Parte 10

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─Sarah, yo te quiero, yo te-

─Yo también te amo. Si, te amo. Por eso quiero corresponderte.

─No quiero que lo digas a la ligera, debo darte tiempo para que te sientas bien a mi lado. No voy a dejar que nadie se oponga a lo nuestro.

─Cada día cambias, te veo como un niño sin embargo dejaste de serlo cuando me besaste por primera vez.

─Te lo dije, eres tú la que no ve dentro de mí.

Aspiro el olor de su piel húmeda. No pudo evitar mirar su blusa pegada a su piel, la tela estaba empapada exponiendo un sostén azul que cubría sus pechos. Volvió la mirada a su rostro no incomodarla más de la cuenta.

─Mira todo lo que quieras.

Metió lentamente la mano y le alzo su blusa, una vez en su mano la tiro al suelo. Había mucho calor.

─Uao ─el pulso se disparó en automático.

Las manos frías de Sarah comenzaron a desbotonar su camisa. Sus miradas centellaban. Bruno suspiro excitado al sentir la boca de Sarah en su cuello.

Quería tenerla en su cama y hacerla suya.

─Vamos a tu habitación... ─quería hacerlo, quería estar con ella en cuerpo y alma pero había un contratiempo.

─Sarah... yo... no he estado nunca con una mujer ─avergonzado se arrepintió al instante. Pero no podía mentirle a esa mujer.

─Eres...

─Rayos, sí. Soy virgen. Por favor quita esa cara harás que me sienta avergonzado más de lo que ya estoy.

─No puede ser ─susurro. La noto emocionada─. Seré la primera...

─Segura que aun quieres hacerlo después de que... bueno ya sabes qué.

─Quiero hacerlo. Quiero ser la primera en tu vida.

Le quito el pantalón, el conjunto de lencería le quedaba de ensueño, unas lindas bragas del mismo color del sostén. Solo una mirada y ya estaba a mil por hora. El broche del sostén estaba en la parte frontal, sus manos titubeaban con torpeza mientras se lo quitaba.

Sarah se cubrió los pechos con el antebrazo, lentamente se quitó la ropa interior y con un movimiento de sus piernas las tiro al suelo, hizo lo mismo y se cubrió su sexo con la mano.

Noto la respiración entrecortada de Sarah. Al igual que él estaba muy nerviosa.

─No tengas vergüenza, Bruno.

─Lo mismo digo ─trato de sonreír pero no podía, tenía a la mujer que amaba dispuesta a estar con él.

─¿Soy muy obvia?

Bruno estaba en un precipicio donde no tenía el control de la situación. Quería ver su piel de Eva, sentirla y experimentar el sexo con ella.

─Creo que es mi turno ─dijo mientras desabrochaba el pantalón─. Tratare de pensar que soy un modelo al que dibujaran desnudo.

─Pues quiero dibujarte...

Bruno se bajó la cremallera y luego los pantalones. La cara le comenzó a arder cuando se quitó el bóxer y quedo expuesto ante la mirada de Sarah.

Sarah se liberó y quedo expuesta. Bruno observo cada parte de su cuerpo, una musa de carne y hueso. La más tierna de las criaturas.

El cabello suelto le daba una imagen jovial, algunas pecas cubrían sus dos pechos, dentro de la ropa parecían pequeños pero al parecer estaba equivocado; su abdomen no era plano pero eso no impedía que luciera sensual; su monte venus estaba cubierto por una delgada cortina de vello púbico. Desconocía a esa Sarah, alguien nueva y deseable, echa a la medida, traída al mundo con una desnudes extremadamente única.

A pesar del tiempo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora