Abrir los ojos

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—¿Te has despertado alguna mañana y mirado más allá de los que tus ojos alcanzan a ver a través de los edificios?

—No. ¿Por qué habría de hacerlo?

—Porque a veces las cosas más hermosas se ocultan entre cemento y fierros, pero sólo algunos somos capaces de verlos, porque sólo algunos tenemos los ojos abiertos.

—¿Me estás diciendo que debo abrir mis ojos?

—Te estoy diciendo que los abras, pero no los que tienes de adorno en tu cara, sino que los de tu alma y corazón.

—Eso ya lo he hecho y me he enamorado...

—Ahora haz lo mismo, pero mirando hacia afuera y desde tu ventana. ¿Logras ver algo más o tu mente sigue presa de lo que los otros te obligan a mirar? Libérate y mira más allá, libérate y date cuenta de lo que realmente tienes a tu alrededor, sólo así sabrás darle el valor que se merece a cada uno de ellos, cada uno de ellos a quienes no ves, porque estás enceguecido en que el Hombre debe reinar por sobre todo... pero ten cuidado, porque los que están allá afuera son más fuertes y poderosos que cualquiera de aquellos que están pasando por tu cabeza en este instante. Está en ti, en mí y en los demás ayudarlos, la naturaleza es de todos, pero ya comenzó con su venganza...

—¿A qué te refieres con venganza?

—Sólo basta con mirar un poco de noticias, nosotros la estamos destruyendo y ella se está defendiendo, tornados, volcanes, terremotos en lugares donde no deberían haber. Y esto es sólo el inicio.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque yo soy parte de ella.

El viento silbó cuando dejó su forma humana y pasó a través de la ventana, el chico se quedó mirándolo, pensativo y distante, con la mente perdida y la vista fija... y fue entonces que vio, vio lo que el viento le dijo, logró mirar más allá, pero aún era uno solo y con eso no bastaba, tenía que seguir las palabras del viento y encontrar más ayuda... Pero ¿dónde, cuándo, cómo? Tomó su chaqueta y salió y en el camino encontró a más gente... ¿Te unes o prefieres seguir mirando y destruyendo? 

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