Capítulo 2: "Bienvenida a Nunca Jamás"

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Al día siguiente sentí un gran y odioso dolor en la espalda y cuello, parece que he dormido bastante mal. Sentí que estaba en una superficie algo... ¿arenosa? Al darme cuanta de ello, abrí mis ojos al instante pero se cerraron por el golpe de luz tan repentino. No los volví a abrir hasta que estuve segura de haberme acostumbrado a la luz.

Pero no me equivoqué con eso de arenosa, aunque no lo podía creer estaba en una playa. Las olas eran calmadas, marea baja. El color del agua era cristalino y levemente celeste, precioso en verdad. La arena no se encontraba ni fría ni caliente por los rayos del Sol, estaba templada. Y a unos metros de mí observé un bosque.

Me maravillaría más con el paisaje si supiera... ¿¡Cómo diablos he llegado aquí!? ¿Qué me pasó? Anoche estaba en mi cama y ahora estoy en una isla. Dios, puta madre. ¿Dónde estoy? ¿Habré estado sonámbula?

No, idiota, ¿cómo habrías salido de tu casa, caminar por toda la maldita ciudad, rentar un bote y llegar a una isla en el medio de la nada? Y ni siquiera hay islas cerca. ¡Piensa, Rose, piensa!

Ay... la voz de mi conciencia, siempre tan educada.

Me paré asustada y comencé a mirar hacia todos lados, tenía mi pijama blanco brillante de anoche y mis pies estaban descalzos.

―Diablos...― susurré y comencé a correr directo hacia el bosque, porque era claro que no podía quedarme en la isla ya que no podré irme por el agua. Corría con mucha velocidad, como si mi vida dependiera de eso. Y lo peor es que quizá sí. En éste momento me estaba armando miles de ideas en mi mente de cómo he llegado aquí. ¿En qué me habré metido?―. ¿¡Mamá, papá, Theo!?

Estaba tan desesperada que ni siquiera noté lo muy empinada que era la bajada y terminé cayendo. Caí desparramada en el suelo con mi cuerpo ardiendo ligeramente y una gota de sangre recorrió mi mejilla.

―¡Maldita sea!― grité enfadada.

Escuché una carcajada detrás mío y me incorporé de inmediato. ¿Qué diablos? ¿Hay alguien más en ésta isla? Quité algunas hojas de mi cabello y miré para donde supuse vino la carcajada, y no me equivoqué. El dueño de la carcajada era un chico, de unos 19 o 18 años, con una muy rara vestimenta en colores marrones y negros, con botas grises oscuras, de cabello marrón ni muy claro ni muy oscuro y con ojos verdes brillantes. Estaba apoyado en un árbol, de brazos cruzados y mirándome con una sonrisa algo arrogante.

―Menuda caída, chica― me dice cuando logré estar devuelta en el mundo.

―¿En dónde estoy?― pregunté ignorando su comentario.

―Ya deberías saberlo, chica. Pensé que eras un poco más lista― chica, ¿por qué me llamaba así? Está bien que no nos conozcamos pero no me gusta ese apodo y mucho menos de un extraño.

―Por algo te lo estoy preguntando... Y no me llames "chica", mi nombre es Rose― aclaré y él sonrió pero no se acercaba para nada a una sonrisa verdadera, sólo era más de sarcasmo. Odio a los chicos así―. ¿Quién eres?

―¡Oh! ¿Olvidé presentarme? Soy Peter, Peter Pan.

Estallé el una carcajada muy grande que pareció descolocar al chico que se hacía llamar "Peter Pan". Menudo idiota tengo en frente.

―Y yo soy Blanca Nieves...― le dije aún sin parar de reír.

Su mirada se volvió intensa y expresaba odio, creo que hasta se estaba apretando la mandíbula del odio que tenía. ¿Por qué se habría enfadado tanto?

En un movimiento que mi vista no pudo captar, él me tenía tomada del cuello contra el árbol y me dejaba sin el maldito aire. ¿Qué diablos la pasa? Si es verdad lo que me dijo, no se supone que Peter Pan asfixia a los niños que caen en Nunca Jamás... ¡Okay, Rose! Basta, él no es real, maldita sea.

Me dejaba sin aire.

―Mira Rose, te guste o no, yo soy Peter Pan y estás en Nunca Jamás. Y te aclaro que desde que pusiste un maldito pie en ésta isla, me perteneces. Eres mía, ¿entiendes? Yo soy el rey de la isla y me vas a obedecer si no quieres morir asfixiada, ¿comprendido?― asentí frenéticamente y me soltó, dejándome caer al piso mientras intentaba recuperar y tenía mis manos en mi cuello, suplicando que el aire llegara rápido―. Levántate.

Le obedecí y me paré rápidamente aún recuperando el aire quitado por el idiota que decía ser Peter Pan.

―Camina― me ordenó. Comenzamos a adentrarnos en el bosque más y más mientras iba con una espada pinchando mi espalda, proveniente de Peter Pan. Caminamos por unos cuántos minutos hasta que llegamos a un claro donde se encontraban varias tiendas de campaña y niños corriendo por todos lados, y algunos adolescentes encapuchados. Ésto se va poniendo cada vez más raro, Peter, la isla, los niños perdidos, es la maldita leyenda. Cuando llegamos todos los niños, incluso los adolescentes, se nos quedaron mirando. Y la razón que encontré para explicarlo fue el simple hecho de que soy un chica, claro, no había venido una chica aquí desde Wendy―. Okay, chicos... Ella es Rose. Dénle una bienvenida, pero... a mí manera― sonrió burlón y se fue al lado de un chico rubio, un adolescente encapuchado. Todas las capuchas eran negras.

Los niños se avalanzaron sobre mí y parece que la "bienvenida" de Peter es que te ataquen el primer día. Por suerte, logré recordar que en la leyenda decía que en Nunca Jamás si te imaginas algo, como algún objeto, aparecerá en tus manos. Así que imaginé una espada y comencé a combatir contra los niños.

Esquivaba estocadas que venían de cualquier lado, hasta que pude vencer a todos los niños.

―¿A caso conoces la leyenda, Rose?― preguntó Peter con los brazos cruzados mientras el rubio le susurra algo al oído.

―De memoria― respondí.

―Bien, entonces... Bienvenida a Nunca Jamás.


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Muy linda bienvenida a Nunca Jamás, Peter debe ser un asesino.

¿Qué les pareció?

~Delfi :)

𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑛𝑒𝑣𝑒𝑟 𝑓𝑎𝑖𝑙𝑠 [𝑃𝑒𝑡𝑒𝑟 𝑃𝑎𝑛 𝑂𝑈𝐴𝑇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora