Acurrucada, abrazada, estrechada...
Lamentando, suplicando, sollozando...
Abrumada y cansada... quizás todo eso la definía en ese momento, quizás nada de eso tenía relación con ella, quizás todo era un sueño, quizás era un sueño lo que deseaba que fuera su vida...
¿En qué momento todo había cambiado? Ella no lo sabía porque si lo supiera hubiera hecho algo por enmendarlo ¿verdad? Estaba segura que sí, pero no es así, porque a pesar de saber lo que pasó y de estar consciente de cuál fue su error, no le importó, no le interesó, siguió adelante y eso tuvo sus consecuencias... lamentables para ella, lamentables para él, lamentables para todos quienes la rodeaban en ese instante...
Fue un día viernes, al igual que todos los otros viernes, salió a celebrar con sus amigos, bailó, rió, jugó y bebió sin medirse, olvidando que el auto que los llevaría de vuelta era de ella, olvidando que la encargada de llevar a sus amigos de regreso sanos y salvos caía sobre sus hombros, olvidando pasar las llaves antes de subir al piloto...
Tarde se vino a dar cuenta, tarde se vino a arrepentir, porque ya no había vuelta atrás, fue irresponsable, fue una egoísta, fue alguien que sólo pensó en sí mismo y en pasarla bien... Cinco amigos salieron aquel viernes —contándola a ella—, sólo dos regresaron, uno de ellos partió al mes siguiente... Sólo una quedó de todos, sólo ella sobrevivió al accidente...
«¿Por qué» se preguntaba día tras día, quería olvidar todo, dejarlo atrás, y a pesar que muchas veces creía lograrlo, no era así, porque a cada paso que daba el peso de la muerte de sus amigos le caía encima. «¿Por qué no me fui yo» se preguntaba también, pero la respuesta la sabía muy bien, debía pagar por su error, debía pagar castigo por lo que hizo, debía seguir viviendo y sufriendo por ser una irresponsable que se convirtió en asesina...
Tuvo que aguantar los insultos de parte de los familiares de sus amigos, tuvo que aguantar las quejas de los demás que también eran amigos de los que se fueron, tuvo que aguantar hasta las lágrimas para poder salir adelante, pero aun así no era lo mismo, ella apagó cuatro sonrisas, cuatro sonrisas que debían seguir iluminando el camino de los demás, cuatro sonrisas que no debieron extinguirse nunca, cuatro sonrisas que muy bien pudieron decidir si subirse o no a un auto conducido por una persona que no se encontraba en todos sus sentidos, cuatro sonrisas que tuvieron tanta culpa como ella, cuatro sonrisas que en realidad son cinco, porque la de ella también se apagó y no volvió a aparecer nunca más en su vida...
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Recovecos
Short StoryCuando la mente decide formar parte de la vida de las personas, aparecen muchas historias que contar, y cada una de ellas es parte de un Universo mágico que hay más allá... Recovecos es la recopilación de varios relatos que nos enseña lo que pasa po...