Capítulo 59

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Nos sentamos en la terraza del Starbucks, yo con mi Frapuccino y el con su café americano. Que estaba asqueroso, todo hay que decirlo.

Yo: es demasiado amargo, no sé cómo puede gustarte.!

Tom: ¡qué dices! Si está buenísimo.

Yo: si tú lo dices...

Tom: efectivamente, yo lo digo.

Me reí.

Yo: cabecita loca...

Le paso la mano por la cara y sonríe ante mi gesto.

Me empieza a sonar el móvil. Como no, para joder momentos.

Lo cojo.

[

Yo: ¿sí?

Bill: ¡hey! Una cosa, dile a mi hermano que para qué tiene el jodido móvil!

Yo: ahora se lo digo. ¿qué pasa?

Bill: que vengáis, que nos tenemos que ir mañana a Alemania.

Yo: ¿tan pronto?

Bill: es que al padre de Gus le han ingresado en el hospital-susurró.

Yo: ¿pero está bien?

Bill: no se sabe... perdió el conocimiento de repente y ahora no se sabe qué tiene, le están haciendo pruebas.

]

Tom me miró intrigado mientras sorbía un poco de su bebida.

Tom: ¿qué pasa?

Yo: mañana nos volvemos a Berlín.

Tom: ¿por?

Yo: al padre de Gus le han ingresado...

Tom: prefieres que nos quedemos tú y yo en Los Ángeles?

Yo: ¿qué? No no, quiero asegurarme que lo del padre de Gus sale bien y tal... y tú también deberías hacerlo.

Tom: ¿pero es grave?

Yo: no se sabe.

Tom: pues vamos anda..

Se puso de pie y le imité.

Salimos del centro comercial con el guardaespaldas detrás y pedimos un taxi.

Llegamos al hotel en unos escasos 15 minutos.

Pagamos y subimos a la habitación de Gus.

Estaba un poco nervioso haciendo la maleta por toda la habitación.

Georg y Bill le observaban desde un rincón.

Georg: ¡ya era hora! Han adelantado el vuelo, será en 4 horas. Hacer las maletas.

Tom se quedó mirando a Gus, como los otros dos, asustado, sin saber cómo reaccionar.

Me acerqué a él. Que iba por toda la habitación recogiendo cosas.

Yo: Gus-no paró-Gus-dije un poco más alto, pero en vano-GUS!-le cogí por los hombros y le paré, le puse delante de mí-¿estás bien?

No me respondió. Simplemente bajó la mirada al suelo. Le acerqué hacia mí y le abracé. Creo que realmente lo necesitaba y que lo agradeció. Rodeó mi espalda y hundió su cabeza en mi hombro. Vi por encima del suyo a los chicos más tranquilos.

Les hice un gesto con la mano para que se fueran y silenciosamente se levantaron y se fueron.

Estuvimos un rato más abrazados, lloró, y al final se tranquilizó y se separó de mí.

Gustav: gracias...-susurró.

Le sonreí.

Yo: venga-le toqué la nariz-que todo saldrá bien.

Gustav: gracias-volvió a susurrar.

Le ayudé a seguir haciendo la maleta y en unos 20 minutos le dejé recostado en un sofá. Me fui rápidamente a mi habitación a hacer la mía.

Entré y estaba Tom guardando cosas que había por todo el cuarto.

Tom: ¿qué tal está?

Yo: nervioso. Pero se le pasará.

Le sonreí y me devolvió la sonrisa.

Tom: ¿dónde vas a meter toda la ropa?

Yo: en la maleta.

Tom: ¿entrará?

Yo: no le queda más remedio.

Se rió.

Tardé una hora en hacerlo todo. Y sí, costó mucho pero la maleta consiguió cerrarse.

Tom me ayudó un poco.

Me senté en el sofá y Tom a mi lado. Me tumbé en su pecho y me dormí.

Tom: ey, venga, que nos vamos.

Abrí un poco los ojos y me encontré tumbada en la cama y Tom delante de mí zarandeándome.

Asentí levemente y me levanté. Cuando lo hice casi me caigo si no llega a ser por Tom que me sujetó. Se rió y me dio un pequeño beso en la frente.

Cogimos las maletas y yo mi bolso y salimos de la habitación.

Tom: habrá más sitios como este-me sonrió.

Bajamos al Hall y estaba Gus con Bill esperándonos.

Yo: ¿y Georg?

Bill: ahora bajará.

Miré para Gus. Tenía la mirada perdida en algún punto de la pared y le temblaban las manos.

Me puse delante suya y le apreté las manos con fuerza.

Yo: venga, que nos vamos.

Me miró y me sonrió, o lo intentó.

Georg no tardó en aparecer por el ascensor.

Salimos y había fans en la puerta. Las firmaron unos autógrafos rápido y se metieron en el coche donde yo les esperaba.

En el coche había un silencio incómodo. Gus miraba por la ventana y todos le miraban disimuladamente intentando decirle algo pero sin saber qué.

Llegamos al aeropuerto y facturamos a toda prisa.

El avión no tardó en salir, por suerte.

Me senté entre Gus y Tom. Éste se quedó dormido al instante, como no.

Me giré hacia Gus.

Yo: venga, que estará bien .

Le sonreí y le apreté el brazo, infundiéndole ánimos.

Gustav: eso espero...

Yo: seguro que sí. Ahora duérmete anda, que estarás cansado.

Asintió y se quedó frito.

Lo que nunca imaginaste || Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora