Se enfundó en unos jeans claros, la blusa combinaba con ese labial que resaltaba su tonalidad rojo natural y un poco de rubor para terminar; quería verse bella, bella para él. Antes de salir abrió uno de los cajones, tomó aquella botellita de cristal y se roció de aquel perfume, el favorito de Bruno Díaz.
Nerviosa como en su primera cita, las manos comenzaron a temblarle, no dejaba de suspirar. Lentamente fue dibujando una sonrisa mientras revivía en su memoria aquel momento en el que Bruno le confeso sus sentimientos y después le robo un beso. Después de eso pensó que tan solo era una tontería de jóvenes en plena edad de la curiosidad, pero aquella noche no pudo dormir pensando en él.
Tenía que hablar y decirle lo que aun sentía. Sin importar lo que sucediera. Sin importar que el mundo se le viniera encima. Este era el momento de recuperarlo. Costará lo que costará.
****
─¿Cómo te sientes? ─miró a su padre con cautela, había algo en él que lo perturbaba. Bruno sentia mucho cansancio.
─Me duele todo, siento que la cabeza me da vueltas.
─Debe ser por los sedantes.
─¿Sedantes? ─intentó de levantarse, pero el dolor en el pecho se lo impidió.
─No te muevas ¿quieres algo?
─Ahora que lo dices, si, pasta de dientes y cepillo, la boca me huele a rayos.
Ambos sonrieron.
─Enseguida vuelvo.
En cuanto su padre salió de la habitación la tristeza un vacío se apodero de él. Recordaba todo lo que había sucedido, se miró las manos, la sangre ya no estaba, pero la traición de Elena seguía allí.
─¿Cómo te atreviste? ─susurró. Tenía el puñal clavado en el corazón─. De nuevo se repite.
Apretó con fuerza las sabanas, mientras la furia lo invadía. No se lo perdonaría.
─Me daré un baño.
─Llamare a una enfermera ─dijo su padre.
─No, puedo solo.
Entró lentamente al baño, era un cuarto pequeño de dos por dos. Se quitó la bata y se fijó en las suturas que cerraban sus heridas. Llevó su mano hacia una de ellas, el dolor fue instantáneo.
El cabello le había crecido un poco y una barba de dos días se había formado. Su aspecto no era el mejor.
─Elena no ha dejado de preguntar por ti ─escuchó decir a su padre del otro lado.
─Debe estar preocupada al igual que todos
No le daba importancia, solo quería salir de ese lugar.
─Tu madre cree que existe algo entre tú y ella.
─Si lo dices por lo que sucedió, Elena me hablo sobre su perdida y mi madre dijo que Jaime era un tipo muy peligroso, solo actúe por conveniencia.
─Le quito la vida a su propia hija ─pero aquello era una mentira.
─¿Crees que tuve suerte?
─Prefiero no pensar en eso, hijo. Si te hubiésemos perdido preferiría morir.
─Jaime me pidió que lo perdonara me lo dijo tantas veces no imaginas lo que vi en sus ojos.
─¿Quieres hablar de eso?
─No, la verdad prefiero dejarlo por el momento ─aplicó un poco de jabón sobre su cabello.
─Mañana vendrá un especialista a verte.
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A pesar del tiempo ©
Romance«Si tan solo pudieses verme como algo más que un alumno » «Si supieras lo que haces sentir cada vez que te veo» «Es un hecho estoy enamorado de ti, Profesora» Mientras más pasan los días más crece la atracción por aquella mujer. Bruno jamás imaginó...