Parte 14

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Confusión. A eso se resumía sus días. Días que no tenían sentido si estaba lejos de ella.

Fue a su departamento, pero no la encontró. El dueño le dijo que hace unas semanas Sarah se había mudado. Intentó llamarle, pero no contestaba. Fue al colegio solo para que la directora le diera la noticia:

─La profesora Sarah ha pedido su cambio.

─¿A dónde?

─Ni yo misma lo sé.

Se había ido. Se había esfumado, había desaparecido de su vida.

No quería lamentarse, no quería ser el único que sufriera.

Comenzó a quitar todos los dibujos de las paredes. Arranco las hojas, una a una y las dejo en una bolsa para basura.

─¿Crees que eso te ayudara? ─le preguntó su padre mientras se encontraba en su habitación con los brazos cruzados.

─Me recuerdan a ella.

─Tu madre me ha preguntado por ti

─Dudo que le preocupe lo que siento.

─Se preocupa, hijo.

Bruno abrió los cajones, tomó los lápices y comenzó a partirlos a la mitad.

─No quiero volver a dibujar. No mientras me acuerde de ella ¿Tu sabias que esto iba a suceder?

─Tuve la oportunidad de conversar con ella antes de que sucediera esto, me habló de sus temores, le dije que luchara contra ellos-

─Es una estúpida.

─Cada quien toma sus propias decisiones, aunque no nos gusten las tomamos y tenemos que aprender a vivir con las consecuencias ─Bruno volteo hacia su padre no estaba de acuerdo, porque la decisión que Sarah tomó lo había dejado herido─. Le conté todo a tu madre. Se puso histérica, dijo que tan solo era un simple romance.

─Y tiene razón. Un simple romance.

─Vamos al cine ¿vienes?

─Gracias Gaspar pero quiero estar solo.

─Ven ¿sí? ─ Anna lo tomó por el brazo y le sonrió.

─No se preocupen por mí. Sigan tratándome como si no hubiera sucedido nada.

─Solo si vienes con nosotros ─Laura se aferró a su otro brazo─. Somos tus amigos, no nos pidas eso.

─Deja de comportarte de esa forma ─Kenia lo empujaba por la espalda.

─Así es, somos amigos ─Alejandro le quitó las llaves de su auto─. Yo conduzco, amigo.

Tenía mucho tiempo sin saber de Claudia, le envió varios mensajes, hasta que finalmente decidió llamarla, pero su teléfono estaba apagado. Llamó a Anna y la invitó a salir esa noche, quedaron de verse en un restaurante tipo bar muy concurrido, entraron y se sentaron en la barra.

─¿Estas bien?

Él negó de pronto, no había estado bien en mucho tiempo.

─Quiero despertar de todo esto. Creo que solo es un mal sueño.

─Tienes que superarla. Voy al sanitario, enseguida vuelvo.

Bruno permaneció allí hasta que unos brazos lo envolvieron, en ese momento pensó que era Anna.

─Hermanito, qué sorpresa ─le dio un beso.

─¿Qué haces aquí?

─Vine a cenar con unos amigos, Sarah está con nosotros ─su corazón aun palpitaba al escuchar ese nombre, algo enfermizo, pero aún reconocía a la dueña de su corazón.

─¿Viene sola?

─No, con su novio.

─¿Qué?

─Estas sordo, dije que viene con su novio. No me agrada ese tipo, apenas lo conoce.

¿Tan pronto me olvido? Pensó mientras apretaba su puño.

Solo pensaba en que había sido un tonto por creer en sus mentiras. Caminó entre la gente que bailaba, furioso, poseído por la ira y los celos. Vio a la distancia la mesa donde se encontraban, ella sonreía como si nada, hermosa como todos los días y por un instante sus miradas se encontraron, el cambio en el rostro de Sarah fue drástico.

─Bruno ─dijo cuando se acercó.

─Profesora, buenas noches ¿Cómo está?

─Hermanito, siéntate con nosotros.

─No, esto será rápido ─suspiro tranquilamente dejando ir toda su furia, era esa su oportunidad y no la desaprovecharía─. Profesora quería preguntarle ¿Qué se siente engañarme? Mejor dicho ¿Por qué se burló de mí?

─¿De que estas hablando? ─su hermana lo miró a él después a ella.

─¡Respóndeme maldita sea!

─Será mejor que te calmes ─aquel tipo al lado de Sarah se puso de pie.

─Hazte a un lado, estoy hablando con ella.

─Sarah ¿de qué está hablando Bruno? ─el tono de su hermana era muy exigente, en ocasiones sabía que su Carla podía ser algo irritante cuando se le hacía enojar.

─Carla, yo. Yo ─era como si ella no pudiera responder.

─Salíamos ─termino por decir Bruno─, teníamos algo, pero por lo que veo me engaño. Todo fue una puta mentira.

─¿Sarah es eso cierto? ─su hermana parecía condenarla con la mirada. Tenía el mismo carácter de su madre.

─Carla déjame explicarte yo-

─Qué le vas a explicar, que juzgaste conmigo, con mis sentimientos ─aquel tipo lo empujó, Bruno enardecido se lanzó sobre él, pero no tardó en ser molido a golpes. Aquellos puños eran de hierro puro, caían con todo su peso en su rostro. Intentó golpearlo, pero aquel tipo termino todo dándole un golpe debajo de las costillas. Por primera vez en su vida Bruno se sintió tan miserable.

─¡Suéltalo! ─su hermana junto con otros hombres trató de quitárselo de encima─. ¿Estás bien? ─pregunto desesperada al verlo sangrar de la nariz.

─Mierda ─susurro gracias al dolor─, me duele todo. Así que esto es perder ─río incrédulo─. Me las vas a pagar cabrón.

─Cuando quieras, niñito, búscame y me encontrarás ─los comensales lo sacaron del lugar.

Entre Carla y Anna lo ayudaron a ponerse de pie.

─Sarah tu y yo vamos a hablar en otro momento ─la sentenció su hermana.

─No, no. Carla no tiene caso ─vio a Sarah asustada, horrorizada por lo que había sucedido─. Se feliz si es lo que buscas, pero no te perdonare lo que me hiciste. Saliste de mi vida de la peor manera.


 Saliste de mi vida de la peor manera

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A pesar del tiempo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora