¿Amiga o enemiga?
Las palabras de Elena sonaron un tanto conmovedoras, sin embargo, no iba a bajar la guardia.
Se acomodó un mechón de su cabello mientras admiraba a una pareja ir en dirección contraria a la suya; tiernamente aquel hombre rodeaba a su chica, la cual a simple vista se veía lo enamorada que estaba. Al ver la singular sonrisa comenzó a pensar más y más en Bruno. Su joven amado. Se preguntaba en dónde estaría en ese preciso momento o más bien ¿con quién estaba?
******
Encerrado en su mundo y con los audífonos puestos, la dulce melodía le daba la calma que necesitaba para comenzar a dibujar. Sin saber la hora que era se dejó llevar por el deseo de plasmar ilusiones sobre el papel.
Después de cenar en la madrugada, se dio una ducha, se cambió de ropa y se fue a dormir. A las tres se despertó por el incómodo timbre de una llamada, con pereza tomó el teléfono.
─Diga.
─¿Quién piensa en ti?
─¿Qué? ─tardó en comprender─. Sarah ¿sabes la hora que es?
─Lo siento, pero quería escucharte.
─¿Sucede algo? ─se recostó sobre la cama.
─Estoy bien, muy bien.
─Me disculpo por la actitud del otro día.
─Ya lo olvidé.
Bruno aguardo en silencio. No comprendía porque lo hacía.
─Estoy dibujando de nuevo como lo hacía antes.
─¿Es enserio? ─parecía emocionada del otro lado.
Media sonrisa apareció de la nada. Si retrocedía en el tiempo, Sarah fue una de sus motivaciones.
─Si, bueno creo que lo que bien se aprende nunca se olvida.
─¿Puedo ver tus dibujos?
─Tendrá que ser otro día.
─Por qué no ahora.
─Ya es muy tarde.
─Estoy por tomar un taxi.
─Estás loca, es tardísimo, además puede ser peligroso.
─No me vas a convencer. Te veré en unos minutos ¿Quién piensa en ti?
De nuevo le lanzaba aquella pregunta para después colgar.
Se removió incómodo al pensar en la respuesta.
─Tú piensas en mí pero eso está mal.
Su corazón se detuvo al escuchar los golpecitos en su puerta. Trato de pasar desapercibido ante aquella emoción.
─Calma, Bruno, solo es Sarah nada importante.
Se levantó y fue hacia la puerta, al verla todo volvió a la normalidad. Una mujer de aspecto hermoso le saludo con una gentil sonrisa que no le cautivo en absoluto.
─Pasa. Enserio estás loca. Es peligroso que una mujer salga a esta hora sola.
─Por favor, no me vengas con esas tonterías, no soy una princesita que necesita cuidados. Al menos te preocupas por mí.
─No lo dije en ese sentido ─intentó sonar frío, pero lo que recibió a cambio fue un beso en las comisuras.
─¿Puedo ver los dibujos?
Frunció el ceño.
Tensó la mandíbula.
Quiso maldecir, pero su boca no se lo permitía.
ESTÁS LEYENDO
A pesar del tiempo ©
Romance«Si tan solo pudieses verme como algo más que un alumno » «Si supieras lo que haces sentir cada vez que te veo» «Es un hecho estoy enamorado de ti, Profesora» Mientras más pasan los días más crece la atracción por aquella mujer. Bruno jamás imaginó...