yo también me alegro de verte. 

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora