Parte 75

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Los nervios de Sarah iban en aumento, no sabía qué vestido ponerse para la cena de navidad. Su preocupación no era la ropa, sino la reunión con el resto de la familia de Bruno; primos, tíos, abuelos. Un día antes Miriam le dijo que no tenía nada de qué preocuparse, pero no podía evitarlo.

Por un instante se distrajo con la espalda desnuda de Bruno.

─Siempre es lo mismo ─lo escuchó decir─, usar traje para esto, usar traje para lo otro. Solo son familia que no veo en mucho tiempo.

─Estoy nerviosa ─soltó de pronto─, ¿y si no les gusto?

─Sarah ─ella se refugió en sus brazos─. No permitiré que te lastimen. Nada cambiara mi decisión. Me casare contigo.

─Nos casaremos.

─Creo que deberías usar el vestido color salmón. Me gusta mucho como se te ve.

Ella sonrió para él.

─Me lo pondré solo porque te gusta.

─Te presentare a mi prima, te agradará, de hecho, será la única. Hace años que no la veo.

─¿Sabe de mí? ─preguntó curiosa.

─Si. Mi mamá la ha puesto al tanto ─sintió sus labios exigentes─, y mis tíos quieren conocerte también. De igual manera mi papá me ha pedido que guarde la compostura. Pero seamos realistas no lo haré.

─Bruno lo menos que deseo es que tengas problemas con ellos.

─No los tendré ¿podrías anudarme la corbata? Sabes soy pésimo para estas cosas.

Antes de irse, se miró una vez más en el espejo. Poco maquillaje, a su novio le gustaba verla al natural.

En cuanto llegaron a la casa de sus padres, la recibieron con fuertes abrazos, incluso Carla la llevó de la mano.

─¿No hay abrazos para mí? Recuerden que soy su hijo ─lo escuchó decir, Sarah volteó para sonreírle con gracia.

─Lo siento amor, soy la nueva integrante de tu familia y perdiste los privilegios.

Aquella sonrisa la derretía por completo.

Pasaron directo al jardín, y allí estaban; personas que no conocía, suspiro disimuladamente mientras las miradas comenzaban a posarse sobre ella una a una. Al voltear vio a una joven chica que abrazaba a su novio, no pudo evitar sentir esos celos de mujer. Bruno por alguna razón reía por algo que esa chica le decía.

─Nada de qué preocuparte, Sarah ─le dijo Carla─, es nuestra prima.

─Lo siento, perdón ─dijo sintiéndose avergonzada.

─Amas a mi hermano, es normal sentir celos. No sé si te lo había dicho, pero, gracias por estar aquí.

─Soy la invitada.

─Quiero decir, gracias por entrar en nuestras vidas, no solo lo has hecho en la vida de mi hermano, también en nosotros, mis padres están maravillados se les nota la felicidad.

─Es por tu hermano.

─Te equivocas, es por ti y por él. Ya eres parte de nuestra familia.

─Gracias ─sonrió libremente, sin darse cuenta los nervios se habían marchado.

─Ahora ve con él.

Cada paso era seguro. No importaba esas miradas, fue hacia donde se encontraba el gran amor de su vida.

─Buenas noches ─le dijo a la chica que lucía una sonrisa perfecta.

─Tienes una novia encantadora. Me gusta tu vestido.

A pesar del tiempo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora