Capítulo 40

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 Miré hacia donde señalaba Gus.
Joder.
Y tan bien.
Menos mal que iba a ser solo uno.
Bill.
Kim.
Kim inclinada hacia atrás y Bill encima suya. Las manos de este "aguantando" su culo, a ver si se va a caer. Bill cogió de la mano a Kim y se la llevó. ¿Dónde? Buena pregunta.
Yo: Guuuuuuuuuuuuuuuuus!-me miraron-¿tú no estabas con una tía? ¿y tú Georg?
Gustav: ya, pero es que era muy sosa. Ya sabes que a mí me gustan con marcha nena.
Me guiñó un ojo.
Yo: ¿y la tuya Georg?
Georg: este gilipollas, que como la otra era una monjita pues ha pasado de ella y se ha ido a su casa a llorar, y claro la amiga que estaba conmigo que de monja nada tenía se ha ido a consolarla. Y ahora mi soldadito ¿Qué eh?
Yo: mira a tu alrededor-me hicieron caso y giraron sus cabezas-¿no hay chicas no?
A los dos se les pintó una sonrisa en la cara y se dirigieron a por nuevas presas.
Tom: ahora estamos oficialmente solos. Tú y yo. Y un sofá muy cómodo.
Yo: y unas.. 100 personas en esa pista.
Tom: no tienen por qué mirar.
Yo: oh sí, créeme, si tienen por qué.
Tom: ¿por?
Yo: es un espectáculo digno de ver.
Tom: ¿ah sí?
Me miró sonriendo. Sí, esa sonrisa suya que siempre ponía en estos casos de violador pervertido.
Yo: me das miedo cuando hablas y sonríes así.
Tom: te aseguro que no voy a hacer nada que te desagrade.
Yo: ¿cómo qué?
Tom: como esto.
Se acercó a mí y me mordió el labio. Y a mí me dejó con la boca abierta.
Yo: no me puedes dejar así-
Tom: ¿por qué no?
Yo: es como si a ti te dejo así.
Me puse a horcajadas encima suya. Me lancé a sus labios que me esperaban expectantes. Cogí su mano y la lleve a mi pecho. Metí la mano en su pantalón.
Y me levanté y me fui a la pista.
Me di la vuelta y vi a Tom sentado en la misma postura matándome con la mirada.
Me metí entre la multitud y me dirigí a la barra, que estaba al otro lado. Pedí un malibú.
Como era de esperar Tom no tardó en cogerme de la cintura y acercarse a mi oído.
Tom: tienes razón. No te puedo dejar así. Ahora.. ¿qué tal si nos vamos?
Le dí un trago a mi bebida y me hice la interesante.
Yo: es que aquí se está muy bien.
Tom: conozco un sitio que está mucho mejor.
Yo: ¿ah sí? Seguro que le conozco.
Tom: pero te encanta.
Yo: ¿qué es?
Tom: mi cama.
Yo: es cómoda.
Le dí otro trago. Cuando lo dejé en la barra Tom me dio la vuelta al taburete y cogió mi vaso. Le dio un trago y lo volvió a dejar. La mano con la que lo había dejado fue a parar a mi nuca, en la que hizo presión para que me acercara a él.
No hice nada. Al principio claro, es difícil resistirse a él. Simplemente me limité a abrir la boca y dejar mi lengua quieta. Alguna vez seguía los movimientos. Pero bueno... eso fue hasta que Tom insistió demasiado y no me pude resistir. Llevé mis manos a su espalda y abrí mis piernas para que se metiera entre ellas. Llevó su mano de mi nuca a mi espalda donde la frotó de arriba abajo. Me separé.
Yo: está bien. Me gusta tu cama.
Sonrió y me mordió otra vez el labio.
Se dio la vuelta sin preocuparse de si le seguía o no. Aunque se pre-suponía.
Salimos de esa sonora discoteca y nos montamos en el coche de Tom.
Tenía su mano en mi muslo, y solo la quitaba para cambiar la marcha. Yo me limitaba a mirarle.
Tom: me estás poniendo nervioso. ¿tengo algo en la cara?
Yo: justo ahora te veo ese lunar que tienes.
Tom: a qué es sexy?
Yo: jajaja. Muchoo...
Tom: no en serio, ¿qué pasa?
Yo: nada. ¿Acaso no puedo mirarte? Me gusta hacerlo.
Tom: me desconcentras.
Yo: lo sé.
Se rió.
Tom: mira-señaló la ventana-¿ves aquel edificio de allá? El alto y con ventanales-asentí-pues ahí es donde formalizamos el contrato.
Yo: ¿es de universal?
Tom: yeaaah. Ya estamos aquí.-aparcó el coche y al bajarme vi que había uno detrás del que se bajó un guardaespaldas, yéndose otro a aparcar.
Yo: ¿son siempre tan discretos?-le susurré para que no me oyera el otro.
Tom: sí-me imitó.
Le pegué una colleja.
Montamos en el ascensor.
Yo: ¿sube por las escaleras?-asintió-joder...
Tom: es que nos deja intimidad...
Yo: intimidad? Acaso te lo quieres montar aquí?
Tom: oye, pues tiene su morbo.
Yo: morbo sí. Pero ...
Me miró pícaramente.
Yo: no Tom, que solo quedan 5 pisos y tu no eres de eyaculación precoz.
Puso los ojos en blanco pero luego se rió.
Me empotró contra la pared.
Tom: ¿acaso tienes escapatoria?
Le dio al botón de Stop.
Intenté escaparme por abajo pero puso la mano.
Repetí la acción por el otro lado y me hizo lo mismo.
Yo: se va a preocupar el segurata.
Tom: hasta entonces hay tiempo.
Yo: te repito Tom que no eres eyaculador precoz...
Tom: deja mi soldadito en paz!-me reí-y yo te repito que no tienes escapatoria.
Se inclinó hacia adelante hasta que junto nuestros labios. Y aunque el momento no fuera el más apropiado, fue un beso tierno y casi hasta romántico. Ese beso me enamoró. Puse mis manos alrededor de su cuello.
Se separó de mí no sin antes darme un pequeño pico. Nos quedamos mirándonos a los ojos. Esos ojos tan penetrantes y profundos.
Tom: tienes unos ojos preciosos.
Le sonreí. Él sin dejar de mirarme a los ojos se inclinó hacia un lado y le dio al botón del piso para que siguiera subiendo.
Las puertas del ascensor se abrieron y seguíamos mirándonos fijamente.
Nos dijimos tanto con esa mirada...
De repente se apartó de mí y empezó a andar hacia su piso. El guardaespaldas estaba en la escalera.
Tom empezó a buscar en sus bolsillos cada vez más desesperadamente.
Yo: ¿qué pasa?
Tom: MIERDA! Me he dejado las llaves dentro...
Yo: bravo...
Tom: ¿qué hacemos?
Yo: vamos a mi casa.
Tom: duermes con Kim.
Yo: mierda...
Tom: tengo una idea.
Y una sonrisa surcó su rostro.

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora