-Pizza.
-Hamburguesa.
-¡Pizza!-alzé la voz, estirándole del brazo.- Me lo debes luego de..
-¿Salvarte de aquel tipo?- me interrumpió.- Me lo debes a tú a mi, por ser tu salvador.
-No te pedí ayuda.-Murmuré apartándome de él.
Aun no recordaba su nombre. Su madre se llamaba Elizabeth y su padre Cameron. Vivió en Londres hasta sus seis años y luego se mudó a la casa de al lado. Mamá solia decir que él me enseñaria inglés mejor que cualquier profesor. Aun recuerdo con cierto humor aquel primer "gudmorni" que me enseñó.
-Antes no eras tan arisca.- Comentó, acercándose a mi.- Tienes mucho que contarme. Sobretodo porque toleras que esas..
-Chicas.- Le interrumpí.
-Chicas. Pongan sus asquerosas manos en ti.- Concluyó, cogiéndome del brazo para arrastrarme a una tienda de comida china.- ¿Lo dejamos en empate?
-Nos pasaremos por una tienda de pizzas antes de ir a mi casa.
-Siempre tan mandona tú.
Entramos en la tienda semi vacía, y me mantuve en silencio mientras él pedia.
Simplemente no quería contarle todo lo que habia ocurrido en aquel campamento. A Samuel se lo conté un poco y bueno, resultó el mayor error que pude cometer. A fin de cuentas yo solo fuí la vecina indefensa.
Con la que compartiò un roce de labios.
Debería ir olvidando eso. Tampoco fué agradable. Es más fue de lo mas desagradable que pude haber experimentado. Casi tanto como su presencia. Odioso.. e increíblemente idiota. Además tenia novia.
-Alexandra.. Alexandra..- me llamó el chico.-¿Quieres algo?
Negué con la cabeza. No era de mi agrado que me pillaran desprevenida pensando en el guardabosques rarillo del nieto de mi vecina.
Aquel tipo. Ya habia desaparecido. Hace una semana que no veía su trasero por mi edificio. Tampoco era que hablars con Hana del tema.. Llevaba una semana sin hablar con ella.
Desde el pasado incidente del baño, me habia auto limpiado las heridas de las muñecas y poco a poco iban cicatrizando.
Me levanté la manga de la chaqueta y ví una diminuta línea roja oscura, cubrir mi muñeca; por lo ancho. Tenía esperanzas de que desapareciera del todo.
-¿Estás bien?- preguntó el chico, y asentí forzando una sonrisa.- ¿Me vas a contar como te hiciste eso de las muñecas? No creo que seas tan estúpida como para autolesionarte.
-No recuerdo tu nombre.- Murmuré, siguiéndole hasta abandonar la tienda.- ¿Estás seguro de que me conoces?
-Antes del campamento lo recordabas. ¿Recuerdas que hablamos.. y me llamaste.. Dereck?
Me quedé mirándolo fijamente. Era cierto. Nos habíamos visto antes.. pero entre mi enfermedad, convalecencia y su rasgos tan comunes.. No lo recordaba bien.
-Tu memoria siempre ha sido así. Olvidas muchas cosas.
-Menos lo que pasó hace dos años.
-Y deberías contarmelo.- Añadió, pasándose la mano por el pelo.- Sabes que puedes confiar en mi.
-Yo.. Lo siento. He pasado por varias cosas desde que mi madre murió. Y siento que no puedo.. confiar en nadie.
Abandoné a Dereck allí. Y regresé a paso apresurado a mi casa. Subí las escaleras de dos en dos y entré, tras varios intentos fallidos de introducir la llave. Estaba temblando, cuya causa desconocia.
Tropecé con las bolsas de la compra que había dejado en la entrada para salir con Dereck a por la cena, y corrí hacia la cama. Necesitaba dormir. Descansar.
Olvidar aquella voz que llevaba haciendo eco en mi mente desde que Dereck insistió en que le contara lo que pasó. Porqué.. no confio en nadie.
Debería.. Pasar de él. Convertirlo en otro individuo molesto que respira mi aire. No necesito gente a mi lado. A él le basta con lo suyo.
Y entre el frío de mis sábanas, las cuales entre temblores bailaban sobre mi.. Concilié el sueño. Encontrandome con mis pesadillas nuevamente.
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Quiero un beso bajo la lluvia
CasualeQuiero un beso bajo la lluvia es la vida de Alexandra Grahams, una chica de pelo rubio ondulado, a la cual rodea un aura de soledad. Su apellido le ha ocasionado un cierto numero de motes hirientes a los que ella ha respondido con la indiferencia, d...