A las cuatro en punto se reunió en la oficina con su padre. El hombre le ofreció una copa de whisky bourbon, pero decidió no aceptarla.
─No habíamos tenido un momento así.
─Opino lo mismo.
─Qué piensas hacer después de la universidad.
─Qué más puedo hacer, arrebatarte la empresa y moldearla a mi imagen ─su padre sonrió─. Quiero iniciar mi propio proyecto. Estaba pensando en algo como diseño de interiores.
─Eso no deja muchas ganancias.
─Pero es lo que quiero.
─Podrías integrarte a nuestro equipo, trabajar para mí.
─Lo siento, pero quiero algo propio.
─Respetaré tu decisión, las puertas siempre estarán abiertas.
Antes de irse del edificio entró en la oficina de Elena, hacía un tiempo que no la veía, un simple saludo y luego se marcharía. Al abrir la puerta su mirada atravesó la suya, era como si ya lo estuviese esperando.
─Miren a quien tenemos por aquí ─la mujer se levantó de pronto─. El mismísimo Bruno Díaz ¿el caballero de la noche?
─No precisamente ─se acercó para saludarla con un beso en la mejilla─. ¿Cómo has estado?
─Estresada con mucho trabajo, pero muy bien ¿me aceptaras un café? ─Bruno miró la hora en su reloj─. No me digas que no es hora para tomar un café.
─De hecho no lo es.
─Mañana, mediodía, tarde, noche, de madrugada; cualquier hora es perfecta para un café.
─Qué te parece si mañana en la mañana, tengo dos horas libres.
─Acepto, pero siéntate por favor, ahora dime tu como has estado.
Bruno obedeció sin perder de vista el recorrido de aquella mirada.
─Estoy bien.
─Lo puedo ver.
─Coqueta como siempre.
─Que se le puede hacer. Por cierto, ya me enteré que tu profesora se va a casar.
─¿Cómo lo sabes? ─preguntó con mucha curiosidad.
─Resulta que su prometido es el amigo de mi hermano. El no podrá asistir por viajes de negocios, así que me ha dado su invitación.
─¿Vas a ir?
─No es una persona que me importe ¿y tú?
─Iré. Si tú quieres puedes ser mi acompañante.
─Si es contigo, no tengo que pensarlo dos veces.
─Pasare por ti, pasado mañana.
─¿Cuándo aceptaras mi proposición? ─de nuevo mostró esa sonrisa vanidosa.
─Tu solo quieres algo pasajero, ya lo habíamos hablado, lo que yo quiero es algo duradero, no quiero disfrutar del momento.
─Y te lo puedo ofrecer.
─Elena, tengo veintidós, mucho camino por recorrer, no pienso detenerme ante nada ni por nadie. Yo no te ofrezco joyas, lujos, te puedo dar mi corazón, pero no ahora. Aun sabiendo esto ¿quieres estar conmigo?
─No busco tu corazón.
─Ves no estamos en la misma sintonía ─no estaba molesto a final ya habían tenido esas conversación, le deseaba lo mejor a Elena─. Debo irme.
─Bruno-
─Mañana nos tomarnos ese café. Buenas tardes, Elena.
Dio un par de pasos hacia la puerta, pero Elena lo detuvo de abrirla, por primera vez la vio fruncir el ceño.
─¿No te gusto? ¿tan fea estoy?
─Eres muy atractiva, pero de qué me sirve acostarme contigo si al final sabemos que sucederá; tú me tendrás que dejar.
─Dices eso, pero es lo mismo que con esa chica, Margaret, te acuestas con ella, acaso es porque ella es joven ¿es por eso?
─Ya no me acuesto con ella, ni con nadie, nos frecuentamos, pero amigos. Cuando abras tu corazón tal vez podríamos hablar ─sin nada que perder le dio un beso sobre las comisuras.
─Me será imposible olvidar ese beso.
─Podemos olvidar lo que nos plazca.
─Todo lo que dices suena fácil. Los sentimientos, el corazón-
─No, Elena, nada es fácil pero no por eso significa que voy a acostarme contigo, tengo los pies muy puestos en la tierra. Si buscas algo momentáneo es respetable pero no pienses que voy acceder, mejor búscate a alguien más.
─Creo que ya te ibas.
─Hasta mañana.
Mientras esperaba en la cafetería su llegada se adelantó para ordenar. El olor fuerte de su americano y su sabor era perfecto para su paladar, después del primero espero un rato más, pero él seguía esperándola, miraba de una lado a otro con la intención de verla, pero ni sus luces. Después de veinte minutos pagó la cuenta y se marchó. No se tomó la molestia en escribirle ni en llamarle para Bruno aquello solo era una pequeña invitación para tomarse un café en compañía.
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A pesar del tiempo ©
Romance«Si tan solo pudieses verme como algo más que un alumno » «Si supieras lo que haces sentir cada vez que te veo» «Es un hecho estoy enamorado de ti, Profesora» Mientras más pasan los días más crece la atracción por aquella mujer. Bruno jamás imaginó...