Todo por una amiga

8 2 0
                                    


La chica caminó con paso decidido hasta su objetivo, aún no sabía muy bien cómo era que se metió en ese problema. Apretó sus labios, respiró profundo y suspiró, todo por su amiga.

—¡Hola! —lo saludó efusivamente, como solía ser siempre ella, y lo besó en la mejilla.

—Hola, ¿dónde está la pequeña? —preguntó sin perder tiempo, volviendo su vista a la entrada del Instituto.

—¿No viene detrás de mí? —dijo haciéndose la desentendida y mirando a la puerta—. Pensé que me seguía, de seguro se distrajo con algo, ¿qué dices si vamos a dar una vuelta?

—¿Eh? —inquirió alzando una ceja y mirándola confundido por unos segundos, luego volvió a mirar la puerta.

Ella se mordió el labio y miró al suelo, debía hacer algo pero no sabía qué, quizás sólo le quedaba una opción...

—¿Viste lo que pasó en esa dirección? —continuó hablando y señaló con su mano—. Ayer hubo un incendio tremendo ¿lo viste?

—No, no supe nada —contestó sin darle importancia y sin dejar de mirar la puerta.

—Eh... tus músculos de los brazos están cada vez más grandes... —susurró mirando lo mencionado y esperando que su novio no llegara. Movió sus manos a todos lados, reflejando su nerviosismo.

—Ajá. —Fue lo único que dijo, conocía a la chica y no entendía qué quería con todo eso, quizás...

—Nunca me había fijado en los ojos tan lindos que tienes...

—¿Eh? ¿Qué te pasa? ¿Dónde está tu novio? ¿Qué te fumaste en el colegio? No me digas que por eso no sale la pequeña, ¡¿también se fumó lo mismo que tú?! —A pesar de alzar la voz, no dejó de mirar la puerta.

—No me fumé nada ni cosas parecidas —respondió con un suspiro cansado, todo sería más difícil de lo imaginado—. Es sólo que hace unos días que me estoy fijando más en ti... ¡Mira, es ella!

De un momento a otro lo tomó del brazo y lo obligó a mirar en dirección contraria, dándole la espalda a la puerta. El chico, confundido y algo extrañado, obedeció y comenzó a mirar atentamente, pero no veía lo que buscaba.

—¡Ah, no! Me equivoqué, la confundí con otra, lo siento —dijo sonriéndole, él la miró enojado.

—¿Qué se traen ustedes dos? No soy idiota, así que mejor habla si no quieres que la agarre contigo —amenazó mirándola fijo a los ojos, la chica sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—No... no es nada... de verdad... —aseguró temblorosa, pero eso no hizo más que delatarla.

—¿Dónde está? —preguntó apretando los puños e incorporándose, se encontraba apoyado en el capot de un auto.

—En el Instituto, no sé por qué no ha salido...

—Si no me dices lo que pasa ahora, te juro que no volverás a besar a tu novio. —Las palabras, junto con la mirada penetrante del chico, fueron tan intensas, que la chica tuvo miedo y se le aguaron los ojos, él continuó con la misma postura.

—Se arrancó de ti porque necesitaba ir a investigar unas cosas... Me dijo que te confesaría todo, pero que tenía que investigar... No le hagas nada a mi novio —sollozó y el chico sonrió satisfecho.

—Cómo podría hacerle algo a ti o a él, si estás loca si piensas que soy así —sonrió y ella suspiró aliviada—. Pero me iré porque tengo que arreglar cuentas con la pequeña, ella sí que no se salva.

—No le digas que te dije —suplicó tomándole el brazo. Él asintió y se subió al auto para marcharse.

La chica suspiró y se sentó en un asiento a esperar a su novio, él iba a recogerla siempre. No sabía que le diría aquel chico a su amiga, pero esperaba haberle dado el suficiente tiempo para arrancar, por lo menos él no sabía dónde buscarla. Sonrió por eso y luego se puso de pie al escuchar la bocina de su novio. «Hombres» se dijo «siempre ignorando los detalles más valiosos». Luego movió su mano efusivamente para que quien esperaba la viera.

RecovecosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora