Capitulo 1- Parte 3

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Abandoné la seguridad del autobús, arrestando mis pies por el suelo. Hoy estaba más perezosa de lo normal. Los viernes no eran un día agradable para mi. Solían elegir el sitio al que irían los miembros de la clase. Como una excursión, pero todos los fines de semana. Para fomentar el compañerismo decían, o para que no se percataran de que sus niños se unían contra mí. Aún así, yo a aquel desfile de gente desagradable, no iría ni aunque mi madre reviviera y me lo pidiera de rodillas. Fui una vez.. Hace dos años y prometí que jamás volvería a aquellas salidas.

Aún tenía recuerdos borrosos de aquel fin de semana en el cual fuimos a celebrar el comienzo de las clases.

Alcanzé la entrada del instituto, cuando el sonido del timbre invadió mi aislamiento musical. Quitándome los cascos observé la hora. Faltaban más de diez minutos para que entrásemos. El timbre sonó nuevamente, tras un comunicado del Director convocándonos a cada clase en su aula.

Aquello me extrañó, sin embargo obedecí en silencio. Arrastrando mis pies nuevamente al aula. En ella, aguardaba la tutora que sonreía de la forma más espeluznante posible.

Sospechaba que a la Sra. María no le caía bien porque me negaba a píntame y juntarme con el asqueroso grupo de la clase. Formado por Samantha y Alvaro, más sus séquitos.

María depósito un folleto en cada mesa mientras el resto de la clase invadía el aula. Agradecí no estar sola con ella.. Hasta que vi de reojo el papel que nos entregaba.

El título en si, era algo que me provocó náuseas. Y al ver un sello de dirección que ponía claramente: Asistencia obligatoria; sentí un mareo que contuve sentándome en mi lugar.

Lo abrí y leí entre el sonido de los latidos de mi corazón, que resonaban en mi cabeza. Nerviosismo, miedo..No lo supe identificar. Como el gemido de sorpresa al ver que no podíamos llevar ningún aparato electrónico, reproductores ni nada similar.

Acababan de sentenciarme a muerte. Y para concluir.. Emilio había dado su consentimiento. Su firma estaba allí.

-Como podréis ver en vuestras mesas. Esta mañana no habrá clases. Regresad a vuestras casas y tenerlo listo todo.

«.. Hoy a las nueve y media nos marchamos.»

Oí el grito de todos de emoción, que en algún momento durante mi crisis nerviosa, habian entrado. Mientras yo padecía en mi lugar. No quería ir, pero era obligatorio.

Sin duda, había días en los que era mejor quedarse en cama. En mi refugio se música y soledad.

Y entonces ocurrió algo impensable. Irreal.

-Eres Alexandra, ¿no?- oí decir a alguien antes de verlo ante mis ojos.

Miré a aquel chico estupefacta. Él sonreía, mientras yo notaba las miradas se todos clavadas en mi.

El chico era nuevo. El de la parada del autobús.

-Puedes irte con Samantha y Alvaro. Ellos te incluirán en su grupo.-Dije, tras lo cual me coloqué los cascos y salí de la clase.

Intencionalmente o no, aquel chico acababa de firmar sentencia de soledad o un duro ingreso en el grupo de clase, algo que pagaría en mis propias carnes.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora