Feliz día

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—¿Qué me darás hoy?

—¿Por qué habría de darte algo?

—Porque hoy cumplimos otro año desde que nos conocimos... —dijo con una enorme sonrisa y se le lanzó al cuello para abrazarlo.

—¿Otro año del pelotazo? —Ella asintió moviendo la cabeza frenéticamente—. ¿Y por qué habría de darte algo por eso?

—Por nada.

Contestó, lo soltó y le dio la espalda frunciendo su ceño. Él sonrió de medio lado, ya ni recordaba cuándo había sido el momento en que hacerla enojar se transformó en algo tan divertido. La abrazó por la espalda, ella no hizo el intento de zafarse.

—¿Y qué quieres? —susurró al oído.

—Nada, no quiero nada de nada —respondió como siempre, sin enojo ni nada, él alzó una ceja.

—¿De verdad?

—Muy verdad, y ahora me sueltas que tengo cosas que hacer.

—No quiero soltarte... —musitó y le besó el cuello.

—Mejor si quiero algo. —Una sonrisa de maldad que él no vio apareció en su rostro, detuvo lo que hacía.

—¿Qué cosa?

—Que me quites la ropa y hagamos cosas en la cama...

Él la volteó rápidamente y la besó, pero ella lo empujó un poco hacía atrás y lo miró a los ojos, él frunció el ceño frente a eso y abrió la boca para reclamar, pero ella fue más rápida y habló:

—Pero en la cama de tu hermano... —Lo miró pícaramente y él sonrió de medio lado.

—Trato hecho. —La agarró con fuerza y la alzó para llevársela.

—Pero espera... —dijo y se movió para soltarse—. Anda tú primero y te desvistes, yo me pondré linda.

—Así estás linda...

—Aún más...

—Está bien, está bien... —farfulló, la bajó y le dio un beso en la frente.

Luego salió con una sonrisa de medio lado imaginando lo que vendría y se dirigió hasta donde ella le había dicho. Aunque nunca imaginó que mientras se desvestía, el amor de su vida salía en puntillas y se perdía por la puerta en dirección desconocida, una vez que estuvo lo bastante lejos echó a reír a carcajadas, al fin y al cabo su cuñado estaba entrando la camioneta y en cualquier momento subiría... Frunció el ceño, la cara de ambos hubiera sido algo digno de recordar y de reír.

—Pero bueno, será para otra ocasión, ahora mejor un rico helado por otra travesura a favor mío y en contra de él.

Y dando saltitos se fue hasta el parque, pensando que la venganza siempre se disfruta más con un rico helado.

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