Capitulo 55

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-Tienes de postre un helado en la nevera.- Comentó Dereck rompiendo el silencio.- Me acuerdo que tu preferido es el de dulce de leche.

Seguí removiendo la comida en mi plato, apenas habia comido porque carecia de apetito. Solo necesitaba esconderme bajo las sabanas, taparme las orejas con unos cascos, cerrar los ojos y dormir. Tal vez.. tuviera suerte y ya no tendria que despertar.

-¿No vas a comer más?

Negué con la cabeza haciendo a un lado el plato e hice amago de levantarme pero Dereck me lo impidió poniendome una mano en el hombro.

-Tienes que tomarte la medicina.

Asentí. Dereck me tendió una pastilla blanca y un vaso de agua que ingerí casi de inmediato. Tras lo cual me dejó levantarme de la silla.

Una vez analizado el hecho de que me acababa de tomar una pastilla, recordé lo sucedido durante el entierro de mi madre y miré a Dereck que llevaba la misma sonrisa idiota de siempre.

-¿Que era lo que me has dado?- pregunté tensando la mandíbula.

La situación hizo que se me erizase el vello de la nuca.

-Un tranquilizante.-Respondió mientras comenzaba a recoger la mesa.

Me ha dado la pastilla sola.

-Dime la verdad.

Dereck era amigo de Hucha-Collins y su séquito. No en vano fue la café con Álvaro.

-Un tranquilizante.- Repitió dandome la espalda para comenzar a lavar los platos.

Una vez en pie, fui hasta él y le cogí por el cuello de la camisa, empotrándolo contra la nevera.

-¿Que cojones me has dado?-repetí, alzandolo un poco más.

-Tu padre me dijo que lo hiciera...

Emilio. Como no... Ya estaba tardando.

-¡Dímelo!-grité sacudiéndole.

Noté como mi fuerza disminuia pero Dereck tambien lo notó y se liberó suavemente de mi agarre, sujetandome por la cintura para que no me cayera el suelo.

-Un somnífero- murmuré antes de quedar completamente dormida.

Desperté en mi cama algo mareada. Pero queria salir de alli. Caminé a gatas hacia el baño, para minimizar cualquier caída y con ayuda del sanitario me puse en pie. Observé mi reflejo en busca de algun indicio de golpes o algo similar... no me extrañaria viniendo de un ex-compañero de clase.

Nada. Estaba intacta. Bueno, casi. El moratón de la barriga que me habia hecho mi progenitor era casi imperceptible pero seguia ahí.

Me mojé la cara deseando que me despejase lo suficiente y fui a ponerme encima las primeras prendas que se cruzaran en mi camino.

Nunca debí volver a este lugar.

Una vez vestida con curioso criterio, abrí la puerta de mi habitación despacio y anduve hacia la puerta sigilosamente. Ya cuando giré el pomo y vislumbré el rellano me di cuenta de algo realmente vital.

La cadena de seguridad estaba puesta.

-Alexandra, ¿que haces fuera de la cama?

Dereck estaba detrás mio con una sonrisa que me heló la sangre. Era peor que Hucha-Collins en su mejor momento. Dereck... tenía el apoyo de Emilio.

En un intento desesperado cerré la puerta quité la cadena e intenté abrirla de nuevo pero él me lo impidió.

-Disfrutas con esto, ¿verdad?-susurré buscando con la mirada algo que me sirviera de defensa.- Por eso no cerraste la puerta con llave.

-Yo solo intento protegerte no encerrarte.

Me daba asco. Muchisimo asco este chico. Era como si..

Esbocé una sonrisa al recodar aquel abrazo a Samuel en el cafe.

Intentó acercarse para apartarme de la puerta y le dí una patada en sus partes haciendo que cayese cual.imitación de Samuel.

Abrí la puerta  y salí corriendo escaleras abajo. Casi tropiezo pero me recuperé inmediatamente. Solo quedaba el portal y se acabaria esta locura. 

Abrí a la puerta y en la calle habia gente. Mucha gente celebrando.

Ya era año nuevo.

-Feliz año nuevo, Alexandra.- Dijo Dereck mirandome desde el portal.-  Vuelve a casa, no tienes donde ir. Samuel te ha abandonado.

Tenia razón.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora