Parte 76

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Sarah lo envolvió en un abrazo mientras se movía al compás de aquella melodía; lenta y vivaz. Era su música, You, My Love de Frank Sinatra. Le había susurrado tantas veces que su vestido le gustaba. Estaba fascinada con todo, era como un sueño mágico. Cerró los ojos por un instante admirando todo el camino que había recorrido para llegar a este preciso momento, le dolió recordar que en un lugar de ese camino lo había abandonado, pero estaba dispuesta a todo por él.

─No te dejaré.

─Lo sé.

─Amo esto que tenemos juntos, quiero llorar de felicidad.

─Eres lo mejor que me ha pasado.

─Tú también, eres lo mejor que ha podido pasar.

─Nuestros caminos se cruzaron.

─Ahora vamos a caminar juntos. Toda la vida.

─Si, amor, toda la vida.

Al llegar la medianoche todos se reunieron en la sala, Esteban llenaba las copas de todos con whisky, para ese momento estaba nerviosa. No quería probar ni un gota de alcohol, pero tampoco quería arruinar la ocasión.

─¿Todo bien? ─le preguntó Bruno consternado, ella asintió.

─Esta noche aún no termina, en unos minutos será navidad. Pero antes quiero agradecerles que estén aquí, Miriam y yo nos la hemos pasado increíble y está de más decir por qué, quiero que hagamos un brindis por mi hijo y su futura esposa, Sarah.

Todos alzaron su copa en su honor.

─Por ti ─susurró Bruno.

Sarah volvió a mirar la copa temerosa si sería buena idea.

─No puedo.

Todos voltearon hacia ella.

─De verdad no puedo ─las manos le temblaban, suspiró para tranquilizarse. La mirada de Bruno era indescifrable. No sabía cómo lo iban a tomar─, no puedo hacer el brindis, no es que no quiera, es solo que estoy embarazada.

Desconocía lo que pasaba a su alrededor, solo quería saber qué pensaba él, tal vez era demasiado pronto. La cabeza se le llenaba de ideas negativas, volvió a fijar su mirada, media sonrisa se dibujaba mientras esos ojos cristalinos se desbordaban, sus manos la tomaron, las beso una a una.

─Sarah. Dios mío.

─No te lo había dicho porque era una sorpresa.

La besó en la boca, era un beso desmedido, impaciente, cerró los ojos y al igual que él se dejó llevar por las emociones. Los sabores de sus lágrimas se colaron, pero a Sarah no le importaba. El corazón latía sin control, y estaba segura que el suyo también. Miriam fue la primera en abrazarla con una increíble fuerza seguido de Esteban, quien al igual que Bruno seguía sorprendido por la noticia.

─Juro que lo iba a decir, pero.

─No, nena, no te preocupes. El momento es perfecto ─entrelazó su mano con la suya─. Dios, esto es no sé cómo explicarlo.

─También, me siento emocionada.

Cuando recibió los resultados de sus malestares fue un momento que la llenó totalmente, lloro en todo el camino, dentro de ella estaba creciendo una pequeña vida, era de los dos, y viviría para protegerla. Los días al despertar había estado tentada a decírselo, pero quería esperar el momento adecuado, solo ella guardaba el secreto.

Su sueño: ser madre, se había realizado. Lo que su cuerpo sentía era una expresión más allá de las emociones. Todos los días eran totalmente diferentes, se miraba en el espejo, a veces haciendo la silueta redonda con su mano, sonreía con naturalidad. Lo esperaba ansiosa, tener a su bebé en brazos, mirar a Bruno en la faceta de padre y esposo. Soñaba despierta, amaba todo lo que su mente imaginaba.

Era una sensación de paz y tranquilidad inmensa, como si tuviese todo el tiempo del mundo. Tenía al mejor hombre que la vida le había regalado; el amor de su vida, y por supuesto, esa pequeña luz creciendo poco a poco.

La vida es un pasaje, es como un suspiro infinito, que espera encontrarse con el aire a tempranas horas del día. En la vida nos encontramos con alta y bajas; es un sendero de emociones que día a día nos da la oportunidad de amar. Sarah recordó en ese preciso momento una frase que alguna vez le había dicho a su Bruno hace un par de años, y que ahora las comprendía de una manera diferente

La vida es demasiado corta

es un como suspiro,

y no podemos dejar ir nuestra felicidad

cuando está en nuestras manos.

Abrió los ojos para ver el mundo que la esperaba. Bruno le extendía la mano.

─Camina todos los días a mi lado. Seré tu fortaleza, prometo hacerte feliz todos los días de mi vida. Voy atesorar todos los momentos, te amo. Te amo como nunca imagine amar a una mujer, te amo con locura, con desesperación, te amo en cada latido de este corazón, te amo con todo lo que tengas que darme. Amor.

Sello aquel juramento con un beso en las comisuras.

─Te amo.

─Bruno Díaz, a pesar de todas las adversidades que vengan a nosotros, te amo, con todo mi alma y mi cuerpo, te amo, a pesar del tiempo.


─Bruno Díaz, a pesar de todas las adversidades que vengan a nosotros, te amo, con todo mi alma y mi cuerpo, te amo, a pesar del tiempo

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A pesar del tiempo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora