Se despertó al escuchar las voces que provenían de la otra habitación. Tan solo se había desmayado. Se frotó los ojos, se levantó de inmediato al no ver a su pequeña. Su instinto se activó.
La puerta se abrió y en un instante Carla entraba.
─Por fin te has despertado ─parecía estar desvelada. Tenía unas ojeras muy grandes.
─¿Dónde está mi hija?
─¿Tu qué? Escucha no sé qué estás diciéndome, pero tienes que venir.
─No ¿Dónde está? Espera ¿Dónde estoy?
La mirada de Carla la desconcertó.
─En donde más, en la hacienda.
─Que estoy haciendo aquí, Carla.
─Escucha no sé qué te ocurre, pero es mejor que vengas. Bruno está en la otra habitación y pregunta por ti.
─¿Bruno? ─estaba totalmente desorientada─. ¿Cómo es posible?
Carla la tomó de la mano y la sacó de la cama.
─No lo hagas esperar ─soltó un llanto en silencio.
─¿Dices que está en la otra habitación?
El corazón se encendía a cada paso, quería verlo con sus propios ojos. Corrió lo más rápido posible.
Quería verlo, besarlo, sentirlo.
Giró la perilla, allí estaban todos; Esteban y Miriam parecían enfermos, Cándida tenía una taza de café en sus manos, Lorenzo permanecía de pie como un guardia. Y sobre la cama, estaba su jovial envuelto en aquellas sabanas de color crema. Tenía un moretón en la frente, pero no dejaba de sonreír.
Se llevó las manos a la boca, no podía creerlo. Tenía tanto que decirle, pero no sabía por dónde comenzar. Las emociones estaban a flor de piel, las lágrimas recorrieron sus mejillas como torrentes vitales. Era Bruno, su Bruno.
─Volviste ─quería escuchar su voz. Sentía que no lo había escuchado en mucho tiempo.
─No puedo ir a ningún lado sin ti.
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A pesar del tiempo ©
Romance«Si tan solo pudieses verme como algo más que un alumno » «Si supieras lo que haces sentir cada vez que te veo» «Es un hecho estoy enamorado de ti, Profesora» Mientras más pasan los días más crece la atracción por aquella mujer. Bruno jamás imaginó...