Capítulo 20: "Garfio"

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Pasaron unos dos días desde el beso, y fueron geniales. Nadie sabe sobre lo que pasó, excepto nosotros dos, y tampoco pensamos decirle a nadie por ahora. Pero Peter ahora duerme en la noche conmigo y aprovecha para robarme uno que otro beso a veces.

Ya ni siquiera estamos incómodos y eso me gusta, pero peleamos a veces. Nunca por cosas significativas, sólo por idioteces.

Ahora estoy con Henry, en la tarde, afuera. Hablamos sentados en los troncos de la fogata, Henry quería ir a dar un paseo por afuera. Aunque yo no sabía si Peter nos dejaría, él se pone algo tenso cuando se habla de salir afuera.

―Por favor, sólo pregúntale ―rogó Henry.

―Está bien, pero si me echa del campamento es tu culpa ―le advertí divertida.

Caminé hasta mi tienda, sabiendo que Peter estaba allí. Ahora que lo pienso: es nuestra tienda. Eso suena bien.

Entré a nuestra tienda observando a Peter acomodando algunas cosas de su cama y guardando su espada. Él se giró a verme y sonrió, yo le sonreí nuevamente.

―Eh... ¿Peter? ¿Puedo pedirte algo? ―pregunté nerviosa.

―¿Qué sucede? ―se acercó a mí y clavó sus ojos verdes en los míos.

―¿Puedo salir, con Henry, a dar un paseo? ―dije casi rogando. Creía que iba a terminar de rodillas, rogándole.

―Rose, no creo... ―negó con la cabeza y suspiró.

―Por favor, por favor, por favor. No puedo estar encerrada un minuto más, por favor ―le pedí entrelazando mis dedos.

―¿Llevarás tu arma? ―me preguntó cansado.

―Sí.

―¿Y las dagas?

―¿Para qué?

―Sólo llévalas.

―Bien. Prometo que estaré bien ―sonreí.

Él me tomó de la cintura fuertemente y cubrió mis labios con los suyos, moviendolos suavemente. Acostumbraba a besarme así en las mañanas y las noches, cuando nadie podía vernos. Tomé su cuello, enredando mis dedos en su cabello y suspiré sobre sus labios.

Nos separamos por falta de aire y miré sus labios: rojos e hinchados. Sonreí pícaramente y él me miró culpable.

―Cuídate ―susurró.

Quité mis brazos de su cuello y le sonreí. Luego besé su mejilla y me fui corriendo a donde Henry me esperaba. Asentí para comunicarle que nos había dejado ir, así que corrimos hasta la playa.

...

Caminaba sola por la playa admirando el color anaranjado que tomaba el cielo, sí, estaba atardeciendo. Estuvimos mucho tiempo aquí, con Henry; pero él me dejó sola porque quería ir a ver qué era lo que brillaba al otro lado de la isla. Y no volvió. Supongo que se olvidó de mí, pero no estaba tan mal de hecho. Podía pensar una y otra vez en Peter; como hacía usualmente desde hace tiempo.

Las olas rompían contra la arena y algunas rocas, mientras yo caminaba en silencio por las costas; sin que mis pies se mojaran.

Sentí que la espada que tenía al costado de mi cintura se deslizó de la cuerda que la sujetaba, alguien había agarrado mi espada. Me volteé rápidamente para ver si era Henry jugandome una broma o si era alguien más.

No esperaba verlo a él.

Garfio.

―Rose Lancaster ―pronunció mi nombre completo admirando mi espada―. Bonita espada, ya adivino quién te la ha dado...

―¿Cómo es que sabes mi nombre completo? ―lo interrumpí.

―Sé más de ti de lo que tu crees, pequeña Rose ―se acercó a mí y yo retrocedí rápidamente.

―¿Qué es lo que quieres?

―¿Que no es obvio? Pues mi tripulación está algo falta de mujeres en ella, y tú serías una buena pirata, ¿sabes?

―Eso nunca ―escupí.

―¡Oh, vamos! ¿Prefieres quedarte con Peter Pan? ¿Prefieres quedarte con el chico que arruinó tu vida? ―dijo furioso.

―Él no arruinó mi vida ―defendí a Peter con la cabeza en alto.

―¿De veras? ―preguntó alzando las cejas―. Porque yo creo que tienes una idea equivocada de Peter, y mereces saber la verdad, ¿no crees? Él... es un demonio. Y los demonios no pueden amar, pero tú no sabes eso, tú estás enamorada de él. Se nota en la forma en lo que lo miras ―un nudo comenzó a formarse en mi garganta lentamente―. ¿Pero quieres saber la verdad? Él no puede enamorarse, las personas como él son incapaces de sentir amor. Él es cruel. Y si no me crees; piensa en todo lo que te hizo: Te trajo aquí separándote de tu familia, separándote del pequeño Theo. Oh, pobre Theo, no tienes idea de cuánto te extraña ―cada palabra era una daga que se clavaba directo en mi corazón, haciendo que las ganas de llorar aumentaran―. Él te arrancó de la vida de tus padres, y ahora que tú no estás... ¿Cómo piensas que están ellos ahora? Destrozados, su corazón está totalmente roto ―una lágrima recorrió mi mejilla haciendo que mi cabeza bajara―. Él provocó todo ésto. Él no es una buena persona, y hasta en la leyenda lo dice: nunca se ha enamorado. ¿Y sabes por qué? Porque no tiene el corazón suficiente como para sentir amor, todo lo que él ha hecho hasta ahora: el beso, lo que te dijo; ha sido una completa farsa― se acercó a mí y me quedé totalmente quieta ahogándome en mis propias lágrimas. Acarició mi mejilla lenta y delicadamente y secó cada una de mi lágrimas―. Pero, ve el lado bueno, si te unes a nosotros; podrás vivir feliz ―sonrió―. Piensa bien de qué lado estás ―tomó mis manos y colocó un collar el ella, era el collar que Peter me había arrancado y tirado lejos. El collar de Theo―. ¿Creo que ésto es tuyo, cierto? ―asentí débilmente―. Oh, no llores. Sólo quería hacerte ver la realidad, quería que vieras quién es Peter Pan en realidad.

―Suéltala, imbécil ―dijo una voz reconocida a nuestras espaldas. Peter.

𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑓𝑎𝑖𝑙𝑠 [𝑃𝑒𝑡𝑒𝑟 𝑃𝑎𝑛 𝑂𝑈𝐴𝑇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora