Habrá un epílogo, lo mas probable. Jajajaja.
Y es cuando todas las piezas de mi cerebro deciden funcionar, cuando mas perdida me encuentro. Porque mientras mas lo piense y mas crea que esa es la única opción mas daño me haré a mi misma. Es absurdo que lo niegue, me sudan las manos, estoy nerviosa. Incluso me tiemblan las piernas. Tal vez no le mire a los ojos cuando lo haga, sin duda será lo mejor. No sería capaz de hablar con sus ojos azules fijos en los míos. Y la lluvia no ayuda a aclarar mis pensamientos.
-¿Falta mucho?- me pregunta Alia.
Me encojo de hombros, no puedo responderle con el nudo que siento en la garganta. Respiro profundamente. Espero que de mayor sea como mi madre y una vez más, cierro el puño clavando las uñas en la palma para reprimir ese pensamiento.
Tras respirar profundamente de nuevo, me deshago del nudo pero solo consigo secar mi garganta hasta tal punto que dudo poder hablar correctamente. Mi corazón amenaza con salirseme del pecho.
-Samuel, para el coche.
Creo que no me ha oído, pero gira la cabeza y me observa extrañado. Siendo un poco egoísta me permito grabar el color de esos ojos en mi memoria, protegiendolo de cualquier olvido. Nada será capaz de arrancarme ese recuerdo. Estoy completamente segura.
-Para el coche- repito, disimulando mi incomodidad.- Por favor.
Finalmente nos detenemos. Necesito respirar, pero.. ¿para qué? No es que tenga un guión de lo que diré. Nunca sé a que atenerme respecto a Samuel. Tan sólo... debo desaparecer.
Abro la puerta del copiloto y salgo del coche antes de recolocarme la mochila. Alia dice algo pero no llego a entenderla. Sin mirar atrás, sin hacer caso a una voz grave que me llama, sin permitirme recordar que la última vez que anduve por esa carretera fue para huir de Samuel, sin que la lluvia me moleste; sigo andando.
-¡Álex! ¿Dónde vas?
Porque el ciclo tiene que romperse. Y si no soy yo, él no tendrá valor. Porque merece una buena vida con Alia, algo en lo cual yo no puedo ayudar y en lo que seguro entorpeceré puesto que no soy constante. Cambio facilmente de opinión...
No sé si me arrepentiré...
-Lejos. Muy lejos. Donde sea.- Dudo que me oiga, pero al notar su mano tirando de la mia para acercarme, sé que lo ha hecho.
-Si te vas no volveré a buscarte.
Miente. Volverá. Le conozco.
-Ya no mas despedidas... no mas lágrimas, no mas cambios de elección. Se acabó, Álex, ¿me entiendes? Si te vas, no hay vuelta atrás, no estaré esperándote.
Me giro y le beso. Tal vez sea uno de esos besos de despedida o ese sabor se lo de la lluvia que se cuela entre nuestros labios, nunca lo sabré; algo de lo que sí estoy segura es, que esta persona es increíble.
-Sé muy bien lo que me pierdo- susurro contra sus labios.- Pero ahora vas a ser el papi protector mientras yo seguiré siendo la misma- suelto su mano y doy un paso atrás- una persona indecisa que no piensa en los demás.- Sonrío al darme cuenta que la lluvia camufla mis lágrimas.- No sabes cuanto bien me has hecho. Adiós.
Prosigo andando y cuando ya estoy lo suficientemente lejos, cuando estoy segura de que no me oirá por la confusión e ira de su mente, me permito decirlo. Solo una vez antes de perderme en mi dolor.
-Te quiero, Samuel..
No sé a donde voy, pero tengo tiempo para pensarlo. He de volver caminando, sola y bajo la lluvia. Todo comenzó bajo esta misma lluvia, una capaz de nublar mi juicio. Recky me habló de los besos bajo la lluvia, nunca pensé que serían así... tan... dolorosos.
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Quiero un beso bajo la lluvia
LosoweQuiero un beso bajo la lluvia es la vida de Alexandra Grahams, una chica de pelo rubio ondulado, a la cual rodea un aura de soledad. Su apellido le ha ocasionado un cierto numero de motes hirientes a los que ella ha respondido con la indiferencia, d...