Agazapado, aturdido, confundido y sin saber qué hacer se encontraba. Acurrucado en un rincón oscuro, se abrazaba las piernas y las rodillas contra el pecho... Su respiración agitada lograba que las piernas se movieran a su ritmo, escondió la cara entre sus manos y éstas las apoyó en las rodillas. Le picaron los ojos, pero no lloraría, no en ese momento, debía ser fuerte...
Apenas era un niño... uno engañado y convertido en eso... en eso tan asqueroso y de lo que había arrancado por tanto tiempo y que al final lo atrapó sin poder huir más, ya no le quedaba vuelta atrás, debía afrontar lo sucedido, ser fuerte y salir adelante, siempre adelante...
No es que tuviera muchas otras maneras de pensar, se intentó suicidar varias veces... pero no sabía cómo acabar con un ser como él. Intentó de las maneras «tradicionales», pero ninguna funcionó... Su estómago comenzó a rugir, apretó los puños y maldijo con todo lo que sabía, dio un grito que se perdió en la orilla del río en el que se encontraba y cayó de rodillas... Su cabeza hacia adelante y el cabello colgando tapó las lágrimas que escaparon de sus ojos, no podía más, deseaba darse por vencido... La risa burlesca de quienes lo habían convertido en eso apareció en su cabeza, aquello logró que se levantara decidido, viviría con un único fin: venganza.
Ni siquiera supo cómo, aunque sabía muy bien el porqué: hambre, simplemente hambre, eso lo había llevado a atacar a un hombre, uno que pasaba por un callejón, jugando con una navaja y con pinta de ser una mala persona. Se le lanzó encima y en cosa de segundos yacía sin vida, lo arrastró a la parte más oscura del callejón y succionó su sangre hasta no dejar la más mínima gota. Eso era ahora, un sucio y vil chupasangre, una asquerosa creatura que debía asesinar a otros para sobrevivir, un maldito ser de las Tinieblas.
Se limpió el rostro con el brazo y corrió, corrió sin mirar atrás, intentando dejar en el olvido lo que era, pero no pudo y terminó agazapado en una bodega, escondiéndose de sí mismo, llorando por su cruel destino, ya ni la venganza valía la pena si se había transformado en lo que tanto aborrecía, ya nada tenía sentido si ya no era humano... Continuó llorando sin parar, sólo era un niño que por azares del destino cayó en las redes de un demonio y un arcángel que estaban aburridos y deseaban jugar...
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Recovecos
Historia CortaCuando la mente decide formar parte de la vida de las personas, aparecen muchas historias que contar, y cada una de ellas es parte de un Universo mágico que hay más allá... Recovecos es la recopilación de varios relatos que nos enseña lo que pasa po...