Capítulo 104

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-Pensaba que eso de que las rubias sois tontas era un mito...- escupe el hombre.

No soy capaz de levantarme porque me tiemblan las piernas. Me muerdo el labio inferior con tanta fuerza que sangra. La respiración del hombre me taladra en el oído como una alarma de que huya.

¿Desde cuándo el miedo me paraliza tanto?

-¿Eres sorda, o qué te pasa?- grita estirando de mi muñeca.

Me hace daño y inspiro para calmarme pero solo consigo introducir el asqueroso olor a vino en mis pulmones de nuevo. Quiero dejar de respirar. Pruebo suerte a soltarme  pero tan solo logro que me sujete la otra muñeca.

Sus ojos de clavan en los míos y por fin veo su rostro. Por un segundo creo ver reflejada una cara similar a la del tipo en el campo de cereales. El miedo me paraliza aún mas, si es posible, al recordar aquel momento. Quiero encogerme en un ovillo y esperar a que pase todo o... que alguien venga a por mí.

No habrá salvador.

Intento gritar pero solo sale un gemido propio de las primeras noches de pesadillas mudas. El aire que exhala se mezcla con el que inspiro dándone arcadas.

-Descubramos que tal besa la princesita...

Su cabeza se acerca y lo único que puedo pensar es en huir... no necesito zafarme para lo que tengo en mente. Le propino un cabezazo notando como el dolor se extiende por mi frente. Oigo su grito de dolor e inmediatamente se lleva las manos a la zona de impacto.

Aprovecho la distracción y salgo corriendo. Sé perfectamente que no me sigue, e incluso que ya estoy lejos de él pero no detengo mi paso. Si paro y me siento podría volver a pasarme lo mismo... y no quiero.

Ya no más, por favor.

-¿Asi que un amigo, eh?- pregunta alguien, poniendo la mano en mi hombro.

Doy media vuelta y soy capaz de verlo entre la penumbra creada por las farolas y la oscura noche de la ciudad. Es Unai. Ha venido...

-¿Qué quieres?- pregunto con tono molesto.

Otra vez ocultando el miedo tras esa faceta mía de todoelmundoesunincordioyunapiedraenmizapato. Pero continúo temblando como una hoja en un árbol durante el otoño.

-Lo he visto todo.

-¿Quieres un premio?

Intento recomponerme. Necesito desesperadamente tranquilizarme para poder hablar normal. Tengo que eliminar de mi mente el recuerdo del campo de cereales, es indispensable. Si soy vulnerable no sirvo para vivir sola, y ahora eso es lo tengo.

-¿No tienes dónde dormir?

No respondo si no que continúo respirando profundamente.

-Álex, si hacemos esto tienes que confiar en mí.

¿Por qué lo hace sonar como algo más personal de lo que es? Me estoy vendiendo, ni siquiera debería ser amable conmigo. Soy una horrible persona... ¿cómo he acabado así, Luca?

-No.

Un monosílabo y ya está todo dicho. Vagabunda queda remarcado en mi mente como nueva definición de mí.

-Te pagaré por adelantado y así podrás...-se introduce la mano en el bolsill de la chaqueta pero le detengo.

-Quiero detener esto.-Anuncio con la mano temblorosa.- No puedo... hacerlo.

Sólo es fingir que salgo con él, ¡por Dios! Pero... no quiero convertirme en Hucha-Collins. Yo... no puedo.

-No soy gay.

-¿Qué?

-Que no soy gay.- Repite poniendo una mano sobre la mía.- Soy hetero, ¿vale? Te he mentido. Pero no sé... te ví por la calle y sentí que debía hacerlo... A ver, no sé explicarme. No me mires así.

No puedo evitar dar un paso atrás para romper el contacto. No debo fiarme de los desconocidos.

-¿Qué quieres de mí?- pregunto intentando parecer natural pero suena demasiado agudo.

Oigo los latidos de mi corazón como si fuesen se otra persona. En algún momento dejé de respirar pero no lo necesito ya que el miedo no deja que realize nada en ese instante.

-Lo de finjir que eres mi novia era verdad- continúa- pero sabía que si te decía eso no me harías caso.

-¡Estás enfermo!- grito.

Necesito gritar, liberar tensión. Pero hacerlo en ese momento fué... demasiado. Las lágrimas vuelven a caer tímidamente por mis mejillas. Soy incapaz de detener el temblor de mis piernas y acabo de rodillas en el suelo respirando agitadamente.

Todo comienza a dar vueltas, ¿o acaso soy yo?

De todos modos... se detiene. Pero para entonces ya está todo oscuro.

Quiero un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora