Prólogo:
"Nadie escoge su amor,
nadie el momento,
ni el sitio, ni la edad,
ni la persona..."
#1 en OUAT fanfic el 8/06/2019
#1 en Neverland el 27/06/2019
#1 en Robbie Kay el 26/08/2019
#2 en Peter Pan el 24/09...
Los gritos de Rose resonaron por todo el campamento, despertando a los niños perdidos y a Peter. Todos se estremecieron y asustaron por sus gritos ahogados, pero Rose no quería ésto. Sentía un gran y latiente dolor en su cabeza, que parecía como si una daga se estuviera clavando en ella y sus movimientos no eran controlados. Estaba destruyendo las ramas de la fogata de anoche con odio, con dolor; no lo soportaba.
Peter se levantó alarmado y salió afuera, contemplando aquella escena que no le gustó para nada: ella, destrozando todo lo que veía sin poder controlarse. Él se acercó a ella cuidadosamente, pues no quería recibir ningún golpe de parte de ella. Ya estaba bastante golpeado emocionalmente. Observo que los niños salían de sus tiendas impactados al ver la escena.
―¡Rose! ¡Rose! ―grita Peter haciendo que su voz se rompa ante el esfuerzo―. ¡Rose, ¿qué haces?!
Pero la chica no daba ninguna señal de haber escuchado a Peter, ella seguía con su destrucción del campamento. Él no sabía si debía dejarla descargarse o dejar que destruya el campamento. Optó por detenerla. Grave error...
La sostuvo de atrás haciendo que Rose gritara más y más, al punto de que su voz ya no saliera de su boca y que sintiera que su garganta estaba desgarrada. Rose empujó con fuerza hacia el suelo a Peter, con más fuerza de la que poseía antes. Éste cayó impresionado y adolorido por su caída, los niños no podían creer lo que pasaba.
Ella se volteó a donde Pan yacía en el suelo y estiró su mano hacia él, pero no para ayudarlo. Resulta que Rose había adquirido poderes, los cuales usó para elevar a Peter del suelo y comenzar a asfixiarlo en el aire, mientras todos permanecían con miradas horrorizadas al ver a ésa Rose tan... diferente y mala.
Félix corrió hacia ella para intentar detenerla, pero fue más rápida; con un ademán de sus manos lo detuvo sin que él avanzara más. Mientras Pan se estaba quedando sin aire.
―¡No lo hagas! ―grita Félix y Rose lo mira sin dejar la presión del cuello de Peter―. Rose... no lo hagas ―le pidió a la chica envuelta en furia.
Un dolor más profundo invadió su cerebro e hizo que cayera al suelo, retorciéndose del dolor; y Peter cayó en el suelo, intentando recuperar el aire que se la había quitado.
Lo que sea que Rose estaba haciendo, ella no podía controlarlo, no podía pararlo. Félix estaba algo... asustado, Peter apenas podía respirar y los niños estaban asustados, de Rose. Temían que pudiera hacerles algo.
[...]
―¿Estás bien, amigo? ―preguntó Peter sentándose al lado del rubio con capucha y su mirada perdida en la fogata. Lo que Rose había hecho esa tarde lo había traumado en alguna forma, Félix temía que le pasara algo, temía que se volviera como él.
―¿La verdad?... No ―dice negando con la cabeza. Luego bajó la cabeza, recordando algunas oscuras imágenes que lo atormentaban―. Tengo miedo, Peter. Miedo de que se vuelva la misma persona que era yo antes.
―No traigas tu pasado devuelta, Félix. Eso pasó hace años, no puede afectarte ahora ―dice Peter intentando que su mejor amigo no se deprimiera con su oscuro pasado, el cual nunca dejaba de atormentarlo.
―Hay más, Peter. Más cosas que tú no sabes, más secretos, más mentiras. Hay más de la historia que no te he dicho.
―Lo sé, Félix. Y cuando quieras desahogarte, puedes decirme. Sólo... no dejes que las cosas que te sucedieron hace años vuelvan, ¿si?
―No puedo prometerte nada, pero... tú debes prometer que no vas a dejar que Rose se convierta en lo que yo era, JAMÁS ―dice resaltando el "jamás" mientras sus ojos se hacen agua al recordar todos y cada uno de los detalles. Luego exige algo: ―Promételo.
―Lo prometo.
Todo se sumerge en un silencio profundo, no se escuchaba más que algunas voces de los niños. Rose estaba dormida, y los niños pensaban en qué le pasaba a la chica que creían conocer, ellos nunca habían visto algo tan espantoso de su parte. La amaban, y no querían que nada le pasara. Al igual que Félix, al igual que Peter; al igual que cada persona que conociera y quisiera a Rose.
Los pequeños segundos en silencio entre Peter y Félix parecieron ser siglos, cada uno reflexionaba sobre sus vidas y lo afectadas que estaban siendo por aquella chica de cabello marrón, reina de Nunca Jamás.
―Cuando escapé de mi casa fue porque estaba harto de mi vida ―contó Félix interrumpiendo los siglos de silencio―. Mi padre era un adicto de mierda que golpeaba a mi madre, y yo intentaba defenderla... Nunca terminaba bien, ¿sabes? Siempre era una nueva cicatriz por intentar ser un héroe para ella, pero sólo tenía 17. No vi otra forma de escaparme de mi vida más que metiéndome en el alcohol, en peleas y con las malditas drogas. No quería acabar como mi padre pero... ¿Qué podía hacer? Era un monstruo ―suspiró recordando las imágenes de aquellas noches tan insoportables. Luego continuó―. Cuando mi mamá murió, ya no vi ninguna razón por la cual seguir ahí con un hombre que no podía mantener su compostura por más de dos segundos, así que escapé. Escapé a aquellos bosques oscuros, los cuales me llevaron a Nunca Jamás. A mi hogar, mi verdadero hogar ―sonrió―. Y cuando pisé la isla, me sentí realmente... bien. Ya no sentí toda esa mierda que iba cargando. Ahora tenía una familia, un lugar... Un hogar.
Peter había escuchado con atención cada palabra que salió de los labios del rubio, cada recuerdo, cada sentimiento. Félix en serio estaba agradecido por tener una familia, por estar en su verdadero hogar.
―Eres un buen chico, Félix. Y no importa el pasado que tengas, todos tenemos uno, lo que importa es quién eres ahora. Eres un buen chico, eres familia para todos aquí ―dice Peter sinceramente.
Félix sonríe y dice:
―Lo sé. Gracias, Peter.
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Si bien lo recuerdo, en la temporada pasada jugué con la idea de un amor entre Félix y Rose, entonces MiliAmaA1D me dijo que no conocían su historia. Pues aquí les he dado eso, su pasado, doloroso y fuerte y su deseo porque Rose no caiga en ello.