Capítulo 41

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Tom: tengo una idea.
Y una sonrisa surcó su rostro.
Sí esa sonrisa que me daba miedo.
Yo: deslúmbrame.
Tom: si no hay casa a dónde va la gente?
Yo: a la puta calle?
Puso los ojos en blanco.
Tom: no boba no, a un hotel ... -''
Yo: qué original.
Tom: créeme, este hotel es original.
Yo: miedo me das.
Tom: ya te he dicho que no haré nada que no quieras...
Me cogió de la mano y me condujo al ascensor.
Le dio a la tecla B y empezamos a bajar.
Yo: por un momento pensé que querrías en el ascensor.
Tom: ya hemos tenido el cupo arriesgado por hoy.
Sonreí al acordarme del probador.
Yo: ¿qué hora es?
Tom: las 4.
Yo: ¿habrá hoteles a estas horas?
Tom: para Tom K. Sí.
Sonreí.
Yo: ¿y cuál es?
Tom: no lo conoces.
Yo: tal vez sí.
Tom: no lo conoces.
Yo: vale!
Nos montamos en el coche y me volvió a conducir por las largas calles de Berlín. Que mierda no conocerlo ... podría averiguar a donde me llevaba.
Yo: ¿qué día hay que irse a Los Ángeles?
Tom: estamos a sábado... bueno noche de viernes... tú me entiendes, el este es el miércoles. Pues al martes saldremos de aquí.
Yo: ajá. Tengo miedo.
Tom: ¿de qué?
Yo: las fans son capaces de todo...
Tom: nada te pasará mientras estés a mi lado-me derretí ante aquella frase... oh mi dios.
Entonces lo vi.
Yo: no será?
Tom asintió.
Yo: la virgen.
Tom: ¿grande eh?
Ante mí se extendía un hotel gigantesco... más ancho que alto, blanco y más aún resplandecido por las luces que proyectaban en su fachada. Algunas eran de colores. Tenía un gran jardín decorado con todo tipos de árboles.
Yo: ¿sabes lo que cuesta una noche aquí?
Tom: ¿sabes lo que gano al mes?
Yo: vale. Me callo.
Sonrió.
Llegamos a la puerta y un botones salió.
Tom: no tenemos maletas.
Se nos acercó el que aparcaba los coches. Tom le tendió las llaves y me miró sonriendo.
Tom: bien, ¿y qué?
Puso ambas manos en jarras en su cintura.
Yo: es ag, no. Oh.
Tom: vale, te entiendo.
Miré arriba y una terraza.
Yo: ¿eso es un restaurante?
Tom: es una habitación. ¿quieres ir a esa?
Los ojos se me abrieron como platos.
Yo: ¿yo? ¿a esa? Tú... ¿yo? Nosotros?
Tom: veo que te sabes las personas. Sí está libre sí. Pareces una niña pequeña.
Yo: claro, me olvidaba de que el señorito vive entre lujos, pero yo soy normal ¿sabes?
Se rió. Una fría brisa corrió provocándome un escalofrío.
Tom: ¿quieres mi chaqueta?
Yo: no llevas chaqueta Tom...
Tom: upss ù-ú verdad. Es que estamos en verano.
Yo: por eso yo tampoco llevo chaqueta y ahora tengo frío.
Me pasó la mano por los hombros y me apretó para infundirme calor. Me dio un beso en la coronilla. Oh, qué mono.
Entramos en el hotel. Estaba medio vacío, solo había gente del servicio y alguno que volvía de fiesta. Nos dirigimos a la recepción.
Tom: hola, quería una habitación. ¿Está libre la suite de arriba?
Recepcionista: espere que lo mire señor por favor.
Sonreí, joder, le llamaba señor a pesar de que Tom tendría 30 años menos que el recepcionista. Esto del dinero...
Recepcionista: pues sí, está libre. ¿La quieren?
Tom: sí por favor.
Sonreí.
OGH.
Recepcionista: ¿sabe cuántos días será?
Tom: esta noche, probablemente.
Asintió.
Recepcionista: pues es la planta 16. Aquí tienen la llave.
Yo: gracias.
Le sonreí y fuimos al ascensor.
Allí había un botones, por lo tanto no podíamos hacer nada. Me cagüendie.
Fuimos subiendo lentamente mientras un silencio incómodo nos rodeaba.
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Botones: aquí es señores.
Yo: gracias.
Tom sonrió.
Me cogió de la mano y salimos, en cuanto el ascensor bajó me quedé anonadada.
Yo: ¿somos los únicos en esta planta?
Tom: ouh yeah baby.
Le mire enarcando una ceja.
Me reí.
Empecé a saltar y a correr por el largo pasillo que ante nosotros se extendía. Al fondo había una puerta de madera esperando a ser abierta.
Yo: ¿puedo abrir yo?-puse cara de niña buena.
Tom: anda toma, en serio que pareces una niña pequeña ¿eh?
Yo: ja ja ja. Es que esto es muy fuerte Tom, me da cosa... cuesta mucho.
Me agarró por la cintura y me dio un beso en la cintura.
Tom: disfruta.
Sonreí y le apreté las manos que rodeaban mi cintura.
Cogí la tarjeta y la pasé por el pasador ese de tarjetas que ni idea tengo de cómo se llama.
Abrí la puerta.
OH DIOS MÍO.

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora