Ya le había pegado unos cuántos almohadazos en su cabeza con mi almohadón y no se despertaba la bestia. Su sueño era jodidamente pesado y yo no había podido pegar un ojo en toda la noche. Ya estaba hecha un manojo de nervios y me faltaban muchas horas de sueño, y lo que Pan no sabía sobre mí era que cuando tengo sueño me puedo llegar a convertir en una perra.
Golpeé otra vez su cabeza con mi almohada y ésta vez, gracias al cielo, se despertó y se sentó alarmado en la cama. Cuando sus ojos se toparon con el Sol, los cerró inmediatamente. Luego de que se acostumbró a la luz, volvió a abrirlos y me miró frunciendo el ceño.
―¿¡Qué carajos te pasa!? ¿Por qué me despiertas así?― me dijo algo alterado.
―¿Que por qué te despierto así? ¡Roncas como una maldita bestia, Pan! ¡No me has dejado dormir en toda la noche!
―Oye, oye, espera― estiró una mano hacia mí y luego se fregó los ojos―. Primero; es muy temprano como para que me insultes, todavía no ha despertado la parte de mí que se pueda defender― se levantó y se puso frente a frente―. Y segundo; acostúmbrate a los ronquidos, preciosa.
Sonrió burlón y salió de la tienda.
―Menudo idiota...― murmuré.
―¡Te escuhé!― gritó Peter desde afuera y rodeé los ojos.
―¡Oh, vamos!― me quejé y escuché su risa del otro lado. Comencé a reír yo también por la idiotez por la cual nos peleamos, éste día comienza algo bien. No tanto por el hecho de que en serio necesito dormir pero está bien no iniciar la mañana con peleas. Aunque no sé cuánto tiempo duremos.
Me coloqué los zapatos que se encontraban cubiertos de barro por el paseo en el bosque ayer, y salí. Me senté en uno de los troncos de la fogata de ayer y comencé jugar con una pequeña rama mientras Pan despertaba a todos los niños.
Sentí una presencia a mi lado y volteé a ver quién era, Félix.
―No te has levantado tan temprano hoy, ¿eh?― le dije mientras se fregaba los ojos. Félix es una persona muy mañanera, siempre se levanta junto con los rayos del Sol, antes que cualquiera de nosotros.
―No tuve una buena noche, Henry ronca demasiado.
―Y ni te imaginas Peter, es un maldito demonio roncando.
―¿No tendrás lecciones hoy?
―No, él se rindió con arco y flecha, así que...― corté la oración esperando que entendiera, y así lo hizo. Luego hizo un pequeño bostezo y miró hacia donde Peter, que estaba dándoles órdenes a los niños.
―Bueno, necesitas aprender. Me ofrezco para ser tu instructor.
―¿En verdad?― pregunté emocionada. Espero que Félix sea más paciente y que al cuarto intento no se frustre y me quite las armas. Tal cual como Pan hizo.
―Seguro, será divertido.
―Gracias.
...
Caminábamos por el bosque riendo y contando varios chistes, Félix es un chico muy divertido. Le habíamos pedido permiso a Pan para entrenar y luego de un buen rato, aceptó.
Los blancos ya estaban preparados a orillas de la playa y yo estaba lista para soltar la primera flecha, Félix me miraba desde el costado. Él me había ayudado a posicionarme bien y a cómo tener un agarre fuerte, y ser precisa a la hora de soltar la flecha. Félix resultó ser mucho más paciente que Peter.
―¿Lista? ―asentí―. ¡Suéltala!
Solté la flecha que no se incrustó exactamente en el blanco pero sí cerca de él. Me sentí muy bien con eso debido a que ayer no podía ni hacer más de medio camino y ahora estoy cada vez más cerca de conseguir mi objetivo.
―Muy bien, inténtalo otra vez― Félix me dió otra flecha.
Volví a ponerme en posición y coloqué la flecha en su lugar, para luego mirar el blanco como si fuera una presa. Y tiré. Lo más sorprendente fue que logré acertar justo en el blanca. Me sentí orgullosa de mí misma por el actual logro.
Miré emocionada a Félix y él sonrió, me avalancé a sus brazos en seguida. Y ambos nos reíamos por eso.
―Veamos si lo puedes hacer dos veces― me dijo cuando nos separamos y me lanzó otra flecha. Lo miré algo superior, la emoción se me había subido a la cabeza, y volví a mi lugar para volver a practicar.
Cuando cargué la flecha al arco sentí un ardor en mi brazo derecho, justo a unos seis o siete centímetros debajo del hombro. Sentí una especie de líquido correr por mi brazo y entonces lo miré: tenía una rasguño horizontal en mi brazo. No sé cómo había pasado, sólo sé que arde un poco.
Miré hacia donde estaba Félix para decirle lo que me había pasado pero cuando dirigí mi vista a él, tenía una flecha con algo de sangre en la punta del filo en su mano. Quizá habría sido una flecha lo que me lastimó, pero si eso era así: ¿Qué o quién la había lanzado? No creo que Pan venga a fastidiarnos cuando tiene que controlar a los chiquillos.
―¿De dónde salió?― pregunté acercándome a Félix y tomé la flecha.
―No lo sé. Hay que irnos.
Félix no me dejó contestarle que ya había guardado todo en el baúl y caminaba hacia el bosque. Yo lo seguí aún algo aturdida por la flecha y la reacción de Félix. Se me hacía difícil caminar con tantas ramas en el camino, por eso iba algo lenta y Félix parecía querer correr un carrera de tan rápido que iba.
―Apúrate― me dijo cuando vió que yo no seguía su rápido paso―. Tenemos que llegar cuanto antes, debo hablar con Pan.
―Pan puede esperar.
―Ésto no.
―¿Qué es tan importante?
―Por tú seguridad, te aconsejo que no te metas en ésto. Puede ser peligroso.
―Sólo fue un rasguño.
―Es más que eso, Rose. No lo entenderías. No sabemos quién tiró esa flecha, puede que el...― se calló.
―¿Qué?― insistí.
―Nada. Sólo... apresúrate, ¿sí?
Llegamos al campamento unos pocos segundos después y Félix dejó tirado el baúl con las armas. Buscaba con desesperación a alguien entre todos los niños. No me quedó claro a quién, hasta que...
―¡Pan, tenemos que hablar! Es urgente― dijo Félix corriéndo a su lado. Pan pareció preocupado y entraron a la tienda de Félix.
No volví a saber de ellos en un buen rato. Pero suponía que algo no tan bueno estaba pasando. De todos modos, los vería en la fogata.

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𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑓𝑎𝑖𝑙𝑠 [𝑃𝑒𝑡𝑒𝑟 𝑃𝑎𝑛 𝑂𝑈𝐴𝑇]
Hayran KurguPrólogo: "Nadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona..." #1 en OUAT fanfic el 8/06/2019 #1 en Neverland el 27/06/2019 #1 en Robbie Kay el 26/08/2019 #2 en Peter Pan el 24/09...