―Ella despertará en cualquier momento ―dijo Garfio luego de haber hecho el hechizo que salvó a Rose de la muerte, y la sabía porque su tono de piel volvía a ser normal, al fin―. Rómpele el corazón cuando la eches, tanto que deseará no haberte conocido... Y si no lo haces, no la voy a salvar la próxima vez.
―No tienes idea de cuánto te odio ―le dije entre dientes.
―Deberías amarme porque salvé a la chica que más amas, pero cada quien a su manera... ―dice colocándose frente a la puerta y antes de abrirla, dijo:―. Recuerda; rompe su corazón.
Y sin más, despareció por la puerta. Yo sólo pensaba en qué le iba a decir a Rose cuando despertara, no sería fácil, y menos si no quiero que se vaya realmente.
Salí de la tienda y me senté en un tronco que iba directo a donde Rose se encontraba, quería que fuera la primera persona a la cual vea cuando despierte. Félix y los niños sabían que no tendrían que molestarme, por eso me dejaron pensar tranquilo, en paz. Pero claro, ¿qué tipo de paz tenía que tener cuando sabía que ella se convertiría en una pirata por mi culpa, y además, que terminaría odiándome con todo su corazón? Sólo haré lo que Garfio me dice porque tengo en claro que si no lo hago, el destino de Rose será aún peor. Él jamás ha tenido piedad con nadie.
[...]
Unos minutos después, observé una silueta femenina salir de aquella tienda. No podía creer lo que estaba viendo: era ella, la verdadera Rose Lancaster, con su brillo y su resplandeciente sonrisa. Tan hermosa como una gema. Sus ojos eran castaños y su piel era del tono indicado, no gris ni negra, era natural. Ya no tenía esa apariencia de estar enojada todo el tiempo: Ella había vuelto al fin.
Me levanté de inmediato y observé que todos los demás niños perdidos la veían atentamente, felices de que estuviera con nosotros otra vez. Pero yo, en cambio, sonreí y borré esa expresión al recordar lo que tendría que hacer: romper su corazón. Y no quería hacerlo, pero debía.
Ella se acercó a mí a paso lento y sonrió, pero no podía sonreír. Simplemente no podía. Y pensar que ella había vuelto a ser la que era antes pero que debía alejarme, alejarla de mí, por su bien.
―Hola, Peter ―me dijo. Cuando notó que no hice ningún gesto o algún ademán para abrazarla o besarla, dejó de sonreír y me miró preocupada ―. ¿Peter? ¿Estás bien?
―Rose ―pronuncié su nombre pesadamente y puse la mejor cara de idiota que tenía, pero no me salía. No podía hacerlo, ¡diablos!―. Debes irte ―le dije frío.
―¿Qué?... ¿Qué? ―susurra con el ceño fruncido y siento como su respiración se hace más anormal.
―Lo que escuchaste. Vete ―dije. Observé se reojo a los niños perdidos, con la boca abierta por lo que estaba diciendo.
―¿P-pero por qué? ¿Qué he hecho mal? ―pregunta mientras sus ojos se envuelven en una nube de agua.
―Ya... ―me trabé. No podía ni quería decirlo, pero debía...―. Ya no te quiero. Y no quiero que estés aquí.
―¡Joder, Peter! ¡No puedes echarme así! No puedes... ―explotó chillando y no pudo continuar, por unas lágrimas que resbalaban de sus ojos. Me dolía tanto que hasta tenía ganas de decirle que no se preocupara, que la amaba y abrazarla por siempre. ¡Maldito Garfio! Lo odio con todo mi corazón―. ¿Por qué ahora? ¿Por qué ya no me quieres?
―¡Rose, no discutas! ¡Sólo vete! ―le grité.
Ella tragó saliva y miró a todos a nuestro al rededor, sus ojos eran acompañados por lágrimas que resbalaban sin control por sus mejillas. Odiaba verla así. Luego me miró a los ojos apretando sus labios y cerró los ojos con fuerza.
―Tu ganas, me iré. Pero no me pidas que vuelva ―me dijo entre dientes.
Corrió a su tienda y yo esperé afuera, sabía que estaba sacando todas sus cosas. Y no quería revivir esa dolorosa escena nuevamente. Me estaba partiendo por dentro, porque esta vez no se iría a una tienda diferente, ésta vez se iría del campamento. Se iría de mi vida.
La miré mientras salía de la tienda con todas sus cosas en las manos y aún lloraba, traía sus armas, un poco de ropa y sábanas, además de una mochila donde debería tener más cosas. Los niños la miraban, algunos lloraban, pues no querían que ella se fuera. Ni yo tampoco, pero debía dejarla ir si quería que estuviera bien.
Se acercó a los niños perdidos y la abrazaron con fuerza, Tim y Adam no querían soltarla. Luego siguió con Henry, quien hacía lo imposible por no llorar, pero se notaba demasiado que quería hacerlo. Luego abrazó con fuerza a Félix e intercambiaron unas palabras que no pude oír bien, pero Félix estaba al borde de llorar también. Y yo, retenía mis impulsos de hacerlo y suplicarle que se quedara.
Caminó hacia mí y se arrancó el collar con el cual le había pedido que fuera mi novia del cuello. Eso me partió el corazón en mil pedazos. Luego me lo dio, derramando otras lágrimas, y dijo:
―Se terminó. Adiós, Peter ―me dijo antes de desparecer por el bosque, mientras anochecía.
Y se había ido. La había perdido sin siquiera poder explicarle por qué lo hice. Ya no tengo nada, ahora que ella se fue... Me siento vacío. Era a la única persona que había querido de verdad y la alejé yo mismo de mí.
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Éste es lejos uno de los más dolorosos capítulos que escribí de ésta historia.
Diganme que les dolió tanto como a mí.
Todo se acabó...
-Delfi :'(

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𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑓𝑎𝑖𝑙𝑠 [𝑃𝑒𝑡𝑒𝑟 𝑃𝑎𝑛 𝑂𝑈𝐴𝑇]
Fiksi PenggemarPrólogo: "Nadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona..." #1 en OUAT fanfic el 8/06/2019 #1 en Neverland el 27/06/2019 #1 en Robbie Kay el 26/08/2019 #2 en Peter Pan el 24/09...