Capítulo 69 & 70

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Bill: no tienes por qué hacer esto sola.

Kim: eso – inquirió Kim.

Estábamos sentados en el mismo banco, en el mismo parque. La luna hacía rato que se paseaba por el cielo que se erguía sobre nuestras cabezas. Habíamos hablado de todo... contado anécdotas, intentaban que me olvidara por un minuto de la realidad, de que estaba embarazada, que Tom no quería a los dos bebés que traía conmigo. Que estaba sola, sin trabajo y sin estudios. SOLA.

Yo: sé que os tengo ahí, pero son mis hijos... no los vuestros, quiero que les queráis y les cuidéis, pero no puedo pediros que os entrometáis de tal manera. Es mi vida, y si estos bebés me la van a joder, quiero que lo hagan solo a mí.

Andreas: hablas como si no quisieras tenerlos...

Yo: es que quiero tenerlos – dije – pero no quiero que eso os joda vuestra vida. ¿Creéis que soy tonta? Sé perfectamente que esto puede ser un error, que me va a cambiar la vida, que no llegaré a ser médica, que viviré toda mi vida trabajando de sabe Dios qué cuidando a mis hijos, pero realmente, quiero dar la vida por ellos.

Bill: Alkjis, lo siento, son mis sobrinos, y mi hermano es un gilipollas, su decisión no te va a amargar la vida a ti.

Yo: él es libre de hacer lo que quiera.

Bill: no Alkjis no, su obligación ante la ley es pasarte una pensión, y yo me encargaré de que con esa pensión te pagues todos tus estudios, los de los niños, una casa y todo. Esa es su obligación ante la ley. ¿Pero ante la vida? Se ha pasado, te quería y sé que te quiere, también sé que nunca te lo ha dicho, pero soy su gemelo, esas cosas se saben. No ha mirado a nadie como te mira a ti. Te quiere y mucho, y le encantaría tener hijos contigo y lo sabes, claro que no ahora. Tiene miedo y ha salido huyendo, no sé si volverá o no. Pero como ya he dicho, su decisión no te arruinará la vida. Al fin y al cabo, él fue el idiota que no se puso condón.

Yo: hablas como si toda la culpa fuese suya. No fue una violación.

La conversación se había reducido a nosotros dos, solo nosotros dos. Andreas y Kim miraban expectantes, atentos, sin saber qué decir ni cuándo.

Bill: pero él es el gilipollas que te ha dejado tirada. Y encima tiene narices de querer hablar contigo. ¡Habiendo estado ayer con otra!

Bill empezó a sacar toda la mierda, todo. Sus "cuernos" antes. Su cobardía. Su irresponsabilidad.

Note algo frío en mi mejilla y me di cuenta de que estaba llorando.

Bill: y esta noche será otra, y mañana otra. Pensé que había cambiado.

Hablaba más para consigo mismo que para con nosotros, pero dolía.

Todo, todo lo que decía, habían sido mis miedos. Durante estas semanas, durante los dos meses que estuvimos cuando éramos pequeños. A esa edad no tenía miedo, claro está, de que fuera irresponsable, yo también lo era. Pero si de que me pusiera los cuernos. De que me abandonara. Ahora la situación había requerido una responsabilidad que dudaba que algún día pueda llegar a tener.

Bill: es un cabrón. Irresponsable picha brava..

Bill seguía metiendo cizaña....

Me levanté de golpe, con las lágrimas brotándome de los ojos como si fueran fuentes.

Yo: ¡YA ESTÁ BIEN! – grité - ¿TE CREES QUE NO LO SÉ? ¡SÉ QUE ES UN GILIPOLLAS! pero le quiero... - se me quebró la voz.

Bill se me había quedado mirando en silencio, mientras Kim y Andreas intercambiaban miradas de preocupación.

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora