Capítulo 77 & 78

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Seguimos por la carretera. Nadie hablaba. El último comentario me había dejado rara. Rayada.

Todo había cambiado, nada seguía igual. Simplemente... era diferente.

Siempre pensé que tendría la vida de ensueño.

Bfff...

Yo: cuéntame algo, por favor – le supliqué.

Gustav: ¿estás bien? – siempre tan atento, me cago en diez!

Yo: no... - susurré. Miré para la carretera intentando controlar mis lágrimas.

Gustav: puedes contármelo, si quieres.

Yo: gracias – le miré e intenté hablar, pero no me salían las palabras. Me empecé a agobiar y Gus me tranquilizó con su sonrisa.

Gustav: tengo todo el tiempo del mundo, es más, si quieres nos damos una vuelta por Alemania.

Me reí.

Yo: no sé cómo explicarlo...

Gustav: seguro que puedes, es cuestión de intentarlo.

Gus, Gus, era demasiado comprensivo. Tenía paciencia, sabía cuando tenía que hablar y cuando lo mejor era callarse.

Yo: a ver... - tragué saliva y respiré profundamente, para tranquilizarme – el resumen de mis problemas es Tom... le echo de menos.

Gustav: vuelve con él, entonces.

Yo: no es tan fácil...

Gustav: ¿cómo que no? Él quiere volver.

Yo: pero es que no todo se reduce a eso.

Gustav: ¿le quieres? – asentí - ¿qué más importa a parte de eso?

Miré a mis pies mientras movía los zapatos, intentando distraerme.

Yo: pero él... se fue, no me quiere.

Gustav: no te consiento que digas eso. Tom siempre te ha querido, te quiere y te querrá. Es así de fácil. No te comas el coco. En las relaciones tienes que saber que es posible que el otro te la líe mañana, o al revés, pero lo único que importa es que se quiere. Porque en fin... - suspiró – el amor tiene que tener confianza, sin confianza no hay amor. ¿Confías en él?

Yo: no lo sé... ¿cómo sé que no me volverá a dejar abandonada?

Gustav: es que ahí está la cosa, no lo sabes. Puede que mañana huya, se vaya del país a Singapur... pero eso pudo hacértelo con 15 años, y antes de dejarte en la calle. Y sí, una vez lo hizo, y es un cabrón por ello, pero es que si tú le quieres y él te quiere... da igual todo. No debería importar nada más. Eso es lo único...

Yo: ya ... si tienes razón. Pero no sé si podré confiar.

Gustav: solo hay una manera de saberlo – me miró y me sonrió.

Abrí los ojos.

Yo: ¿ahora? – asintió - ¿AHORA? – repetí.

Gustav: sí, llámale. Queda con él esta noche. Tía, venga! – vio que me quedaba callada, inmóvil y prosiguió – llámale, es posible que al oír su voz decidas colgar, pero tal vez solo desees tirarte en sus brazos.

Yo: tal vez...

Otro impulso... de verdad...

Cogí el teléfono y busqué en la agenda. "Tom"

Suspiré y le di al botón de llamada.

Miré a Gus asustada.

Un toque.

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora