Capítulo 42

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Yo: madre del amor hermoso.
Me dio un beso en la mejilla y sonrió.
Tom: te gusta?
Yo: no, si te parece me da asco. Ogh, nunca había estado en un sitio así.
Se rió.
Tom: anda vamos.
Empezamos a andar y cerró la puerta con el pie.
Volví a mirar la habitación.
Era enorme....
Enorme. Enorme enorme.
Tenía una cama que era 3 veces la mía en el medio. Una mesa pequeña un poco más a la derecha. Como las asiáticas, con cojines en el suelo para hacer de sillas. Podía ver todo Berlín desde la ventana. Miré a mi izquierda y vi una puerta, en la que supuse que detrás estaría el baño. Me acerqué a ella y la abrí.
Oh dios.
Una ducha con hidromasaje... y una bañera con hidromasaje también. Era súper lujoso.
Volví a la habitación y a la izquierda de la cama vi el minibar. Sonreí y me acerqué. Tom me vio las intenciones y me adelantó.
Yo: déjame a mí-y le aparté.
Abrí el minibar y vi zumos y bebidas, mmm entre esas bebidas una botella de champán.
La cogí.
Dirigí una vista rápida para ver dónde podría estar las copas.
Y entonces.
Ogh.
Una mini cocina.
Sí sí. Joder, podría vivir allí.
Me acerqué y empecé a abrir armarios hasta que encontré las copas, cogí dos y me acerqué a Tom. Me sonrió y las cogió. Eché el champán y le dimos un trago mirándonos a los ojos. Me acerqué a él. La mano en la que llevaba la copa la lleve a su cuello y la otra la dejé en el aire. Él hizo lo mismo pero su mano fue a parar a mi cintura.
Jugué con nuestras narices y le besé. Esa noche ya habíamos bebido en la discoteca y más ahora. Me separé y miré a la terraza.
OH DIOS.
No pude evitar que un gritito saliera de mi boca.
Tom miró y se rió.
Yo: ¿eso es una piscina?-asintió-la virgen.
Fui lentamente hacia ella, como si me diera miedo o fuese un espejismo que se podría ir en cualquier momento. Dejé la copa y la botella en el borde y me agaché para tocar el agua. Vale, era de verdad y estaba a una temperatura de la leche.
No me lo pensé dos veces, me quité la ropa y me quede en ropa interior.
Tom miraba desde la puerta sonriendo. Me metí en el agua hasta los hombros.
Yo: ¿te vas a quedar ahí?
Tom: ¿por qué no?
Salí del agua y me acerqué a él. Le cogí de la camiseta y me pegué a él, mojándole.
Yo: porque de se está genial.
Y le mordí el labio. Me di la vuelta y empecé a andar tocándome el pelo hacia la piscina. Me metí y me di la vuelta. Jajaja, Tom se estaba quitando la camiseta.
Ogh, qué bueno estaba.
Se quitó el pantalón y en bóxers se tiró de bomba empapándome el pelo, así que ya, metí la cabeza yo también. Cuando salí una mano se posó en mi cabeza y me empujó para adentro. Salí tosiendo porque había tragado agua pero riéndome con Tom.
Yo: serás!
Me acerqué a él pero cuando fui a ponerle la zancadilla me cogió del culo y me aupó hacia él. Sonreí.
Puse mis manos alrededor de su cuello y me acerqué a su boca. Empezó a moverse, pero no sé hacia dónde, porque solo pensaba en su lengua y la mía en contacto. Se separó.
Tom: mira.
¿Qué? Em, vale, está bien. Me di la vuelta y ...
OH.
Berlín. Berlín de noche, con las luces, con los coches el agua que fluye en un rió.
Era precioso.
Y lo estaba viviendo con Tom.
Me di la vuelta y le abracé.
Yo: te quiero te quiero te quiero!!!
Me sonrió y me apretó más a él.
Empezó a nadar para atrás conmigo en brazos.
Nuestros labios se encontraron y empezamos un duelo de lenguas.
Llevé mis manos a su culo y le apreté contra mí. Él puso sus manos en mis muslos, rozando mi piel de arriba abajo. Pase mis piernas por su cintura cosa por la que Tom sonrió.
Llevé mi mano derecha a su tripa y la llevé de arriba abajo pasándolas por esos abdominales y pectorales que tanto me gustaban.
Subió sus manos por mi espalda y me desabrochó el sujetador dejándolo flotar.
Llevó sus manos hacia delante apretando mis pechos.
Pude notar su excitación y le apreté más a mí, ya que él no era el único que estaba excitado.

Me separé de sus labios pese a su insistencia y llevé mi boca a su apetecible cuello.
Tom tenía sus manos en mi culo y me apretó.
Tom: ¿sabes qué me encantas?
Ronroneé.
Se rió.
Me quitó el tanga y al ver sus intenciones le quité los pantalones.
Tom: espera.
Se acercó a la orilla y empezó a buscar en sus bolsillos.
Sacó uno y se acercó sonriendo.
Puse mis piernas una vez más en su cintura y llevé mis manos a su cuello para agarrarme más a él. Él me sujetaba por los muslos.
Estaba apoyada en el pecho de Tom, agarrada a su cintura intentando volver a la normalidad. No podía fijar mi mirada en ningún punto así que decidí cerrar los ojos y disfrutar de su olor.

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora