Capítulo 8: "La capa"

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El fuego ardía intensamente quemándome un poco los ojos, por lo que tenía que fregarlos de vez en cuando. Todos los niños bailaban y tocaban sus palos contra en suelo, siguiendo la melodía, que aún no podía oír, de Peter. Era muy divertido ver a los niños bailar pero no me gustaba sentirme como si fuera un bicho raro por no escuchar nada.

Deseaba escucharla. Mucho. Pero no podía. Mis padres, Theo, mis amigas, todo lo que alguna vez me importó me estaban reteniéndo. Extrañaba menos a mis padres cuando se suponía que debía extrañarlos más, me hacía sentir una mala hija. Y creo que lo era. Pero con sólo pensar en Theo, se me hacía un hueco en el corazón imposible de llenar. A él lo extrañaba como nunca había extrañado a nadie.

Noté que Pan se apareció frente a mí y volví automáticamente al mundo real. Traía su zampoña en la mano izquierda y me miraba como si esperara que le dijera algo. Dejé mi comida a un lado dándole un espacio para que se sentara. Él entendió eso. Se sentó apoyando sus codos en sus rodillas y se inclinó hacia adelante, luego me miró sin ninguna sonrisa burlona o egocéntrica, o malvada. Fue su mirada real. Y esa, era perfecta. En ese momento me quedó claro que Peter Pan tenía dos caras. Pero me gusta más ésta.

―¿Nada aún?― preguntó y yo sólo negué con la cabeza, luego la agaché. Me gustaría escuchar su zampoña y bailar con los niños perdidos, parecen muy felices―. Henry sí puede escucharla, ¿por qué tú no?― miró al fuego confundido y pareció perderse en sus pensamientos por un rato.

Todo fue silencio y sólo se escuchaban las risotadas de los niños y los palillos pegando en el piso, haciendo una linda melodía.

―Oye― me miró―, has tenido esa ropa desde hace mucho, ¿te gustaría algo nuevo?― un momento, ¿Peter Pan siendo gentil conmigo? No me lo creo.

―Me encantaría― sonreí.

―Ven, creo tener algo para ti.

Nos fuimos hasta la tienda que compartimos juntos y Pan comenzó a revolver un baúl con mucha ropa dentro, mientras yo esperaba impaciente. Al fin encontró un pantalón negro, una musculosa gris ni tan oscura ni tan clara, unos guantes de cuero negro que sólo me cubrirían la mano y los nudillos, y unas botas grises muy oscuras casi negras.

Me tiró la ropa y salió de la tienda. Me vestí cuidando que nadie entrara y para sorpresa mía, me quedaba perfectamente bien. Todo era muy bonito.

―¡Peter!― lo llamé para que vea cómo me había quedado. Entró de inmediato y me miró de arriba abajo con una sonrisa de lado―. ¿Me queda tan mal?

―No, es que... no te ves para nada mal.

―¿Dices que me veo bien?― me reí.

―Uhu, sí... supongo― dijo rascándose la nuca―. Tengo algo que te gustará.

Sacó la última prenda que me daría de otro baúl. Era una capa azul marino de terciopelo como la de los chicos, como las de los demás, sólo que ésta no estaba sucia, ni rasgada, estaba en perfectas condiciones. Como si no la hubieran usado nunca.

―Oye, si seguirás mirando así la capa, como si fuera un diamante en bruto, te diré que el verdadero diamante en bruto aquí, soy yo― sonrió y lo miré.

―Eres muy modesto, Pan― le contesté sarcástica y me reí. Me coloqué la capa y miré a Pan, él que se dedicó a asentir y sonreír.

―Hay algo que completará el atuendo― me dijo sacando algo de una de las esquinas de la tienda. Era una espada con un buen filo, lustrada y con un mango de oro, con un pequeño círculo de oro en la punta del mango―. La necesitarás algún día.

Tomé la espada y la admiré tanto que ni siquiera noté que Peter se estaba yendo hacia afuera nuevamente. Debía agradecerle, era lo correcto luego de haber sido tan bueno conmigo.

Agarré su brazo y él me miró.

―Eh... gracias por todo― sonreí.

―No es nada, pensaré cómo podrás recompensarlo algún día. Porque los favores no son gratis, y menos de Peter Pan― y ahí estaba el Pan sarcástico y, de alguna manera, divertido que era siempre. Nos reímos y lo solté para que se fuera.

Salí de la tienda y todos, pero absolutamente todos, los niños me miraron. Los adolescentes también. Al menos 24 pares de ojos me miraban y susurraban cosas que no lograba entender. Sólo hice una pequeña sonrisa y me puse nerviosa por sus miradas.

―¿Por qué me ven así?― pregunté encongiendome los hombros.

―Es que... no te ves nada mal― respondió Félix sonriendo y todos los niños hicieron lo mismo. Volví a sentarme en el tronco mientras los niños volvían a bailar, hasta que Félix se sentó a mi lado―. Me da gusto el cambio, te veías horrenda con ese pijama sucio, pero ahora... te ves diferente. Me agrada que ya te hayas hecho de ésta familia.

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Mmm... *lado good de Peter ON*

Apesta a sentimientos :3

¿Qué less pareció el acto de gentileza de Peter?

~Delfi :)



𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑓𝑎𝑖𝑙𝑠 [𝑃𝑒𝑡𝑒𝑟 𝑃𝑎𝑛 𝑂𝑈𝐴𝑇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora