Parte 16

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─Y eso es todo ─Bruno había le contado todo a Elena sobre la relación que sostuvo con Sarah, y algunos sucesos importantes que ocurrieron en su vida, ya no había nada más que guardar.

Dejó la copa de vino sobre la mesita del centro.

─¿Has vuelto a saber algo de Claudia? ─le preguntó mientras acariciaba su mano.

─Mantiene comunicación con mi mamá, es lo mejor, prefiero tenerla lejos de mi vista. A estas alturas hay dos cosas en la que no creo, la amistad sincera y el amor. Son como esos libros de fantasía, toda una mierda.

─Ven ─aquella mujer de aire sensual se puso de pie y le ofreció la mano. Bruno la acepto, y Elena se colgó de su cuello, sin decir nada la beso primer sobre sus comisuras, y después invadió su boca, sabía a vino y a algo más. Con atención observó cómo se bajaba el cierre del vestido y un momento después la prenda estaba en el suelo. Espectacular con todo ese encaje en púrpura mismo que combinaba con su vestido de diseñador, los ligueros se ajustaban a sus muslos─. Feliz años nuevo, Bruno.

─Romance, no lo sé. Pero no voy amar al menos por ahora. Se acercó a su cuerpo muy seguro de lo que quería esa noche, con una mano recorrió su cadera, percibió la tela de encaje, subió por su cintura porque no se perdería nada de aquella mujer, pegó su boca a la suya de nuevo mientras le quitaba el sostén─. Hermosos pechos ─los tomó en sus manos.

─No comas ansias.

─El tiempo es oro, Elena.

─Alguna vez te han dicho que tienes la mirada más hermosa.

─No lo creería, aunque me lo dijeran ─ella retrocedió y Bruno observo como se quitaba la ropa interior─. Eres condenadamente bella ─el camino de su venus era erótico, apenas había dejado solo una pequeña capa de vello.

─De ahora en adelante, no ames, no seas frágil.

─Ya no más ─apretó su trasero─, prefiero esta versión de mí.

─A mi me encanta como estás siendo.

Cerró los ojos y de nuevo los volvió a abrir.

─Si te atreves a herirme de algún modo te juro que te haré pagar.

─Solo hazme tuya.

Bruno perdió esa noche en ella, en su habitación, entre su cama y sus sábanas. Devoró aquella piel de marfil, era el cazador y ella la presa.

¿No amar? Eso es imposible todos alguna vez olvidamos y nos enamoramos.

Imaginó a Sarah sonreír.

Preciosa mujer eres lo que más ame

¿Algún día volveremos a encontrarnos?

O mejor dicho ¿algún día encontraras el amor que buscas?

Solo espero que no cometas el mismo error...

Adiós. Mi Sarah.

A pesar del tiempo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora