Capítulo 17: "Débil"

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Mi cabeza golpeó el suelo y el dolor comenzó a esparcirse por cada región de ella. Adam me había empujado de la cama, y me causó gran dolor. Estaba horriblemente mareada.

―¡Rose! Lo lamento, perdóname ―me dice Adam agachándose a mi lado y ayudó a levantarme; me tambaleé un poco pero al fin acabé sentada en la cama sosteniendo mi cabeza con ambas manos, mientras Adam me miraba con ojos culpable―. ¿Te duele mucho? Lo lamento en serio.

―Está bien, Adam. No importa, te perdono. ¿Me dejas un rato sola, por favor?

―Sí, lo siento ―besó mi frente―. Llámame si necesitas algo. ―Y salió.

Suspiré cansada y me tiré en la cama.

Comencé a pensar lo que pasó anoche: cuando recogí mi ropa y espada y me marché del lado de Peter gritándole cosas como "¡Yo no soy de nadie, no puedes ordenarme!" o "¡Eres un idiota!"; y él sólo me respondía con unos "¡ERES MÍA!". Sí, esa era su excusa para todo últimamente. Yo era suya y debía hacer lo que él quisiera, pero no era así. Yo no le pertenezco a nadie.

Y odiaba sentir algo por él. Odiaba quererlo, odiaba que me importara.

Pero al menos me dejó ir, porque estoy segura de que esa noche pelearíamos hasta la muerte si yo no me hubiera ido. Él es testarudo y orgulloso, no niego no ser así, pero no tanto como él. Es exasperante y confuso a la vez.

Salí de la tienda una vez que recuperé el equilibrio y me encontré con todos los niños que comenzaban a despertar, algunos ya estaban correteando por ahí y otros se fregaban los ojos esperando despertar de su trance.

Los adolescentes se encontraban despiertos y animados. Peter no estaba entre ellos, ni con los niños. No estaba en el campamento: Típico.

Giré mi cabeza hacia la derecha para lograr ver a Pan aterrizar en el suelo lentamente, estaba hecho un desastre: con ojeras, se veía cansado y débil, además de pálido. Se notaba que no había dormido; y si lo hizo, durmió muy mal.

Todos lo miramos preocupados por su aspecto y él sólo bajó la cabeza, luego me miró a mí. No apartó su mirada de mí. Ni yo de él. Intentaba armar conclusiones sobre su estado, pero no soy buena para suponer.

Bajó la cabeza y se metió a su tienda, a la tienda que dejamos de compartir anoche. Félix se acercó corriendo a mí con sus ojos denotando preocupación.

―¿Viste su cara? ―me pregunta mientras sus ojos viajaban de la tienda de Peter hacia mis ojos. Parecían pelotas de ping pong.

―¿Qué diablos le pasó? ―pregunté.

―No sé, y no creo que quiera contarme luego de lo de ayer.

―No podemos dejarlo así, ¿acaso viste cómo está?

―Háblale tú entonces.

―No puedo. Tuvimos una muy fuerte discusión anoche, debe estar molesto.

―¿Y qué haremos ahora? ―me preguntó deteniendo los ojos en mí y mirándome fijamente.

―No lo sé. Está mal, Félix. ¿Y si enviamos a Henry a averigüar qué le sucede?

―Buena idea, ¿dónde está?

Buscamos a Henry por el campamento entero y lo encontramos junto con Liam y Josh charlando. Ni siquiera le dijimos algo, sólo lo agarramos de los brazos y lo arrastramos hasta la tienda de Félix. Lo sentamos en la cama y trabamos la puerta con el pequeño pestillo.

―¡Yo no hice nada! ―nos dijo levantando sus manos para demostrar inocencia.

―No es eso, tonto. Tenemos un trabajo para ti ―le dijo Félix cruzándose de brazos.

―Hablen ―dijo.

―Queremos que vayas a hablar con Peter y averigües qué diablos pasó con él, y por qué se ve tan mal ―expliqué.

―¿Y creen que me lo va a confiar a mí? Están locos ―dijo levantándose de la cama, Félix y yo volvimos a empujarlo a ella y nos posicionamos cerca de él para intimidarlo.

―Eres nuestra única esperanza, Henry. Si no lo haces, te mandaré a los calabozos tres noches ―amenazó Félix.

Henry tragó en seco haciendo que escucháramos el ruido de su saliva corriendo para su garganta. Félix y yo hicimos miradas cómplices y sonreímos maliciosamente.

―Lo haré.

𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑓𝑎𝑖𝑙𝑠 [𝑃𝑒𝑡𝑒𝑟 𝑃𝑎𝑛 𝑂𝑈𝐴𝑇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora